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El cobre, uno de los metales industriales más estratégicos, se suma a la nueva oleada de aranceles de Estados Unidos.
El presidente Donald Trump confirmó que, a partir del 1 de agosto, las importaciones de este material estarán gravadas con un impuesto del 50 %. Se trata de una de las tarifas más altas anunciadas hasta ahora, y su alcance ha generado inquietud tanto entre productores como en los mercados de metales.
“Este arancel del 50 % revertirá el comportamiento irresponsable y estúpido de la Administración Biden”, escribió Trump en redes sociales, y agregó que Estados Unidos volverá a construir una industria del cobre “dominante”.
Así como las tarifas que EE. UU. ha impuesto a países, los gravámenes al cobre buscan reducir la dependencia de la primera economía global a las importaciones y fomentar la minería y el procesamiento interno de metales, en línea con los recientes aranceles a las importaciones de acero y aluminio.
Aún no está claro si el nuevo arancel aplicará a todos los productos derivados del cobre o si algunos proveedores podrían recibir exenciones. Sin embargo, el anuncio ya ha tenido repercusiones en los mercados: los futuros de cobre en Nueva York subieron 2,4 % hasta alcanzar los US$5,61 por libra.
En la Bolsa de Metales de Londres también se reportaron alzas leves tras una racha de cinco días a la baja.
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