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“Las pruebas virtuales llegaron para quedarse”: Directora del Icfes

Por la pandemia por COVID-19, el 2020 fue el primer año en que las pruebas de estado en Colombia, se presentaron de manera virtual. Mónica Ospina, directora del Instituto Colombiano para la Evaluación de la Educación Superior (ICFES), habló con El Espectador sobre esta experiencia que dejó muchos retos y aprendizajes.

27 de enero de 2021 - 02:03 a. m.
"A pesar de que cambiamos el vehículo de aplicación, se conservó la misma confiabilidad que teníamos en años anteriores"
"A pesar de que cambiamos el vehículo de aplicación, se conservó la misma confiabilidad que teníamos en años anteriores"
Foto: Cortesía Icfes
¿Cuál fue la lección más grande del 2020 para el Icfes?

El avance que tuvieron las pruebas de estado electrónicas. El Icfes esperaba para el 2023 realizar pruebas virtuales al 5% de los evaluados; y en el 2020, por la emergencia sanitaria, logramos hacer el 40% de las pruebas electrónicas.

La prueba se aplicó a 400.000 estudiantes de manera electrónica, y de ellos más de 305.000 hicieron el examen en sus propias casas

¿Cómo fue el manejo del soporte técnico o la ayuda a los estudiantes durante la presentación de las pruebas?

Tuvimos que generar todo un nuevo esquema de ayuda al estudiante, de manera virtual, de tal manera que si tenía algún problema se le pudiera dar solución. Atendimos aproximadamente 42.000 estudiantes por cada día de prueba alrededor de todo el país. Eso nos obligó a tener un equipo que pudiera resolver de manera, casi inmediata, cualquier inconveniente que se presentara durante la jornada.

Hubo algunos tropiezos ¿Cómo los solucionaron?

Nosotros hicimos el primer intento de la prueba virtual el primero de agosto; en ella tuvimos una falla técnica, en términos de infraestructura, que perjudicó a muchísimos estudiantes. Nos vimos en la obligación de cancelar la segunda jornada y de los 36.000 estudiantes que estaban haciendo la prueba solamente 28.000 lograron finalizarla con normalidad.

Luego de ese episodio, nos pusimos la meta de solucionar las fallas y lo mejoramos para las siguientes pruebas que se presentaron el 23 y el 28 de agosto. En ellas, aproximadamente el 87 % de los participantes logró presentar la prueba exitosamente, lo que consideramos fue un gran avance en comparación a la primera experiencia.

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¿Cuáles fueron las cifras de ausentismo del 2020, siendo la prueba virtual?

En noviembre logramos cinco jornadas en las que tuvimos una tasa de ausentismo de sólo el 2,5% de los 42.000 estudiantes que fueron citados.

Desde el instituto hicimos una prueba con 500 estudiantes que no se presentaron al examen, para entender por qué estaba pasando esto, y nos encontramos con que el 60% de esos estudiantes no habían llegado a la prueba por algún asunto laboral, por alguna calamidad doméstica o porque olvidaron su citación.

Por otro lado, el 20% tuvo algún problema técnico con la plataforma y otro 20 % tuvo algún problema relacionado con su computador. Concluimos entonces, que la cantidad de estudiantes que pudieron presentar la prueba de manera efectiva fue supremamente alta.

¿Cómo fue la prueba virtual para las personas con discapacidad?

Implementamos nuevas tecnologías para que esta población pudiera presentar la prueba, como cualquier otro estudiante, de manera virtual y en casa. Para el 13 de diciembre las personas con discapacidad auditiva se conectaron con intérpretes del instituto que por medio de una videollamada les ayudaron a realizar el examen de manera efectiva.

Por otra parte, para las personas con discapacidad visual creamos un robot que automáticamente lee la prueba al evaluado; y la aplicación también tenía una guía auditiva para que la persona supiera dónde estaban ubicados los elementos en la pantalla y pudiera relacionarse con ellos.

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¿Cómo fue la experiencia de las pruebas virtuales en la ruralidad?

En las zonas rurales hubo varias modalidades. Algunas personas contaban con los equipos necesarios en sus casas para presentar las pruebas; pero también ofrecimos un servicio para las personas que no contaban con la tecnología o para los municipios que tenían problemas de conexión a internet.

