Leopoldo Fergusson y Juan Fernando Vargas recibieron el premio Juan Luis Londoño

Este reconocimiento se otorga cada dos años a un economista de menos de 40 años que haya hecho investigaciones notables que puedan apoyar el desarrollo de políticas públicas que mejoren la vida de los colombianos. Aquí el discurso de la presidenta del jurado, Adriana Camacho.

Adriana Camacho
16 de marzo de 2019 - 05:42 p. m.
Adriana Camacho presenta el Premio Juan Luis Londoño a Juan Fernando Vargas y Leopoldo Fergusson. / Cortesía de Fedesarrollo
Adriana Camacho presenta el Premio Juan Luis Londoño a Juan Fernando Vargas y Leopoldo Fergusson. / Cortesía de Fedesarrollo

Esta noche nos reunimos, como cada dos años lo hacemos, para reconocer y celebrar el trabajo de investigadores rigurosos, entusiastas, dedicados y que mediante su investigación hayan impactado positivamente la política pública y el bienestar de los colombianos en general.  Honrando así, la memoria y legado de un gran economista colombiano: Juan Luis Londoño de la Cuesta.

Es un gusto, en nombre del comité de selección, conformado por Soraya Montoya, Ana María Ibáñez, Guillermo Perry, Mauricio Cárdenas y yo, otorgar el día de hoy el premio Juan Luis Londoño a los profesores Juan Fernando Vargas y Leopoldo Fergusson. Fue una decisión difícil, pues se contaba con un excelente grupo de 12 candidatos nominados para este año, donde  Juan Fernando y Leopoldo se destacaron por su trayectoria y por unos logros académicos absolutamente sobresalientes; por contar con varios proyectos de impacto y relevancia dentro de la política pública; por un amplio récord de publicaciones en revistas indexadas, algunas de ellas dentro de las revistas de más alta calidad internacional; por una trayectoria de investigación consolidada que ha formado nuevos economistas con intereses dentro del área de la economía política, algunos de ellos ahora emprenden carreras académicas con el sello de excelencia que imprimieron sus mentores;  y por último, aunque no menos importante, por la amplia divulgación de sus trabajos e ideas de manera accesible para un publico general, con el objetivo de enriquecer el debate público, de convencer y ser convencidos, y en general, de estimular una discusión intelectual empática, seria y rigurosa.

Hoy, Juan Fernando y Leopoldo reciben un premio que los destaca por lograr una exitosa trayectoria personal y profesional que, junto a los siete ganadores anteriores, los visibiliza como un ejemplo y referente a seguir para otros investigadores en temas de impacto social y político del país. ¡Esta es una gran responsabilidad adquirida!  En esta ocasión, y de manera muy especial, se hace entrega a un premio conjunto para resaltar el valor y fruto del trabajo colaborativo dentro de la investigación.

Ahora, les contaré un poco sobre el curriculo de cada uno de ellos.

Leopoldo recibió su grado como economista de la Universidad de los Andes con la distinción Magna Cum Laude en el año 2002. Luego se graduó de la maestría en Economía, de la misma institución en el año 2003. Dentro de su hoja de vida, aparece que Leopoldo ya había sido ganador del premio Juan Luis Londoño en el año 2003… sí, el premio a la mejor tesis de maestría que otorga la Facultad de Economía de la Universidad y que lleva este nombre en honor a Juan Luis. Luego, obtuvo su doctorado en Economía del MIT en el año 2011, momento desde el cual se vinculó a la Facultad de Economía de la Universidad de los Andes, donde actualmente está vinculado como Profesor Asociado. Durante su trayectoria académica ha sido: Investigador Invitado del David Rockefeller Center for Latin American Studies (DRCLAS), de la Universidad de Harvard (2015); Investigador Invitado del Pearson Institute for the Study and Resolution of Global Conflicts, de la Universidad de Chicago (2017); y profesor visitante en el Departamento de Economía del MIT (2018). Resulta importante destacar que Leopoldo ha escrito dos libros de texto ampliamente utilizados en cursos de economía y con un impacto no solo sobre estudiantes, sino sobre el diseño de políticas del país: el primero, Política Fiscal: Un Enfoque de Tributación Optima, con Gustavo Suárez; y el segundo, Economía Política de la Política Económica, con Pablo Querubín.

