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Los viejos cimentos de la inversión en Colombia siguen en rumbo incierto. En un país donde la minería y el café solían ser hermanos gemelos en el crecimiento económico, la fractura de los sectores tradicionales y el alza de los emergentes, aunque positivo en términos cíclicos, arrastra al resto de la economía a un letargo que amenaza el potencial.
Corficolombiana trazó el diagnóstico en su más reciente informe: tres sectores emergentes han crecido cinco veces más rápido que el resto de la economía en los últimos cinco años, mientras los sectores estratégicos —los que causan efectos dominó transversales— se rezagan, cargando el peso de una inversión que cayó 10,5 % desde los niveles prepandemia.
El país pasó de crecer 3,5 % anual en la década previa a la pandemia a 2,5 % entre 2019 y 2024. La diferencia es un punto porcentual menos que separa la capacidad de reducir la pobreza e impulsar el empleo a un mayor ritmo.
El año pasado creció 1,7 %, cifra levemente por debajo de las proyecciones de los analistas y del Minhacienda, que ubicaban el dato en 1,8 %. Un encarrilamiento la economía luego del 0,7 % de 2023.
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La clave es que minería, construcción e industria no son cualquier rubro de cuentas nacionales: concentran cerca de 90 % de los bienes y servicios de inversión. Sin ellos, el crecimiento se sostiene sobre un terreno arenoso, vulnerable a vaivenes externos y choques internos.
Mientras el entretenimiento creció a un ritmo anual de 12,7 % —casi como una startup en Silicon Valley—, la minería cayó, la construcción sigue 36 % por debajo de su nivel prepandemia y la industria apenas muestra señales tenues de mejoría.
“Si la industria, la minería y la construcción hubieran crecido al ritmo de su promedio histórico prepandemia, el crecimiento anualizado de la economía colombiana tras la pandemia habría sido del 3,3%, en lugar de 2,5%”, calcula Corficolombiana.
Pero el problema no es solo de velocidad. Sin inversión fija, no hay empleo sostenible, no hay modernización, no hay competitividad a largo plazo.
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¿Qué está frenando al motor?
Según el informe, los problemas son estructurales, y cada uno tiene nombre propio:
- Incertidumbre jurídica y fiscal: cambios constantes en las reglas de juego, aumentos de impuestos, decisiones como suspender el programa “Mi Casa Ya” o frenar nuevos contratos de exploración petrolera.
- Trámites y licencias imposibles: un proyecto minero clave necesita 116 consultas previas para iniciar, mientras decenas de obras 5G se traban entre expedientes y firmas.
- Seguridad deteriorada: solo en 2024, Cerrejón enfrentó más de 300 bloqueos. Las extorsiones crecieron 25 % en un año. ¿Quién va a invertir millones de dólares si no sabe si sus instalaciones funcionarán mañana?
- Contexto fiscal crítico: con una deuda pública que ronda máximos históricos y la regla fiscal suspendida, el ambiente es de desconfianza. La semana pasada, durante la presentación del Marco Fiscal de Mediano Plazo, Hacienda prevé un déficit fiscal de 7,1 %, activando así la cláusula de escape; además, anunció una tributaria de $19 billones.
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¿Qué puede hacerse?
La hoja de ruta comienza con restablecer la seguridad jurídica, reactivar programas exitosos, garantizar estabilidad macroeconómica y recobrar el control sobre el territorio.
En vivienda, los subsidios regionales intentan suplir el vacío del Gobierno, pero no alcanza. Debe reactivarse Mi Casa Ya y asegurar el cumplimiento de los compromisos.
Además, evitar sobrecargas tributarias sobre las empresas formales “y avanzar hacia un marco regulatorio más simple y predecible”.
En minería, sin nuevos contratos, las reservas de gas y petróleo siguen cayendo. En industria, la recuperación depende de que vuelva el dinamismo de obras y energía.
Para Corficolombiana lo más importante es la seguridad. “El Estado no puede ceder el terreno ganado en décadas recientes en materia de control territorial”. Para la entidad, la seguridad fomenta el desarrollo económico y el bienestar general.
En pocas palabras, proteger, priorizar e invertir para que haya crecimiento. O el país recupera la senda del 3 % de crecimiento sostenido, advierte Corficolombiana, o se resigna rezagar los avances en materia social y de desarrollo económico.
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Proyecciones económicas
Según el DANE, el PIB creció 2,7 % interanual en el primer trimestre de 2025 y 0,8 % frente al trimestre anterior. Para el cierre del año, el BBVA proyecta una expansión de 2,3 %, con una aceleración hasta 2,7 % en 2026, impulsada sobre todo por el consumo privado.
El Banco Mundial, por ejemplo, que anteriormente había proyectado un crecimiento de 3 %, lo ajustó a 2,5 %. El Banco de la República, por su parte, proyecta una expansión de 2,6 en 2025 y de 3 % en 2026, mientras que el Fondo Monetario Internacional (FMI), es más cauto: prevé por una aceleración de 2,4 %.
La desinversión golpea a Latinoamérica
La inversión extranjera se ha derrumbado en la región. En 2024, en Colombia se registró en US$10.808 millones, una caída de 17,6 % frente a la de 2023, es decir, cerca de US$2.300 millones menos.
Pero en Latinoamérica el golpe viene de un año previo. Según el Banco Mundial, en 2023 ya se sumaba una caída general en la región, ya que alcanzó su nivel más bajo desde 2005. En un reciente informe, la institución financiera con sede en Washington lo atribuyó al aumento de las barreras al comercio y la inversión, que se han desarrollado en todo el mundo, incluso en las economías emergentes y en desarrollo.
Los países en desarrollo experimentaron una afluencia de US$435.000 millones en IED en 2023, el último año del que se dispone de datos, lo que representa aproximadamente 2,3% de su PIB en promedio.
Esta cifra es la mitad del máximo observado en 2008.
Los países firmaron cada vez menos tratados destinados a aumentar la IED: entre 2010 y 2024 entraron en vigor 380 tratados de inversión, lo que representa menos de la mitad de la cifra observada entre 2000 y 2009, según el informe.
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