Durante un conversatorio virtual realizado este martes y en el que sus panelistas fueron mujeres, el DANE reveló los resultados parciales de la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo (ENUT), con la que se busca generar información sobre el tiempo dedicado por la población de 10 años de edad o más a actividades de trabajo, remunerado y no remunerado, y personales. Estos datos son particularmente relevantes pues muestran cómo la pandemia ha afectado el uso de tiempo de las mujeres.
Al sumar las horas diarias promedio dedicadas a actividades de trabajo remunerado y no remunerado, se tiene un total para los hombres de 12 horas y seis minutos frente a 15 horas y 49 minutos para las mujeres. De acuerdo con el informe, el tiempo diario promedio dedicado a actividades de trabajo se incrementó en una hora y 21 minutos en las mujeres, mientras que disminuyó en 21 minutos para los hombres entre 2016 y 2020.
“Este es el momento de demostrar que el cuidado hace parte del desarrollo de un país. Verlo como un sector reconocido que produce bienestar y una dinámica económica. Este es el momento, en esta coyuntura, de reconocerlo como un sector, tan importante como la salud y la educación. Mientras no se reconozca como parte del desarrollo de un país, no podremos cambiar nada”, dijo Cecilia López, presidenta y fundadora del CISOE.
“Las mujeres están trabajando una hora y 21 minutos más durante el día, lo que significa a lo largo de una semana siete horas, es decir una jornada más. La brecha se ha abierto. Es un retroceso social muy importante, el esfuerzo que se ha hecho para que las mujeres se incorporen a la vida remunerada se ha perdido”, María Eugenia Gómez, consultora de ONU Mujeres Colombia.
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Los resultados parciales del DANE, que comprenden el período entre septiembre y diciembre de 2020, indican que el tiempo diario promedio por participante en actividades de trabajo no remunerado según el sexo, las mujeres dedican aproximadamente cinco horas más que los hombres.
Según el informe, el tiempo diario promedio dedicado a actividades de trabajo remunerado es de ocho horas y 59 minutos para los hombres, y de siete horas y 49 minutos para las mujeres. En relación con las actividades de trabajo no remunerado, las mujeres dedican al día en promedio ocho, mientras que los hombres dedican en promedio tres horas y siete minutos en el día.
El ENUT se desarrolla en el marco de la Ley 1413 de 2010 en la cual se establece “la inclusión de la economía del cuidado en el sistema de cuentas nacionales con la finalidad de medir la contribución de la mujer al desarrollo económico y social del país y como herramienta para la definición e implementación de políticas públicas”.
La encuesta se realiza cada tres años. La medición de 2020 y 2021 es la tercera y tiene un período de recolección desde septiembre de 2020 hasta a agosto de 2021. Sin embargo, este martes el DANE reveló los resultados parciales comprendidos entre septiembre y diciembre del año pasado.
Durante el período comprendido entre septiembre y diciembre de 2020, la población de más de 10 años en Colombia estimada como población objetivo de la ENUT es de 41,5 millones de personas, lo que representa el 84,6 % de la población nacional. De la población de 10 años y más el 51,7 % son mujeres, proporción similar al 51,6 % que se registraba en 2016.
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Según el DANE, para ese período de 2020 el 88,9 % de las mujeres de 10 años y más participó en actividades de trabajo no remunerado, mientras que en estas actividades participó el 61,3 % de los hombres de más de 10 años. El 52,6 % de los hombres y el 29,3 % de las mujeres participaron en actividades de trabajo remunerado.
De acuerdo con el Sistema de Cuentas Nacionales (SCN), en el trabajo no remunerado se encuentran el suministro de alimentos, el mantenimiento de vestuario, la limpieza, mantenimiento y reparación, las compras, las actividades de cuidado con menores de cinco años, el cuidado físico o apoyo a personas del hogar, el cuidado pasivo y las actividades conexas y traslados.
En cuanto a actividades personales, el promedio de tiempo diario dedicado por los participantes es de 16 horas y ocho minutos, que es menor que lo registrado para el periodo entre septiembre y diciembre de 2016 tanto para hombres como para mujeres.
Respecto a las actividades de suministro de alimentos, el tiempo promedio dedicado por las mujeres es aproximadamente el doble que el dedicado a las mismas actividades por los hombres, es decir que mientras las mujeres invierten dos horas y dos minutos, los hombres tan solo dedican una hora y un minuto.
Respecto a las actividades de trabajo no remunerado relacionadas con apoyo a otros integrantes del hogar, como actividades con menores de cinco años, el apoyo o cuidado físico a otras personas del hogar y el cuidado pasivo, “se encuentra que el tiempo dedicado en promedio por las mujeres es mayor al tiempo en promedio dedicado por los hombres”, se lee en el boletín del DANE.
Por ejemplo, en las actividades de cuidado pasivo las mujeres dedicaron en promedio 10 horas y 14 minutos, mientras que los hombres dedicaron cinco horas y 49 minutos, un aumento respecto a lo registrado en el período de 2016 en el que los hombres dedicaron cinco horas y siete minutos, y las mujeres dedicaron seis horas y 23 minutos.