(Aquí puede leer el discurso de Leopoldo Fergusson: "Los privilegiados a veces somos ciegos frente a nuestros privilegios": Leopoldo Fergusson)

Juan Fernando recibió su grado como economista de la Universidad de los Andes en el año 2002 y su maestría de la misma institución en el año 2003. Recibió su título de doctorado de Royal Holloway, de la Universidad de Londres en el año 2007, y durante su dos últimos años de estudios de doctorado fue Investigador Visitante en el Institute for Quantitative Social Science, de la Universidad de Harvard (2005-2007).  Actualmente es profesor titular de la Universidad del Rosario en donde recibió el reconocimiento como profesor Distinguido en 2014. Juan Fernando se encuentra vinculado a la Universidad del Rosario desde el 2008. Fue Economista Principal de la CAF entre los años 2015 y 2018 y lideró el Reporte de Economía y Desarrollo sobre “Crecimiento Urbano y Acceso a Oportunidades”.  Durante su trayectoria académica ha sido: Profesor Visitante de la Universidad de California en Los Ángeles (2007-2008); Investigador Visitante del  Institute of Development Studies, de la Universidad de Sussex (2010); Investigador Visitante del Departamento de Investigaciones y del Programa de Seguridad  Ciudadana, del BID (2013); y Profesor Visitante del  Departamento de Negocios, Economía y Métodos Cuantitativos de la Universidad de Bergamo (2015), en Italia. Dentro de su producción académica quiero destacar su artículo donde estudia los choques en precio de petróleo y café sobre el conflicto armado en Colombia. Este fue publicado en el Review of Economic Studies, una de las revistas más prestigiosas en economía, y este artículo cuenta hoy en día con más de 800 citaciones. Esto muestra el gran impacto que ha tenido este trabajo dentro de la producción científica tanto a nivel nacional como internacional. En breve, este estudio muestra evidencia según la cual los choques positivos de precios en sectores intensivos en mano de obra, como el café, logran atraer más empleo y reducir la violencia (lo que llamamos el efecto costo de oportunidad); por el contrario, sectores como el del petróleo donde se requiere menos mano de obra, incrementa la violencia debido a un efecto de rapacidad o ingreso.

(Aquí puede leer el discurso de Juan Fernando Vargas: "La apertura democrática no funciona sino con protección de las nuevas fuerzas políticas")

Leopoldo y Juan Fernando cuentan con agendas de investigación muy amplias. Resumir su producción intelectual en pocos minutos es una tarea imposible, pues tienen más de 30 trabajos publicados en revistas indexadas, 4 libros, varios capítulos de libros y documentos de trabajo. Dentro de sus trabajos comparten 7 estudios que han escrito conjuntamente, algunos de ellos con coautores como: Daron Acemoglu, James Robinson, Pablo Querubín y varios de sus asistentes de investigación que por su brillante trabajo y contribución hacen parte de esta producción académica.

Gran parte del trabajo de Leopoldo y Juan Fernando se puede sintetizar como el estudio, desde la perspectiva de economía política, de las causas y consecuencias del conflicto armado en Colombia, y en ocasiones con una óptica también desde la historia económica.

Dentro de sus trabajos conjuntos quisiera destacar cuatro de ellos, donde se encuentra siempre temas comunes dentro de un estudio riguroso de Economía Política, con cierta hipótesis y canales que se desarrollan mediante un modelo teórico, y que luego son evaluados empíricamente para el caso colombiano.

