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El conservador británico Rishi Sunak fue nombrado primer ministro británico este martes 25 de octubre. Llega con la promesa de corregir los “errores” que agravaron la crisis económica, lo que requerirá “decisiones difíciles”.
Sunak ocupa el cargo en un momento álgido para el Reino Unido debido a la reforma económica que quiso impulsar su antecesora Liz Truss y que, al final, le costó el cargo. Él mismo reconoció que la ex primera ministra cometió “algunos errores”.
Las propuestas tributarias de Truss fueron impopulares, la principal consistía en un recorte en el impuesto de renta, así como en la abolición más elevada de la tasa de ese tributo (45 %), que aplicaba para las porciones más adineradas de la sociedad británica. De hecho, esa fue la primera que retiró tras las críticas.
El plan de recortes de impuestos de Liz Truss era el más agresivo presentado en los últimos 50 años y le habría costado al Estado cerca de 45.000 millones de libras. Además, la ex primera ministra no logró brindarle confianza a los mercados y disminuyó el valor de la libra.
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Sunak dijo que admiraba “el noble objetivo” de su antecesora de querer promover el crecimiento en el Reino Unido, pero señaló que “falló” su estrategia que abogaba por grandes recortes de impuestos sin detallar cómo se reduciría la deuda, lo que sembró el caos en los mercados financieros.
“Ahora mismo, nuestro país afronta una profunda crisis económica”, afirmó Sunak y añadió que, a la hora de buscar soluciones, “mostrará compasión”, como lo hizo —asegura— al introducir el programa de protección del empleo cuando era ministro de Economía durante la pandemia.
Por su parte, Truss le deseó a su sucesor “todo el éxito por el bien del país”. Justamente, uno de los primeros nombrados por Sunak para su gabinete fue Jeremy Hunt, quien conservó el ministerio de Finanzas que le confió la ex primera ministra hace 11 días cuando buscaba tranquilizar a los mercados.
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Recuperar la estabilidad
Luego del revuelo que causaron los planes de Truss, Rishi Sunak prometió poner “la estabilidad y la confianza económica en el centro del programa de este gobierno”, pero advirtió que para ello “habrá que tomar decisiones difíciles”, haciendo temer próximos recortes presupuestarios y subidas de impuestos.
Además, el primer ministro debe enfrentar la crisis de inflación que golpea con fuerza a casi todos los países del mundo. En el Reino Unido este indicador se acerca a un máximo histórico.
El país también se enfrenta a una recesión que podría durar hasta 2024, según datos del Banco de Inglaterra, y una confianza del consumidor que se encuentra en muy bajos niveles.
Otro de los retos cruciales para Sunak está relacionado con el precio de las facturas de energía que podrían aumentar hasta un 80 % y tienen el riesgo de volver a subir en enero. Y está latente la preocupación de que los hogares más pobres no puedan calentarse este invierno por no tener dinero para recargar los medidores de energía de prepago, que se han estado usando con mayor frecuencia.
El tema energético es una de las consecuencias que enfrenta el país por la guerra entre Rusia y Ucrania. Frente a esto, el primer ministro ha sido enfático al prometer que seguirá apoyando a Ucrania contra la invasión rusa, una “guerra terrible que debe llevarse a cabo con éxito hasta su conclusión”. Londres se comprometió a ayudar a Kiev con 2.300 millones de libras (2.600 millones de dólares), más que cualquier otro país, salvo Estados Unidos.
Rusia no tiene “ninguna esperanza” de mejorar sus relaciones con el Reino Unido, declaró el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.
Pese a todos los obstáculos que debe sobrepasar Rishi Sunak, su llegada al poder pareció tranquilizar a unos mercados convulsos desde hace semanas: la libra se disparó un 1,9 % frente al dólar.
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La llegada del primer ministro
Sunak fue designado el lunes nuevo líder del gobernante Partido Conservador por su propio grupo parlamentario. Un día después, el rey Carlos III le invitó a formar un ejecutivo.
Se convierte así en el primer jefe de gobierno británico surgido de una minoría étnica y el más joven en más de 200 años.
Carlos III recibió antes la dimisión de Truss, de 47 años, que el jueves se vio obligada a renunciar por la presión de los mercados y de su partido, debido al caos financiero que causó con sus polémicas políticas fiscales tras solo siete semanas en el cargo.
La primera prueba de fuego para Sunak llegará el 31 de octubre, cuando el Gobierno presentará su plan fiscal a medio plazo con medidas para equilibrar las finanzas públicas.
“Soy consciente del alto cargo que he aceptado y espero estar a la altura de sus exigencias. Cuando se presenta la oportunidad de servir, no puedes cuestionar el momento, solo tu disposición”, afirmó el mandatario británico.
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