Una crisis del café que no distingue fronteras

La caída de los precios del grano ha sido tan dramática, que llamó la atención en la Asamblea General de las Naciones Unidas. Campañas internacionales, recursos nacionales e iniciativas gremiales están entre las acciones para poder pasar el trago amargo.

María Alejandra Medina C. - Camilo Vega Barbosa
30 de septiembre de 2018 - 02:01 a. m.
Cerca de 25 millones de familias viven del cultivo del café alrededor del mundo.  / Óscar Pérez
Cerca de 25 millones de familias viven del cultivo del café alrededor del mundo. / Óscar Pérez
Foto: Óscar Pérez

—¿Cuántos de ustedes se toman una taza de café en la mañana o durante el día? —, le preguntó el presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, a la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) el pasado 26 de septiembre en Nueva York. Sin necesidad de que nadie dijera nada, es fácil pensar que algunos o la mayoría lo hacen.

—¿Saben que hay una altísima posibilidad de que ustedes, sin saberlo, sean partícipes de una enorme injusticia?—, continuó.

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Hernández explicó su punto con un sencillo ejemplo. Billete en mano, dijo que de los cinco dólares que en promedio cuesta una taza de café en Nueva York, los pequeños productores de su país, “después de trabajar arduamente, bajo sol y lluvia, recolectando a mano cada uno de los granos”, reciben apenas dos centavos. Dos centavos de quinientos.

—¿Es o no una injusticia? —. Hubo aplausos en el auditorio, quizá porque hay quienes reconocen que es una problemática que afecta no solo a las 90.000 familias que en Honduras, el primer productor en Centroamérica, viven de cosechar café. Tampoco a las 541.000 que lo hacen en Colombia, sino a 25 millones que a nivel global trabajan para que una de las bebidas más populares del mundo exista.

El debate sobre los precios que se pagan a los cafeteros no es nuevo. Sin embargo, Hernández puso el tema sobre la mesa para pedir coherencia. Si la ONU trabaja en la agenda de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), en la que erradicar la pobreza es una de las metas, entonces cabe el llamado de atención sobre los ingresos de los productores. El mismo día de ese discurso, en la misma ciudad, la libra de café cerró con un valor de 97,75 centavos de dólar, casi 25 % menos que hace un año.

En Colombia, el precio de la carga interna que se paga al productor, y que tiene en cuenta la tasa de cambio, el 26 de septiembre llegó a los $664.000. Según Roberto Vélez, gerente de la Federación Nacional de Cafeteros, los costos de producción rondan los $760.000. Claramente en este momento la caficultura no es una actividad rentable.

El valor de la libra del grano llevaba por debajo del dólar casi dos semanas, hasta que el viernes pasado volvió a recuperarse un poco hasta US$1,02.

¿Cómo funciona el mercado?

El café es una de las materias primas que se negocian en las bolsas del mundo. Hay vendedores, intermediarios y compradores, que pueden ser, por ejemplo, tostadores y fondos de inversión. Lo que se comercializa son los contratos de futuros, instrumentos financieros que les apuestan a los precios del café de los próximos meses e incluso semestres.

El comportamiento de estos activos depende en gran medida de las condiciones del mercado actuales y futuras: por ejemplo, el contrato de tres meses puede subir si se espera menos producción mundial.

Los principales mercados en los que se transan los contratos de futuros son el BM&F de Brasil, en donde solo vende el café arábigo (como el de Colombia); el SICOM de Singapur, que se especializa en robusta, y hay bolsas como la de Tokio (TGE) y la de Europa (Euronext), en las que se pueden comercializar ambos tipos de grano. Claramente uno de los mercados que más jalonan los precios es el de Nueva York, tanto su bolsa de valores (NYSE) como la mercantil (NYME).

Pese a la leve recuperación del precio registrada el viernes, que indica que el café que se entregará en diciembre ronda los US$1,02, se trata de un nivel bajo que podría impactar a Colombia de manera más drástica si el dólar se encontrara por debajo de los $3.000 actuales. Hay quienes afirman que el alza se podría deber a la intención de los especuladores de generar utilidades al cierre del trimestre, es decir, recoger sus ganancias de las estrategias implementadas.

Para Rafael Mejía, presidente de la Bolsa Mercantil de Colombia, se espera “que los precios del café presenten una lenta recuperación. El comportamiento de la cotización dependerá casi por completo de factores externos, por cuestiones de mercado, como la producción en Brasil (principal productor del mundo), por lo que Colombia no podrá tener mayor influencia en este activo”. El experto también dice que no hay pruebas que indiquen que la caída de los precios se debe a especuladores, como sí lo ha dicho el gerente de la Federación.

