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La irrupción de la inteligencia artificial en la educación

Opinión: La llegada de varias herramientas a las aulas de clase, como un apoyo para docentes y estudiantes, es un hecho: asistentes de estudio y evaluación, sistemas de gestión de notas, entre otros plantean una gran oportunidad, pero también un reto sobre su implementación en el sistema educativo.

Luz Karime Abadía Alvarado*
16 de mayo de 2024 - 02:20 a. m.
Opinión
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Foto: Diego Peña Pinilla

La inteligencia artificial (IA) está transformando todos los sectores de la sociedad, y la educación no es una excepción. En las universidades, su impacto promete ser profundo, ofreciendo tanto oportunidades como desafíos.

La IA tiene el potencial de personalizar la educación a niveles sin precedentes. Las plataformas de aprendizaje adaptativo, como las desarrolladas por empresas como Coursera y Khan Academy, ya están utilizando algoritmos para ajustar el contenido y el ritmo del aprendizaje a las necesidades individuales de los estudiantes. Esto puede reducir la tasa de deserción y mejorar el rendimiento académico al ofrecer apoyo específico donde cada estudiante lo necesita.

Otra herramienta como Quizlet ayuda a los estudiantes a prepararse para los exámenes, adaptando los modos de estudio y las preguntas basándose en el rendimiento del estudiante. Por su parte, Socratic by Google es una aplicación que ayuda a los estudiantes a resolver problemas de matemáticas y otras áreas. Los estudiantes pueden tomar una foto de una pregunta y la aplicación les proporcionará explicaciones paso a paso y recursos adicionales para entender mejor el tema.

En este sentido, la IA puede jugar un papel crucial en la motivación de los estudiantes. Los sistemas de tutoría inteligente pueden proporcionar retroalimentación instantánea y personalizada, ayudando a los estudiantes a superar obstáculos en tiempo real. Además, la ‘gamificación’ del aprendizaje (forma de incentivar la enseñanza por medio de dinámicas propias de los juegos), potenciada por la IA, puede hacer que las tareas académicas sean más atractivas y desafiantes.

La IA puede automatizar tareas administrativas, liberando tiempo para que los profesores se enfoquen en la enseñanza y el apoyo a los estudiantes. Por ejemplo, la corrección de exámenes y la gestión de calificaciones pueden ser manejadas por sistemas de IA, permitiendo una retroalimentación más rápida y precisa. Herramientas como Turnitin utilizan IA para detectar plagio en los trabajos de los estudiantes. También proporciona retroalimentación sobre la originalidad del contenido, ayudando a los profesores a asegurar la integridad académica.

Gradescope permite a los profesores automatizar la corrección de exámenes y tareas. Utiliza reconocimiento de patrones para evaluar respuestas y ofrece estadísticas detalladas sobre el rendimiento de los estudiantes. Knewton es una plataforma de aprendizaje adaptativo que ayuda a los profesores a personalizar la educación. Analiza el desempeño de los estudiantes y ajusta el contenido y las tareas en consecuencia para maximizar el aprendizaje individual.

Cognii proporciona asistencia virtual en forma de tutorías, permitiendo a los profesores ofrecer retroalimentación detallada y personalizada sin invertir tanto tiempo. Cognii utiliza IA para evaluar las respuestas de los estudiantes y ofrecer sugerencias de mejora. Amira Learning es especialmente útil para la enseñanza de la lectura; escucha a los estudiantes leer en voz alta y proporcionar retroalimentación inmediata sobre la pronunciación y la fluidez, ayudando a los profesores a identificar áreas de mejora.

El uso de hologramas combinado con IA puede ofrecer experiencias de aprendizaje más reales, interactivas y personalizadas. Los hologramas pueden crear entornos de aprendizaje tridimensionales y altamente interactivos. Por ejemplo, en una clase de biología, los estudiantes pueden explorar una célula humana en 3D, viendo y manipulando sus componentes internos de una manera que sería imposible con los métodos tradicionales.

Además, los hologramas permiten que expertos y profesores de cualquier parte del mundo “aparezcan” en el aula en tiempo real. Esto puede democratizar el acceso a los mejores recursos y conocimientos, permitiendo a los estudiantes aprender de líderes en sus campos sin las limitaciones de la geografía. En campos como la medicina y la ingeniería, los estudiantes pueden practicar cirugías holográficas antes de realizar procedimientos en pacientes reales, mientras que los ingenieros pueden construir y testear prototipos en un entorno holográfico.

Las universidades deben evolucionar para integrar la IA en sus currículos y prácticas. Esto implica una revisión de los programas académicos para incluir competencias en el uso de estas herramientas que favorezca las prácticas de enseñanza y aprendizaje, aborde las implicaciones éticas de su uso, y enseñe las herramientas de IA que está demandando el mercado laboral en cada disciplina. Las aulas deberán equiparse con tecnologías avanzadas y plataformas interactivas que faciliten el aprendizaje basado en IA, ofreciendo una experiencia enriquecedora y motivadora.

Los estudiantes deben adquirir habilidades que van más allá del dominio técnico de las herramientas de IA. La capacidad de pensamiento crítico, la creatividad y la colaboración seguirán siendo esenciales. Aprender será más fácil y claro para aquellos que tengan acceso a estas herramientas y, por tanto, se reconocerá el rol fundamental de las universidades en aportar a la formación humanística, crear espacios propicios para la interacción entre los individuos y desarrollar habilidades socioemocionales. La adaptabilidad y el aprendizaje continuo serán indispensables en un mundo donde la tecnología y los requisitos laborales cambian rápidamente.

Las profesiones más afectadas serán aquellas que dependen en gran medida de tareas repetitivas y predecibles, como la contabilidad y ciertas ramas de la ingeniería. Sin embargo, nuevos roles emergerán en el campo del desarrollo y la gestión de sistemas de IA, la ciberseguridad y la ética tecnológica.

La implementación de la IA en la educación no está exenta de retos éticos. La privacidad de los datos de los estudiantes es una preocupación primordial. Las instituciones deben asegurar que los datos recolectados por sistemas de IA sean utilizados de manera ética y segura, evitando su uso indebido. Así mismo, existe el riesgo de dependencia excesiva en la IA, donde tanto profesores como estudiantes podrían delegar demasiado a las máquinas. Esto podría llevar a una disminución en la calidad del pensamiento crítico y la creatividad. Además, la posibilidad de sesgos en los algoritmos de IA podría perpetuar las desigualdades existentes, afectando negativamente a ciertos grupos de estudiantes.

La clave del éxito estará en encontrar un equilibrio que permita aprovechar los beneficios de la IA mientras se mitigan sus riesgos. Solo así podremos contribuir con un futuro educativo inclusivo, eficiente y ético para las nuevas generaciones. Esta columna se escribió con ayuda de la IA.

*Decana de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad Javeriana.

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Por Luz Karime Abadía Alvarado*

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Camilo(24292)16 de mayo de 2024 - 07:56 a. m.
Ya hay disminución de pensamiento crítico y creatividad entre los alumnos y estudiantes.
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