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Estados Unidos y China continuarán este martes sus conversaciones comerciales en Londres, tras un primer día de negociaciones que se extendió por más de seis horas en Lancaster House, una mansión del siglo XIX cerca del Palacio de Buckingham.
Esta ronda de conversaciones (la primera formal desde el encuentro en Ginebra hace un mes) busca aliviar tensiones crecientes entre las dos principales economías del mundo, especialmente en torno a los controles a las exportaciones tecnológicas por parte de EE. UU. y las restricciones chinas a los envíos de tierras raras, minerales fundamentales para industrias de defensa, energía y tecnología.
“Estamos avanzando bien con China. China no es fácil”, declaró el presidente de EE. UU. Donald Trump a periodistas en la Casa Blanca el lunes. “Solo estoy recibiendo buenas noticias”.
Los acuerdos del primer día
China es responsable de casi el 70 % de la producción mundial de tierras raras, utilizadas en productos como teléfonos inteligentes, turbinas eólicas, reactores nucleares y aviones de combate.
Por su parte, Estados Unidos ha expresado su voluntad de flexibilizar algunas restricciones a exportaciones de tecnología (incluyendo software de diseño de chips y componentes para motores a reacción) si China relaja sus controles sobre estos minerales estratégicos.
“Después del apretón de manos en Londres, cualquier control de exportación de EE. UU. se aliviará y las tierras raras serán liberadas en volumen por China”, dijo Kevin Hassett, jefe del Consejo Económico Nacional de la Casa Blanca.
No obstante, aclaró que las restricciones a los chips más avanzados de Nvidia, clave para el desarrollo de inteligencia artificial, se mantendrán, y que las posibles concesiones se enfocan en otro tipo de semiconductores.
La delegación estadounidense está encabezada por el secretario del Tesoro, Scott Bessent, junto con el secretario de Comercio, Howard Lutnick, y el representante comercial Jamieson Greer. Por parte de China, lidera el viceprimer ministro He Lifeng.
Estas conversaciones se producen tras una llamada reciente entre los presidentes Donald Trump y Xi Jinping, que habría dado nuevo impulso a las negociaciones. Ambos gobiernos ya habían acordado una tregua arancelaria de 90 días, y ahora buscan avances que restauren la confianza y den señales de distensión a los mercados.
Por lo pronto, las bolsas han reaccionado con optimismo. Las acciones chinas que cotizan en Hong Kong entraron en terreno de mercado alcista, mientras el S&P 500 se acercó a su máximo de febrero.
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