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Los consejos de un Nobel de Economía para la primera infancia en Colombia

James Heckman, profesor de Economía en la Universidad de Chicago y Premio Nobel de Economía, ha centrado parte de sus investigaciones en mostrar cómo el desarrollo de calidad en la primera infancia es vital para obtener los resultados sociales, económicos y de salud de las personas y la sociedad.

Paula Casas Mogollón
28 de noviembre de 2022 - 02:00 a. m.
James Heckman fue uno de los ganadores del Premio Nobel de Economía en 2000.
James Heckman fue uno de los ganadores del Premio Nobel de Economía en 2000.
Foto: EFE - EFE

James Heckman, profesor de Economía en la Universidad de Chicago y Premio Nobel de Economía, ha trabajado durante varios años en demostrar que el desarrollo de calidad en la primera infancia influye en gran medida en los resultados sociales, económicos y de salud de las personas y la sociedad. Con el proyecto preescolar Perry, realizado en 1962, comprobó que se pueden obtener grandes beneficios económicos al invertir en el desarrollo de la primera infancia. (Lea: Una familia se gasta $50 mil al día buscando cupos en colegios oficiales)

Así lo estipuló en la ecuación de Heckman. “Debes invertir en recursos educativos y de desarrollo para familias desfavorecidas y brindar igualdad de acceso; también fomentar el desarrollo temprano de las habilidades cognitivas y sociales desde el nacimiento hasta los cinco años; y a esto súmale mantener el desarrollo temprano con una educación eficaz hasta la edad adulta”, señaló en la conferencia de Cumbre de Aliados Juntos por la Primera Infancia, mientras explicaba la fórmula.

Al combinar estos tres factores, apuntó el profesor, se puede obtener una fuerza laboral más capaz, productiva y valiosa para las futuras generaciones. En entrevista con El Espectador, contó la importancia de invertir en la primera infancia y cómo podría ser una estrategia eficaz para el crecimiento económico; también habló de su programa y por qué fue exitoso en Estados Unidos y explicó si el aumento de la inflación podría afectar la inversión en la primera infancia en Colombia.

¿Por qué invertir en la primera infancia es una estrategia eficaz para el crecimiento económico?

La primera infancia incluye salud y habilidades básicas. Lo que haces es sentar las bases para que todos los niños colombianos sigan adelante. La mejor estrategia es fomentar el ambiente en casa y los ambientes aledaños al niño para promover lo social, emocional y cognitivo. Te pongo el ejemplo del árbol: si lo siembras y lo riegas, lograrás una base sólida que pueda ser resistente. Estos primeros años son fundamentales, porque el cerebro está uniendo las conexiones entre sí, entonces se desarrolla rápidamente y el aprendizaje se adquiere mucho mejor en esas primeras etapas. Mi mensaje es que las inversiones posteriores en la vida pueden ser muy productivas, pero solo si realmente tienes una base de habilidades.

Sabemos que de los cero a cinco años es la mejor edad para el aprendizaje, por lo maleable que es el cerebro. Pero, se les presta más atención a la educación en las etapas siguientes. ¿Por qué es tan complejo cambiar este modelo?

Hace años en Brasil, por ejemplo, había un tema relacionado con la clase. El país tenía muy buen nivel de educación superior, universidades técnicas muy sólidas, pero para entrar tenías que ser adinerado, haber ido a una escuela bastante buena y tener una familia que te apoyara. Muchos padres de zonas desfavorecidas no sabían por qué sus hijos se quedan atrás, entonces el gobierno se vio obligado a cambiar su estrategia para permitir mucho más acceso a la educación pública. Las escuelas son muy importantes, no hay duda, pero creo que el aprendizaje se ha centrado mucho en los salones y tenemos que entender que la mayor parte del aprendizaje ocurre dentro de la familia. Necesitamos una visión más reflexiva de lo que es aprender. La pensamos como aulas, edificios de cemento o ladrillo y un maestro orientado; sin embargo, la primera infancia es realmente familiar. La familia está abierta las 24 horas impartiendo lecciones.

Entendiendo que tenemos que cambiar el modelo y que debemos priorizar la primera infancia. ¿Cuáles son esos desafíos a los que se enfrentan los gobiernos si no los cambian?