El primero de ellos, titulado La necesidad del enemigo (“The need for enemies”) fue publicado en una de las revistas más prestigiosas de economía, The Economic Journal. En este trabajo, los autores encuentran evidencia de que gobernantes con una ventaja comparativa o fortalezas en la lucha contra grupos armados, tienen incentivos perversos para perpetuar la guerra, en especial, en lugares donde pueden obtener una mayor ganancia electoral, y así, mantener el control del poder político.

El segundo trabajo que quiero destacar se titula Los peligros de los incentivos poderosos (“The perils of high power incentives”), en este estudio los autores encuentran cómo algunos incentivos, bien intencionados inicialmente, para fortalecer a las Fuerzas Armadas en la lucha contra las guerrillas, generan efectos perversos y no esperados como son los asesinatos dentro de la población civil que se hacían pasar por decesos de guerrilleros, los llamados-falsos positivos en Colombia, lo que además de constituirse en un delito muy grave, debilitó la legitimidad de las fuerzas armadas y de las instituciones judiciales, e incrementó el conflicto armado en las zonas donde se dieron estos eventos.

En el tercer trabajo conjunto entre Leopoldo y Juan Fernando, titulado La verdadera maldición del ganador (“The real winner´s curse”), evidencia que la llegada de alcaldes de izquierda a los municipios de Colombia generó más violencia paramilitar en momentos justo después de la elección de estos alcaldes y antes de la siguiente contienda electoral. Los autores concluyen que esto ocurre con el fin de evitar que esta tendencia ideológica se perpetúe en el poder.

Finalmente, en el cuarto trabajo, titulado ¿La luz del sol desinfecta? “Sunlight disinfects”, encuentran que la exposición de escándalos de parapolítica en los medios de comunicación, en vez de ayudar a la ciudadanía a tomar mejores decisiones en su participación electoral, genera un espacio para aumentar la coerción y la violencia, que ayuda a estos políticos a perpetuarse en el poder.

Como es claro de la descripción de sus trabajos, en ellos se encuentra una temática común y un esfuerzo por identificar y probar la existencia de un círculo vicioso entre:  el conflicto armado, la debilidad del estado, y las rentas políticas. Por tanto, una conclusión general de los estudios es que la imposibilidad de salir de este círculo vicioso, en diversos escenarios del contexto colombiano, ha llevado a perpetuar y exacerbar estos tres males.

Un estado débil es aquel que no logra entregar los servicios públicos (educación, salud, seguridad y justicia, entre otros) que requiere la población. Esto genera, a su vez, mayor inequidad de oportunidades, al tener dentro de una sociedad ciertos grupos que pueden acceder a ella de manera privada y otros que simplemente sólo podrían obtenerlos de parte del gobierno. Un estado débil, debido a un poder político cooptado, también lleva a un equilibrio sub-optimo con baja credibilidad de las instituciones, y  perpetua un liderazgo de poder que no viene del fruto de los buenos resultados en términos de política pública y mejoras en el bienestar de la población, sino que, por el contrario, viene del uso de la violencia como amenaza hacia la población civil para permanecer en el poder.

Este debate de la economía política que dan Juan Fernando y Leoploldo en sus trabajos resulta crucial en un momento donde el tema de mayor relevancia para el país es la construcción de una paz estable y duradera.  Incorporar las lecciones de estos estudios nos enseñan a pensar de manera cautelosa sobre el rol y el poder que ejercen los diferentes actores, entre ellos, el Estado, la ciudadanía, las Fuerzas Armadas, los grupos de excombatientes y las disidencias. 

Uno de los grandes retos del postconflicto es el diseño, la definición, y la implementación de una política pública que sea acorde y que tenga en cuenta los equilibrios de poder de estos actores, para transformar así a Colombia en un país con las capacidades de un estado que logre garantizar la llegada a todo el territorio,  en especial a las zonas que han sufrido en mayor medida del conflicto,  con una apropiada provisión de servicios del estado, y con una participación ciudadana más activa que se transforme en una participación política transparente.  Convirtiendo así, el circulo vicioso en un circulo virtuoso, que se retroalimenta y genera desarrollo económico.