Por su parte, Juan David Ballén, jefe de investigaciones económicas de Casa de Bolsa, explica que “la devaluación de más del 20 % que ha tenido el real brasileño (la moneda de ese país) frente al dólar ha vuelto más competitiva la industria de esta nación, y la tasa de cambio es una motivación adicional para que los productores exporten sus productos y lo lleven al mercado internacional”. Al respecto, hay una expectativa de que, pasada la incertidumbre política por las elecciones en el país vecino, el real se fortalecerá.

“Por otro lado, hay que entender que los commodities, menos el petróleo, suelen moverse juntos. Algunos activos como el oro, el cobre y hasta la soya han venido también presentando caídas. Puede que sea un efecto que influya en la tendencia bajista del grano”, afirma Ballén.

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Esfuerzos internacionales

Este 1° de octubre, Día Internacional del Café, fue la fecha que se fijó para poner en marcha una campaña mundial de concientización alrededor de la crisis de los precios del café, incluyendo al consumidor. La decisión fue el resultado de la última reunión de la máxima autoridad de la Organización Internacional del Café (OIC), que aglomera a los países que representan cerca del 98 % de la producción en el mundo y 67 % del consumo. En ese encuentro se “urgió” al director de la OIC a dialogar con los principales tostadores del mundo para que apoyen los esfuerzos del organismo.

El Foro de Países Productores de Café, que se reunió por primera vez el año pasado en Medellín, busca hacer lo propio, como enviar cartas directamente a los líderes de las principales compañías compradoras, “poniendo de manifiesto la situación e invitándolos a lo que llevamos promulgando desde hace rato: un diálogo entre todos los miembros de la cadena para encontrar salida a los problemas, en este caso, de los precios”, dijo Roberto Vélez.

En los planes también está llevar el asunto a un nivel diplomático. El gerente del gremio cafetero afirma que pidió una cita con el canciller Carlos Holmes Trujillo, “para proponer que internacionalmente Colombia lidere una campaña”: la idea es buscar el compromiso de otros países y que este se convierta en un problema prioritario para resolver en las agendas nacionales.

Oportunidades locales

La semana que comienza es especial, porque se llevará a cabo la feria Cafés de Colombia Expo, en Bogotá, un evento que convoca a toda la cadena de valor. Según Vélez, es el resultado final de más de 80 ferias de cafés especiales que este año se han llevado a cabo en los departamentos productores. “La coyuntura es tan angustiante, que quizá no nos deja ver más allá, pero seguimos trabajando por el tema de la rentabilidad de la caficultura y Cafés de Colombia Expo está enmarcado en esa estrategia”, dice el gerente en una especie de reflexión respecto a que el escenario de hoy no debería nublar las visiones de mediano y largo plazo.

El ambiente en el que arrancará el evento tiene un poco más de oxígeno por cuenta del mecanismo que el Gobierno Nacional reglamentó el viernes pasado para entregar $100.000 millones en apoyo directo a los precios que se pagan al productor. Son hasta $25.000 por carga de 125 kilos, siempre y cuando el precio interno esté por debajo de los $700.000. “Como cafeteros agradecemos el apoyo del Gobierno y reconocemos que en una situación fiscal tan compleja sacar esos recursos ha sido un acto de apoyo hacia la caficultura”, dijo Vélez. Sin embargo, tanto el gerente como el comité directivo de la Federación resaltaron que el incentivo no alcanza a cubrir los costos de producción (en vista de que se calculan en $760.000 en promedio para este año).

La nueva representación gremial (municipal y departamental), elegida en las urnas los pasados 8 y 9 de septiembre, se posesionará en noviembre próximo, para asistir luego al primer congreso nacional en diciembre. Un trabajo “hombro a hombro” con alcaldes, gobernadores, concejos y asambleas, para atraer inversiones que beneficien al sector, está entre las tareas que deberán asumir los recién elegidos, señala Roberto Vélez.

Estrategias de corto, mediano y largo plazo de seguro estarán en discusión para fortalecer una caficultura que en este momento no tiene condiciones adecuadas para sacar la mejor cosecha el próximo año, y no solo en Colombia.

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Una actividad que no es rentable no permite (ni motiva a) abonar y cuidar el cultivo. Según Vélez, en 2019 se espera una menor cosecha de Brasil, lo que impactaría los precios a favor de los productores. La pregunta es si el país, cuya producción anual se ubicará alrededor de 14 millones de sacos, podrá aprovechar al máximo cuando se den las primeras luces de una recuperación.

Por María Alejandra Medina C. - Camilo Vega Barbosa

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