Históricamente, esos desafíos han sido de drogas y salud. En Colombia, por ejemplo, se centra en la pobreza, la desigualdad y la falta de movilidad social. Si miramos la movilidad intergeneracional, que significa cuánto depende el ingreso de los niños de la familia y su estrato, se ve una relación que señala que cuanto más desigual es el país, mayor será la dependencia del niño en relación con los ingresos de la familia. El enfoque que se ha aplicado tradicionalmente a la pobreza y la falta de movilidad social se ha basado en darles dinero a los pobres y es una restricción por medio del sistema de transferencia de impuestos. (Le puede interesar: 22.000 niños dejaron de recibir educación preescolar en pandemia)

Con el tiempo nos hemos dado cuenta de que la mejor fórmula es generar habilidades y no repartir dinero. Este es el boleto para tener una vida exitosa, pero tenemos que pensar en una política enfocada en habilidades que tomen en cuenta las dinámicas del ciclo de vida de formación. Tener una buena formación de habilidades permite inclusión y una mayor movilidad social. Hay dos programas icónicos en este tema de primera infancia. Uno es el Proyecto Preescolar Perry y el otro es el Programa Abecedarian.

El proyecto preescolar Perry, del que usted es impulsor, tenía como objetivo probar si el acceso a una buena educación infantil mejoraría la capacidad de niños vulnerables para obtener éxito en la escuela y en la vida. ¿En qué radicó su éxito?

Para este proyecto, que realizamos en 1962, contamos con 123 estudiantes que iban a la misma escuela. Dividimos el grupo en dos: 58 de ellos recibió educación preescolar de alta calidad y los 65 restantes no. Los niños que venían de familias vulnerables fueron a una guardería, donde sus tutores se convertían como en sus padres. Vimos que cuando están expuestos a más estímulos durante la primera infancia se traduce en mejor rendimiento académico y autocontrol emocional. Al comienzo creían que el programa había sido un fracaso porque el coeficiente intelectual de los participantes era igual al de los no participantes. Sin embargo, ese no era nuestro objetivo. Nuestro propósito era observar las habilidades, como las sociales y emocionales, que fueron mostrando en otras etapas de su vida. Los participantes en el estudio desarrollan habilidades ejecutivas, de planificación, de interacción, de cumplimiento de tareas, de seguir instrucciones.

Ha asegurado que los hombres podrían beneficiarse más que las mujeres en estudios como el Perry. ¿Por qué?

En la gran mayoría de países, a las mujeres les está yendo mejor que a los hombres. Vemos que son más las que van a las escuelas o universidades y eso está muy bueno. Si nos fijamos en los primeros años, las niñas se desarrollan más rápido que los niños, además maduran antes. El comportamiento criminal es mucho más común entre los hombres y hay un libro, “The Trouble with Testosterone”, que explica eso.

Es más probable que las niñas se beneficien de estos programas en términos de logros educativos, mientras que los niños lo hacen en temas sociales. Por ejemplo, vimos que cuando los niños se crían en familias donde solo cuentan con la figura materna, tienen más dificultad para obtener una orientación en la vida.

Hablando de Colombia, el país enfrenta una fuerte inflación. ¿Este factor afectaría la inversión en la primera infancia?

La inflación, por supuesto, hace que todo sea mucho más costoso. En términos nominales y reales, la gente lucha para mantenerse al día con los salarios. Entonces, la consecuencia de la inflación puede ser bastante negativa porque la gente está realizando muchas actividades. La cobertura contra los costos, la disminución real de sus activos financieros, comprarán bienes inmuebles para evitar el efecto inflacionario; lo que quiero decir es que solo los precios suben para que su valor en efectivo retenga valor mediante la compra de un edificio de apartamentos, un automóvil o algo duradero. (Puede leer: María Adelaida López, primera colombiana en recibir premio por contribuir a la niñez)

Así que realmente hay una distorsión de la economía en la que la gente está moviendo bienes para evitar el costo de la inflación, pero la inflación en sí misma no debería ser un factor. Eso impide la adopción de estas políticas. Recuerdo que una vez estuve en Brasil, con una inflación mucho peor que la de Colombia, y tenía un amigo que trabajaba para el gobierno en el sector educativo. En un año, el nivel de precios subió un 50 %. Su ingreso real había caído un 50 % y no tenía aumento de sueldo. Terminó regresando a Estados Unidos. Ese es el peligro, que mucha gente simplemente huya de Colombia y se vaya a otros países donde la inflación es baja.

Colombia tiene un nuevo Gobierno. ¿Qué recomendaciones en primera infancia le haría?

En términos de estrategias de desarrollo es fundamental el saneamiento básico y la salud pública básica, especialmente en las zonas rurales remotas. Y diría que esto se ha estudiado muy poco en el sentido de las compensaciones entre los diferentes programas. No va a ser muy efectivo tener programas para la primera infancia en vecindarios donde los niños se están muriendo de disentería o algunas enfermedades infecciosas graves que causan problemas.

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