No quiero cerrar sin dejar de mencionar algunos temas de las carreras de Juan Fernando y Leopoldo que han tenido impactos o que son de importancia para la política pública:

  • Juan Fernando ha llevado a cabo dos evaluaciones experimentales que han impactado directamente la implementación de políticas públicas y a la población beneficiaria de las mismas. La primera, relacionada con el rediseño de las Unidades Móviles para la Atención de Victimas y la segunda, relacionada con mejoras en las comunicaciones entre el Gobierno y la población desplazada para aumentar el goce efectivo de sus derechos.
  • Un reciente trabajo de Juan Fernando, encuentra que el asesinato de líderes sociales ha ocurrido en lugares donde existía el control territorial por parte de las Farc, previo a la negociación del proceso de paz. Nuevamente, esto evidencia cómo grupos armados ilegales (disidencias) pueden usar la violencia para ganar control sobre ciertas zonas. En este caso, su estudio ha dado a la Fiscalía herramientas para sus investigaciones.
  • Por su parte, Leopoldo ha sido miembro del comité de la encuesta Longitudinal ELCA, de la Universidad de los Andes, para su segunda y tercera ronda, donde lideró el diseño y la construcción del módulo de política. Esto ha contribuido para que estudiantes y otros investigadores puedan utilizar datos para responder preguntas dentro de la Economía política del país. A su vez, él ha desarrollado dos estudios evaluando el comportamiento de ciudadanos asociado a conductas “reprochables” como son: la venta de votos y la evasión de impuestos. El diseño de experimentos de lista en la ELCA ha permitido encontrar que no existe sesgo de deseabilidad social, es decir, que estos dos comportamientos no generan un estigma dentro de nuestra sociedad. En su estudio sobre compra de votos encuentran que un 38% de los colombianos estarían dispuestos a vender su voto si le ofrecieran 10.000 pesos, y un 52% de ellos estarían dispuestos a vender su voto si le ofrecieran 50.000 pesos encuentra que 1 de cada 5 colombianos reporta que evade el Impuesto de Valor Agregado (IVA). Entre otros estudios que Leopoldo ha desarrollado con esta misma encuesta, discute temas de gran relevancia para el debate público, entre ellas, las actitudes de la población hacia la construcción de la paz y la reconciliación.
  • Leopoldo se ha destacado por contribuir de manera importante al debate público a lo largo de su carrera, recientemente lo ha hecho en temas del proceso de paz, el estatuto tributario colombiano, y la Ley de financiamiento.
Permítanme cerrar, volviendo a la idea de que este premio es especial por otorgárselo de manera conjunta a Juan Fernando y Leopoldo, pues resalta el valor y fruto del trabajo colaborativo dentro de la investigación. Les cuento una historia de vida…  Leopoldo y Juan Fernando entraron juntos en 1997 a estudiar el pregrado en Economía en la Universidad de los Andes, iban frecuentemente a estudiar a la casa de la mamá de JF, en las torres de Fenicia, muy cerca de la Universidad. Luego fueron asistentes de investigación, en el Banco de la República, y sus oficinas quedaban juntas. Se graduaron en los mismos años del pregrado y de la maestría. Se reencontraron en Boston, cuando Leopoldo iniciaba su doctorado en MIT y JF estudiaba sus dos últimos años del doctorado como estudiante visitante en Harvard. Durante este tiempo vivieron juntos con Pablo Querubín, tres amigos y colegas que muchos reconocemos como inseparables. En fin, el destino siempre ha querido unir a dos excelentes economistas que, creo no equivocarme si decimos que más allá de ser amigos, son como hermanos. Hoy celebramos por un motivo que los debe llenar de honor a ellos y a sus familias: haber sido escogidos como los economistas que en su versión 2019, reciben el premio Juan Luis Londoño. Este año el premio hace honor nuevamente a esas coincidencias de la vida que han dado tantos frutos personales y profesionales.

¡Felicitaciones Juan Fernando y Leopoldo!

Por Adriana Camacho

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