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S&P Global Ratings recortó este 26 de junio la calificación de la deuda colombiana en moneda extranjera de BB+ a BB y mantuvo la perspectiva negativa.
Dentro de la escala de la agencia, que va de AAA (máxima solvencia) a D (default), el nivel BB es la segunda peor categoría: solo un peldaño más –la serie “B”– separa al país de las notas que S&P reserva para emisores con vulnerabilidad elevada y acceso muy limitado a los mercados.
Con este descenso, Colombia completa tres rebajas sucesivas desde 2020 (cuando aún ostentaba BBB-, el umbral del grado de inversión) y queda completamente anclada en territorio especulativo.
En su informe, S&P señala cuatro motivos centrales detrás de su decisión de este jueves:
- El desequilibrio fiscal se amplió a 6,1 % del PIB en 2024 y S&P proyecta 7,1 % para 2025.
- La deuda neta del Gobierno superará 64 % del PIB entre 2025 y 2028.
- El servicio de la deuda ya consume más de 15 % de los ingresos fiscales y rondaría 5 % del PIB en 2026.
- Suspensión de la regla fiscal y riesgos de gobernabilidad. Tres años sin ancla fiscal aumentan la incertidumbre sobre la capacidad de ajuste de las finanzas públicas, según la calificadora de riesgo.
En la misma línea, S&P advirtió que, de mantenerse déficits altos y sin un plan creíble de ajuste, la nota de Colombia podría bajar de nuevo en los próximos 12-18 meses.
¿Qué significa una calificación de ‘BB’?
Una calificación ‘BB’ en la escala de S&P significa, a grandes rasgos, que Colombia sigue siendo un país capaz de pagar sus deudas, pero con un nivel de riesgo más alto que antes.
Esto se traduce, primero, en un costo de financiamiento mayor: cada vez que el Gobierno salga a buscar dinero en los mercados internacionales, deberán ofrecer tasas de interés más altas para convencer a los inversionistas.
El cambio de nota también influye en los grandes portafolios globales. Existen fondos que, por mandato, solo pueden tener bonos con mejor calificación. Al ver a Colombia en ‘BB’, algunos reducirán o incluso venderán sus posiciones, lo que resta liquidez y puede presionar los precios de los títulos locales.
Moody’s también bajó la calificación
El informe de S&P llega unas horas después de la decisión de Moody’s, otra calificadora de riesgo. Esta última redujo la nota de Colombia a Baa3, último escalón del grado de inversión, aunque con perspectiva estable.
Así, mientras Moody’s todavía concede a Colombia la etiqueta de “inversión”, S&P profundiza su diagnóstico especulativo y refuerza la señal de alerta sobre la situación fiscal del país.
Las reacciones del Gobierno
En horas de la noche de este jueves, el Ministerio de Hacienda emitió un comunicado en el que reconoció la doble rebaja (primero de Moody’s y luego de S&P) y defendió que, pese a la decisión de las agencias, “los fundamentos de la economía siguen firmes”.
El documento subraya que Moody’s valoró los contrapesos institucionales (Congreso y rama judicial) como ancla de estabilidad y resiliencia macroeconómica.
Sobre la nota de S&P, la cartera destacó que la calificadora reconoció la credibilidad y la autonomía del Banco de la República, así como la efectividad de su esquema de inflación objetivo y el uso de la flotación cambiaria como amortiguador frente a choques externos.
Moody’s y S&P revisaron la calificación crediticia de 🇨🇴 en un entorno fiscal retador.
— MinHacienda (@MinHacienda) June 27, 2025
Ambas agencias destacan la solidez del sistema financiero, la resiliencia económica, la autonomía del @BancoRepublica, entre otros factores.
¡El Gobierno reafirma su compromiso fiscal! pic.twitter.com/lc4I2UdIB2
Además, el Minhacienda también resaltó que la misma agencia espera que el déficit en cuenta corriente se mantenga por debajo de 3 % del PIB entre 2025 y 2028, apoyado en mayores remesas y en un mejor desempeño de sectores como turismo y agroindustria.
El ministro Germán Ávila afirmó que el Gobierno “seguirá trabajando firmemente por la consolidación y estabilización fiscal” y que los retos de 2025-2026 se afrontarán con “señales claras de prudencia”, mientras el director de Crédito Público, Javier Cuéllar, reiteró el compromiso de reducir la deuda como proporción del PIB y abaratar su costo para sostener la confianza de los inversionistas.
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