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El mundo sigue reaccionando al anuncio de Donald Trump de retirar a Estados Unidos del histórico acuerdo nuclear, que logró en 2015 la administración Obama (junto a China, Rusia y la Unión Europea), en el que Irán se comprometió a utilizar su programa nuclear con fines exclusivamente energéticos. Un pacto considerado una medida crucial para evitar la carrera armamentista en Medio Oriente. (Lea: Lo que hizo que Trump dejara el acuerdo nuclear con Irán)
Pero también tiene fuertes implicaciones económicas, pues con la salida del acuerdo, Estados Unidos volvería a imponer sus sanciones económicas a Irán, que es miembro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). Estas penalidades podrían reducir aún más las cifras de producción mundial de crudo (la OPEP viene desde el 2017 en un programa de reducción de producción para acabar con los excesos de oferta), generando una presión al alza sobre los precios internacionales de esta materia prima.
Y los efectos ya se aprecian en los mercados mundiales con los dos principales índices de precios de crudo: al cierre de esta edición, el WTI subía 2,84 % y superaba los US$71, y el Brent (el referente con el que Colombia hace sus cuentas fiscales) estaba 2,85 % al alza y se cotizaba cerca de los US$77. Y el consenso entre los analistas es que es perfectamente posible que los precios sigan subiendo, incluso hasta los US$80.
Es claro que este cambio en el mercado mundial de petróleo, resultado del regreso de las sanciones a Irán, deja tanto ganadores como perdedores. Por ejemplo, “Europa es vulnerable dado que el crecimiento y la actividad industrial ya se están moderando y muchos de los países de la región son importadores de petróleo. China es el mayor importador mundial de petróleo y podría esperar un repunte de la inflación”, advierte un informe de Bloomberg.
¿Y qué implica para Colombia?
Para Colombia podría implicar un respiro luego de enfrentar los estragos de cuatro años de crisis de precios del crudo, que durante sus momentos más duros llevó a la desaparición de la renta petrolera. Sin embargo, es arriesgado cantar victoria y decir que el crecimiento económico de país y sus finanzas volverán a los niveles que tenían antes de 2014.
Marc Hofstetter, profesor de economía de la Universidad de los Andes, asegura que “hay que manejar con cautela este episodio alcista en los precios del petróleo, pues no se sabe qué tanto puede durar. Lo mejor que puede hacer el Gobierno es aprovechar este respiro, pues sus cuentas están hechas suponiendo precios más bajos, y hacer con calma los ajustes en el gasto que tanto necesita. Una situación de la que alertó muy detalladamente la Comisión del Gasto, y de sus recomendaciones, para mí la más importante es la de la reforma pensional: se come una tercera parte del recaudo y puede ser una buena oportunidad para acabar con tanta ineficiencia e injusticias”.
Por su parte Juan David Ballén, jefe de investigaciones económicas de Casa de Bolsa, piensa que “para Colombia son buenas noticias en el corto plazo, pero no tanto en el mediano y largo plazo. Es claro que el alza del precio del petróleo les da un respiro a las finanzas públicas, las cuales han visto subir significativamente sus niveles de deuda en los últimos años. Pero aun si los precios se mantienen en estos niveles, el país deberá cuidarse de los coletazos que vendrán después por este fenómeno”.
Ballén agrega que “si los precios del crudo se mantienen en estos niveles, o siguen subiendo, se debe esperar un efecto inflacionario en países claves, como Estados Unidos. Esto motivará a la Reserva Federal a hacer más agresiva su política de alza de tasas de interés, lo que implicará que el dólar se fortalezca en todo el mundo y tendrá efectos sobre los títulos de deuda de los países emergentes, entre ellos Colombia. Una muestra de esto es que el riesgo país (de Colombia) se encuentra a máximos del año, los bonos de deuda colombiana (TES) se han venido desvalorizando y la tasa de cambio colombiana ha estado subiendo a la par que el petróleo”.
En efecto en el último mes, en especial en las últimas dos semanas, cuando aumentaron los temores sobre el acuerdo nuclear, se ha venido rompiendo la regla que rigió por varios años la economía colombiana: baja petróleo, sube dólar (sube petróleo, baja dólar), es decir, la relación inversa entre la tasa de cambio y la cotización del crudo. La tasa de cambio ha subido más de 3 % y el petróleo más de 13 % en los pasados 30 días, lo que muestra que ahora la correlación es positiva.(Lea Se está rompiendo la regla: sube petróleo, baja dólar (baja petróleo, sube dólar)
Sin embargo, es claro que para sectores puntuales como el de hidrocarburos, el alza de precios del crudo es altamente beneficioso, aunque sea en el corto plazo. Cabe recordar que en los últimos tres años esta actividad se vio tan afectada que incluso Pacific Rubiales, que era en su momento la principal petrolera privada del país, tuvo que entrar en reorganización debido a los bajos precios del crudo (y porque estaba altamente endeudada).
De hecho, la acción de Ecopetrol, que llegó a caer a mínimos históricos de $978 en enero de 2016, este miércoles se cotizó por encima de los $3.100 (subió más de 2,7 % este miércoles). Este era el nivel al que se encontraba en 2014, antes de enfrentar la crisis de precios del petróleo. Sin embargo, la empresa venía bien desde hace ya varios meses y en 2017 reportó utilidades de $6,6 billones debido a las mejoras operacionales en los últimos cuatro años. Por lo que la combinación de una operación más eficiente y los mejores precios proyecta que la estatal tendrá mayores ganancias este año, lo que se traducirá en más ingresos para la nación y los demás accionistas.
De esta manera, la salida de Estados Unidos del acuerdo nuclear sí genera un beneficio para Colombia, aunque sea de corto plazo. Sin embargo, los analistas no se atreven a cantar victoria, pues el país todavía requiere hacer fuertes ajustes a sus gastos y porque, si los precios se mantienen, se vendrán otros efectos también riesgosos, como el efecto que tendrá una política de alza de tasas por parte de la Reserva Federal.