Por otro lado, el tiempo diario promedio por participante en actividades de compra y administración del hogar evidencia que las tareas realizadas en forma virtual es menor a las presenciales. Por ejemplo, para buscar vivienda para tomar en arriendo o comprar se dedican dos horas y 14 minutos presenciales mientras que en la virtualidad 51 minutos.
Por su parte, la compra de artículos personales o para el hogar demandó en promedio 53 minutos de manera presencial y 29 minutos de manera virtual. En cuanto a dirigir o supervisar las actividades del hogar, tomó una hora y 14 minutos para los hombres y una hora y 24 minutos a las mujeres en promedio. Cobrar subsidios para sí mismo o para alguna persona del hogar le tomó una hora y 37 minutos a los hombres, mientras a las mujeres una hora y dos minutos.
La Encuesta de Pulso Social (EPS) también evidenció que el 1,4 % de los hogares en las 23 ciudades principales perdieron el acceso a contratar empleado/a doméstico/a entre septiembre y diciembre de 2020.
Con respecto a las tareas domésticas y de cuidado en su hogar, el 80,2 % de los hombres y el 80,4 % de las mujeres consideran que hacen lo que les corresponde. Un 15,7 % de los hombres y un 7,3 % de las mujeres considera que hace menos de lo que les corresponde. El porcentaje de hombres que considera que hace más de lo que le corresponde es de 4,1 %, lo que es 2,3 puntos porcentuales menos que en el periodo entre septiembre y diciembre de 2016.
“Tanto para mujeres como para hombres se presenta una disminución de la proporción de quienes consideran que hacen más de lo que les corresponde o menos de lo que les corresponde respecto a lo registrado entre septiembre y diciembre de 2016″, explica el boletín del DANE.
En cuanto a las percepciones de los encuestados sobre roles de género, a la afirmación “Las mujeres son mejores para el trabajo doméstico que los hombres” 25,4 % de los encuestados manifestaron estar “En desacuerdo” o “Muy en desacuerdo”. En relación con la afirmación “La cabeza del hogar debe ser el hombre”, el 38 % de los encuestados manifestaron estar “De acuerdo” o “Muy de acuerdo”.
Paula Herrera, profesora de Economía de la Universidad Javeriana, se refirió a las percepciones que tienen tanto hombres como mujeres de lo que creen que deben hacer en los hogares. “Las mujeres siguen dedicando más horas a preparar los alimentos. Aumentó el incremento en el cuidado pasivo aún cuando los hombres también incrementaron el cuidado pasivo. Los datos nos siguen revelando que son las mujeres las que hacen más trabajo de cuidado y de oficio del hogar y los datos no nos muestran una compensación por parte de los hombres, aunque han cambiado las percepciones”.
Agregó que las mujeres desempleadas dedican más tiempo a los trabajos domésticos y no remunerados, es decir, “una mujer desempleada dedicaba aproximadamente cuatro horas y 29 minutos mientras que las mujeres ocupadas tres horas y un minuto en 2016″.
“Esto nos debe generar alertas de para dónde debe ir una política pública del cuidado, hacia qué mujeres se deben destinar estas políticas. ¿Por qué? Porque queremos que las mujeres tengan autonomía económica y que consigan empleo”, mencionó Herrera.
En la encuesta también se incluye un módulo de la emergencia sanitaria causada por el COVID-19 que identifica algunas de las consecuencias que han sufrido los hogares. Por ejemplo, en relación con la afectación sobre los ingresos provenientes de trabajo remunerado, en el período entre septiembre y diciembre de 2020, el 20,1 % hombres, y el 30,7 % de las mujeres ya no tienen estos ingresos en comparación con el mismo mes del año anterior.
Respecto a la afectación por ingresos laborales de jefes y jefas de los hogares, el 50,4 % percibieron que, en comparación con el mismo mes del año anterior, sus ingresos disminuyeron. Además, 15,1 % de los jefes de hogar ya no tienen ingresos laborales, lo que representa al 22,5 % de las jefas de hogar y al 10,1 % de los jefes de hogar.
Finalmente, el tiempo diario promedio dedicado a lavar o desinfectar alimentos, empaques o productos para el hogar al ingresarlos a la vivienda fue de 24 minutos en promedio en el caso de las cabeceras municipales y de 20 minutos en centros poblados y rural disperso. En el total nacional el tiempo promedio dedicado por las mujeres a estas actividades es mayor que el dedicado por los hombres, con una diferencia de seis minutos en cabeceras municipales y de nueve minutos en centros poblados y rural disperso.
En cuanto a los cambios que trajo la pandemia para poder redistribuir las cargas del hogar, Lucía Scuro, de la CEPAL, dijo que lo que tenemos que hacer “con el optimismo transformador es pensar que en todos estos espacios en los que se pudo balancear o equilibrar las tareas de los hombres y mujeres, ojalá no se retroceda”.
Por su parte, Herrera pidió políticas públicas orientadas al tema del cuidado no remunerado. “Colombia no tiene una medida encaminada al tema, es una oportunidad que se está perdiendo. Tenemos estadísticas y necesitamos que las políticas públicas se conecten para tomar medidas”.