En estos lugares se realizó la prueba de manera electrónica pero no en línea. Instalamos el programa en computadores, por medio de una USB, y luego de hacer la prueba off line se llevó a sincronizar con las demás.

Llegamos a 1092 municipios mientras que con la prueba en sitio antes llegábamos solamente a 180 municipios.

¿Cómo fue el manejo de los resultados para este año? ¿La confiabilidad se mantuvo?

Ya tenemos los resultados de esas primeras pruebas que hicimos el 22 y 23 de agosto. Los resultados son consistentes comparados con el histórico de las pruebas Saber TyT.

Eso quiere decir que a pesar de que cambiamos el vehículo de aplicación, se conservó la misma confiabilidad que teníamos en años anteriores.

Los parámetros se comportaron igual. Los resultados no se vieron contaminados por el hecho de que hubo un cambio en la metodología de la aplicación.

¿Piensan seguir realizando las pruebas de manera virtual, tomarán algo de lo que aprendieron o las pruebas volverán a ser como antes a penas sea posible?

Esta modalidad de la prueba llegó para quedarse. Pero más que por ser una decisión institucional es porque la experiencia nos mostró ser muy eficiente.

La escala es mucho más manejable, el procesamiento de los resultados es más rápido, aprendimos mucho y esperamos seguir mejorando la experiencia para que ese porcentaje de estudiantes que presentan pruebas en físico sea cada vez menor.

Eso no quiere decir que el Icfes dejará de hacer pruebas en papel y lápiz pero sí implica que el instituto aprendió y ahora tiene una nueva operación y una nueva manera de hacer pruebas que seguirá implementando.

Consideramos que por la viabilidad es probable que las pruebas Saber Pro y Saber TyT sigan siendo virtuales a partir de ahora, mientras que las pruebas Saber 11, por la cantidad de lugares del país a los que se debe llegar, por el número de personas que presentan la prueba y por la poca existencia de herramientas tecnológicas en algunos lugares del país, tal vez se demore más en pasarse del todo a la virtualidad.

¿Cómo fue la relación de las pruebas Saber 11 con los exámenes de admisión de algunas universidades públicas?

Durante el tiempo de pandemia algunas universidades también tuvieron problemas para hacer sus exámenes de admisión; así que el Icfes colaboró con la posibilidad de usar sus pruebas como reemplazo de los exámenes tradicionales de cada una de las instituciones.

En este momento estamos trabajando en esta modalidad con la Universidad Nacional y con otras universidades. Creemos que a futuro eso podría mantenerse si evaluamos bien las necesidades de cada una de las universidades y sus diversos programas.

Eso está por decidirse pero, por ahora, estamos trabajando conjuntamente. Unimos esfuerzos para que los estudiantes pudieran por medio de un solo examen, seguir con su proceso de admisión a la educación superior.

Algunos estudiantes que presentaron el examen virtual afirman que les anularon de forma injusta la prueba ¿Qué pasará con ellos?

El Icfes ha establecido claramente las conductas prohibidas durante la realización del examen, en general son conductas relacionadas con copia, suplantación o extracción del material del examen.

En el caso de las pruebas virtuales podrían ser cosas como usar el celular, taparse la cara o usar audífonos. Un conjunto de conductas que ya estaban establecidas.

Durante el examen se crearon unas alertas que eran revisadas por un monitor humano. Hay un protocolo de cómo se debe comunicar con el estudiante y cuántas veces debe hacerlo, antes de generar una anulación.

Cada estudiante que tiene una anulación tiene un expediente en el que se especifican las conductas prohibidas que realizó. También están los canales de comunicación que se establecieron con los estudiantes.

Realmente es un proceso de anulación termina siendo mucho más claro cuando se hace de manera electrónica. Esos casos pasan al área jurídica del instituto para ser revisados y si concluyen que hubo un error, revocan la anulación y los estudiantes son reprogramados.

De lo contrario se sigue un proceso de indagación para poder determinar si hubo fraude o no.

La cifra de anulados del 2020 es menor al 1 %. Aunque son casos que suenan mucho, en realidad no son tantos, y son proporcionales con el porcentaje de anulación que hemos tenido en años anteriores.

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