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La reforma laboral no logró conseguir la cantidad de votos suficientes para continuar su tránsito en el Congreso. Lo anterior, luego de que los ocho senadores que presentaron la ponencia negativa votaran a favor de que el proyecto de ley sea archivado.
Lo cierto es que el tránsito de esta reforma fue bastante accidentado. En la primera legislatura de Gustavo Petro, cuando fue radicada por la ministra Gloria Inés Ramírez, el proyecto de ley fracasó sin que superara siquiera su primer debate.
Según lo explicado por sus críticos, la propuesta laboral no logró llegar a un consenso con los diferentes actores que conforman el mercado, especialmente con las empresas, pues siempre se calificó a la reforma como favorecedora de los trabajadores, sin tener en cuenta el impacto económico que implicaba para el tejido empresarial.
De hecho, fue en el marco de la primera discusión que desde el Banco de la República se publicó un análisis en el que se advertía que si se aprobaba la reforma se podrían perder más de 450.000 puestos de trabajo. Este análisis fue deslegitimado por los defensores del proyecto de ley, quienes argumentaron que el mismo se construyó con datos del 2012. El Ministerio de Trabajo, por su parte, expuso que en un estudio interno se encontró que, al contrario, la aprobación de la reforma hubiera generado más de 90.000 empleos al año.
Volviendo con la historia dle tránsito de la reforma, en mayo del año pasado el Ministerio de Trabajo volvió a radicar la reforma, sin que la misma experimentara cambios significativos. La diferencia es que esta vez logró un mayor tránsito, pues logró pasar los dos primeros debates en la Comisión Séptima de la Cámara de Representantes.
Para esto, los defensores de la reforma tuvieron que renunciar a parte del articulado, pues con la oposición se acordó un tijeretazo de 30 artículos, cuya mayoría pertenecía al capítulo sindical.
En la ponencia negativa, los senadores firmantes coincidieron en que la reforma resultaba inconveniente para la nación, pues implicaba importantes incrementos para la contratación.
El grueso de estos provenían de ajuste al recargo por trabajar en días de descanso, que pasaba del 75 % al 100 %; así como la jornada nocturna, la cual iba a ser modificada para que se iniciara desde las siete de la noche, y no desde las nueve de la noche, como rige ahora.
Para los defensores de la reforma, aplicar estos cambios se traducía en devolver derechos que le fueron reducidos a los trabajadores en el gobierno de Álvaro Uribe, pues en su momento se aplicaron estos ajustes con la intención de que las empresas tuvieran más recursos para ampliar su capacidad de contratación.
Tener en cuenta que la reforma también proponía ajustes en temas como la licencia de paternidad (que hubiera pasado de dos a cuatro semanas); contrato laboral para los aprendices del SENA (darles ingresos de por lo menos un salario mínimo y acceso a seguridad social); formalización de repartidores de plataformas; mecanismos para la formalización de trabajadores rurales y trabajadores domésticos; vinculación de las madres comunitarias a la nómina del ICBF; estabilidad laboral reforzada para mujeres embarazadas y prepensionados, entre otros.
Conozca aquí más detalles del debate en el que se hundió la reforma: Se cae la reforma laboral en el Congreso
¿Qué sigue tras el hundimiento?
Hundido este proyecto de ley en el Congreso, el Gobierno prepara una consulta popular para que sean los colombianos quienes decidan si parte de estos ajustes se deben implementar. De momento no se conocen las preguntas que se incluirán en ese trámite.
Hay congresistas que resaltan muchas de las propuestas que están en la ahora hundida reforma, los cuales se podrían adoptar mediante otro tipo de mecanismos, por lo que también se esperarían otro trámites vinculados al mercado laboral.
Por ejemplo, el ministro de Trabajo, Antonio Sanguino, aseguró que prepara ocho decretos reglamentarios para adoptar parte de lo que proponía la reforma.
Si en algo hay puntos en común, es que el país sí necesita una o varias reformas laborales. El cómo hacerlas es la cuestión, pues no se ha logrado un punto medio entre la creación de puestos de trabajo y mejoras en la calidad del trabajo.
Se espera que en la próxima legislatura se radiquen nuevas reformas laborales, según lo anticipado por algunos senadores en el debate de hoy, mientras que otros dicen que es hora de que Colombia le apueste a un estatuto del trabajo, pues esta es una orden incumplida que se consagra en el artículo 53 de la Constitución. Una deuda que ya acumula más de 30 años.
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