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Mientras la incertidumbre de la guerra comercial se suaviza con un discurso menos radical entre China y Estados Unidos, y los mercados bursátiles continúa entre la euforia y el temor, Colombia se mantiene al margen de cumplir su meta de ordenar sus finanzas públicas antes de que pase factura.
La advertencia de BBVA Research es que los problemas fiscales de este año serán decisivos para cuadrar el déficit fiscal, o resignarse a una vulnerabilidad que mina la credibilidad ante inversionistas y calificadoras, que verían al país como un riesgo, lo que ocasiona tasas más altas y menos préstamos.
El plan financiero del Gobierno proyecta una reducción de 5,1 % del PIB en 2025, una mejora frente al, 6,7 % del año pasado. Pero el optimismo viene con asteriscos, debido a factores que son opacos por ahora.
“En este sentido, se debe anunciar rápidamente cuál será el gasto que se espera hacer efectivamente este año y anunciar los recortes, aplazamientos, etc., que se están considerando”, señala el informe.
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Por un lado, una parte crítica del recaudo depende de mejorar la eficiencia tributaria, lo que requiere ajustes institucionales que están pendientes desde la salida de Luis Carlos Reyes en la jefatura de la DIAN, y que Luis Eduardo Llinás carga en su maleta de pendientes. A la fecha, el recaudo llegó a los $72,12 billones el primer trimestre, 6,8 % más frente a los $67,72 billones del mismo periodo del año pasado.
Por otro lado, la liquidez del bolsillo del Estado está frágil, con depósitos bajos, y con cerca de $10 billones en abril, mientras los gastos ascienden a $30 billones, según el Banco de Bogotá. La transparencia, así, se vuelve tan estratégica como el mismo recorte del gasto.
“El gasto del presupuesto es elevado sin incluir los aplazamientos de 2024 que deben pagarse, y ya se están pagando este año”, advierte BBVA Research.
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El Gobierno, sin embargo, ha dado señales mixtas. La reciente emisión récord de bonos por US$3.800 millones en los mercados internacionales fue leída como acertada para financiar necesidades externas, pero la tarea de la historia fiscal creíble marcó un rumbo de tasas altas en los bonos en comparación con otros países de la región.
Por su parte, el Fondo Monetario Internacional (FMI) también mira con cautela. Aunque reconoce la resiliencia de la economía nacional, celebra la decisión restrictiva del Banco de la República frente a las tasas de interés (9,5 %), un respaldo en medio de la presión del Gobierno de bajar tasas, ya que el organismo advierte que la deuda y el déficit continúan en niveles preocupantes.
Pese a que el Gobierno proyecta un descenso en el déficit fiscal, el FMI y varios analistas consideran que las expectativas son optimistas si no se implementan ajustes profundos.
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