Durante los días 6, 7 y 8 de noviembre, Bogotá volvió a llenarse de palabra, canto y memoria. La Fundación Fahrenheit 451 celebró la decimocuarta edición del Festival de Literatura de Bogotá, bajo el lema “Ma Bangaña: Oralitura y Tradición Oral”, una versión que rindió homenaje a las raíces de la oralidad, a los relatos que sobreviven al tiempo y a las nuevas formas de narrar desde la voz, convocando un total de 5.617 asistentes (entre virtuales y presenciales).
El Auditorio Sonia Fajardo Forero de la Universidad Kónrad Lórenz, entidad aliada del festival, fue el escenario donde se realizaron 18 actividades que conectaron lo ancestral y lo contemporáneo, sumados a los 10 eventos metropolitanos que recorrieron diversos puntos de la ciudad desde el mes de octubre como colegios, universidades, parques y cárceles. Tres jornadas en las que se cruzaron lenguas, territorios y ritmos, en los que 37 artistas nacionales recordaron que la palabra hablada también es literatura.
El festival abrió el jueves con el proyecto Historias en Yo Mayor, que presentó Herencia de mi pueblo, una serie de relatos en video que recogieron la sabiduría de personas mayores del Sumapaz y la Selva del Matavén. Más tarde, Pepe Cassiani compartió la historia detrás de Ma Bangaña, el calabazo simbólico de su padre, el maestro Rafael Cassiani Cassiani, metáfora del rescate de la memoria. La agrupación Suba Chune, con cantos en lengua muisca, evocó la presencia de los abuelos y las raíces del territorio, y el reconocido narrador Oskar Corredor (homenajeado por el festival) cerró la jornada con una puesta en escena que viajó por la tradición oral de distintos pueblos.
El viernes estuvo dedicado al territorio y el canto. La agrupación Ojo de Tigre presentó El vuelo, un homenaje a las mujeres víctimas de la violencia; Alba Nelly Mina conmovió con Yatulafua Ombalack, donde la poesía, la percusión y el canto se hicieron vehículo de sanación; y la agrupación Embera Koedé llevó al público su cosmovisión a través de un poderoso concierto de rumba. El día cerró con la fuerza de los Cantos de Trabajo de Llano, interpretados por Raúl Numerao, quien llenó de energía el auditorio al celebrar la vida y el vínculo con la tierra.
El sábado fue una jornada diversa y vibrante dedicada a la rebeldía y las nuevas voces. La poeta Lady LyRA presentó Bredunco, una reflexión sobre el río Cauca y la memoria; Carolina Anfibia emocionó con El LIBRO-VIVO de mamá; y Ana María Dávila ofreció Las hijas de Lilith, un montaje que recorrió las voces femeninas rebeldes de la literatura universal. La tarde continuó con el pulso urbano del freestyle y el spoken word: Lit Ignis, BiblioFuhucha y Malicia Enjundia demostraron que la palabra improvisada también es poesía viva. El cierre estuvo marcado por la décima cimarrona de Telmo “El Decimero”, el arte conversado de Julián Rodríguez, y el homenaje al vallenato poético con Santander Durán Escalona, Adrián Villamizar, Andrés Mendiola y Leonardo Bermúdez, quienes recordaron por qué el vallenato sigue siendo una de las expresiones literarias más profundas del Caribe colombiano.
Durante estos tres días y el mes de octubre con los eventos metropolitanos, el público no solo fue espectador, sino también protagonista: participó en lecturas, diálogos y encuentros que reafirmaron el poder transformador de la oralidad. La cercanía entre artistas y asistentes, la energía de cada presentación y la diversidad de voces hicieron de esta edición una verdadera celebración colectiva.
El lema “Ma Bangaña”, que en lengua palenquera significa “Mi calabazo”, se convirtió en el símbolo del festival: un recipiente lleno de historias, memorias y afectos. Como enseñó el maestro Cassiani, el calabazo rescata lo que no debe desaparecer; y esta edición lo llenó con la fuerza de la palabra compartida.
La Fundación Fahrenheit 451 agradece profundamente a todos los artistas invitados, al público que acompañó cada jornada, a los aliados institucionales, medios de comunicación y equipo organizador que hicieron posible este encuentro. Gracias por mantener viva la llama de la literatura oral y por creer en la palabra como puente entre generaciones y territorios.
El 14º Festival de Literatura de Bogotá cierra con el corazón lleno, pero con el calabazo abierto, listo para seguir recibiendo historias. Desde ya, la Fundación invita a todos a reencontrarse en 2026, cuando el 15º Festival de Literatura de Bogotá abrirá sus puertas para continuar celebrando la memoria, la diversidad y la resistencia.
Porque escuchar sigue siendo un acto de amor, y narrar, un acto de resistencia.
El Festival de Literatura de Bogotá es un evento masivo y gratuito organizado por la Fundación Fahrenheit 451 que, desde 2010, con el apoyo del Instituto Distrital de las Artes. Con 13 versiones realizadas, ha convocado a más de 150 escritores y ha reunido a cerca de 30,000 asistentes.