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El Slasher es un subgénero del terror que se caracteriza por la presencia de un asesino que mata jóvenes. Este individuo por lo general oculta su rostro tras una máscara y, en la gran mayoría de los casos, posee algún rasgo o elemento sobrenatural en su persona que lo hace difícil de eliminar de manera convencional. Ejemplos de este tipo de historias hay muchos y, debido a su popularidad, son fácilmente reconocibles y quizá no guarden demasiadas sorpresas al estar sujetas a una serie de convencionalismos que dicta el género. “Un payaso en el maizal” (Panamericana, 2024) de Adam Cesare (1988), es en apariencia una historia más de este tipo, con el inconveniente de que utiliza una figura que ya conocemos de sobra como encarnación del antagonista: un payaso asesino. Sin embargo, no todo es tan simple como nuestros prejuicios puedan haber dictado, ya que mediante el uso de una prosa sencilla y una narración directa y sin desvíos innecesarios, Cesare logra sorprender en más de una ocasión con giros inesperados en la narración, mucho suspenso y una acción que va escalando. Es una novela que no pierde su impulso y que obliga a leer sin parar. El recelo que se podía haber albergado antes de iniciar pronto es descartado ante el disfrute de una historia que logra imbuir a este subgénero del terror con vida nueva y muchas sorpresas.
Cesare es autor de más de una docena de novelas y colecciones de cuentos. En 2020 Un payaso en el maizal obtuvo el Premio Bram Stoker a Logro Sobresaliente en Novela Juvenil.
¿Recuerda cómo surgió la idea para Un payaso en el maizal?
Fue una mezcla de cosas. En 2016 hubo una oleada de “avistamientos de payasos” en diferentes ciudades de EE. UU. Individuos capturados en cámara, con disfraces de payaso, amenazando a la gente con armas. Cuando comencé Un payaso en el maizal ya llevaba una década publicando historias de terror, con todos mis libros dirigidos a un público adulto. En ese entonces era profesor de secundaria y pasaba la mayor parte del día rodeado de adolescentes, así que escribir algo para un público juvenil me pareció una idea obvia que no había intentado antes. Sin embargo, no quería que el horror se diluyera, así que me puse a pensar: ¿Hay algún subgénero del terror que se enfoque en adolescentes?, ¿algo que hable de los miedos de esa edad? Y la respuesta fue: el slasher. Probablemente sea mi género cinematográfico favorito dentro del terror, algo que he estado estudiando toda mi vida, así que tenía sentido. Hacer mi propia versión de un slasher.
“Un payaso en el maizal” da la impresión de ser un slasher común y corriente, pero a medida que avanza logra sorprender con sus giros en la trama. Esa historia detrás de la narración central, de la que solo sabemos fragmentos, es lo más importante. ¿Cómo fue el trabajo de esos elementos y del momento en que empiezan a converger?
Esta es una gran pregunta. Es algo que ocurre por capas. Hay dos categorías principales de slasher: el del tipo “¿quién lo hizo?”, que está estructurado como una historia de misterio, y el slasher sobrenatural. El libro siempre estuvo firmemente anclado en la primera categoría, porque quería decir ciertas cosas con los temas y la revelación del asesino, pero luego están todas esas sorpresas adicionales a las que haces referencia... algunas de esas estaban planeadas desde el primer día, otras me levantaba una mañana y pensaba algo como: “¿Pero sabes qué sería interesante?”. Hacer que todo parezca fluido y planificado llega en las etapas de reescritura y revisión, que son la parte más importante de escribir un libro, en mi opinión.
¿Qué es lo más importante a la hora de sostener la tensión durante la narración?
Si me aburro escribiendo, puedo suponer que el lector se aburrirá leyendo. Lo que hago es tratar de mantener las cosas frescas y en movimiento; incluso si la escena es solo un simple diálogo, quiero que pequeños aspectos de esa escena le recuerden al lector que estamos en una novela de terror. Que las cosas no son seguras. Ya sea un cambio de perspectiva para centrarse en la ironía dramática, o hacer que el ambiente sea más opresivo con la descripción, todo depende.
Los payasos asesinos no son nada nuevo en la literatura y en el cine. ¿Le preocupó en algún momento que el uso de este elemento pudiera jugar en contra?
Para nada. Creo que enfrentamos ese problema con el título del libro. La gente ve “Un payaso en el maizal” y asume que es un refrito de Stephen King, o que es una broma, y entonces ya son míos. Mientras le den una oportunidad al libro, para el tercer capítulo van a estar diciendo: ¡esto no es para nada lo que esperaba! Para mí, eso es lo divertido de escribir terror, especialmente cuando trabajas en formatos muy codificados como el slasher. Tienes que saber cuándo subvertir las expectativas y cuándo mantenerlas. Es un juego de engaño con el lector.
Que la juventud esté siempre conectada a redes sociales y dispositivos electrónicos es una crítica que cada día se hace más evidente y preocupante en nuestra sociedad, pero en “Un payaso en el maizal” la solución a la que se llega es bastante drástica. Que un tema actual esté detrás de un slasher es bastante curioso. ¿En qué momento del desarrollo de la historia surge esta crítica a la juventud actual?
No lo llamaría ciento por ciento una crítica, ya que estoy del lado de los jóvenes en el libro. Pero ese aspecto se conecta con mi primera respuesta, las semillas iniciales de la idea. Muchos slashers modernos (hubo toda una oleada de estos en la primera década del siglo XXI) buscan una vibra “retro”, y eso está bien, pero es entretenimiento para gente mayor, para aquellos que añoran los ochenta. Desde el primer día supe que quería que esto fuera un slasher moderno. Si en Halloween el miedo está representado por un hombre con un cuchillo irrumpiendo en el trabajo de una niñera, ¿cuál es el miedo equivalente para los adolescentes en nuestra década? Ciertamente no es un tipo con un cuchillo, no cuando estamos practicando simulacros de refugio en los colegios para prepararnos ante la posibilidad de un tiroteo masivo.
“Un payaso en el maizal” quizá hubiera podido ser un guion cinematográfico. Es muy visual y compuesto principalmente de acción. ¿Pensó en algún momento cambiar el formato y quizá escribir directamente una película?
Estudié cine y he escrito guiones. Pero eso nunca fue una consideración aquí. Las películas son películas y los libros son libros, y hay una razón para contar historias en un medio u otro. Aunque técnicamente soy un guionista, no me considero como tal. Soy un novelista, ante todo, que se aventura en el cine y los cómics cuando surgen las oportunidades.
Un payaso en el maizal tiene ya dos secuelas en lengua inglesa, pero en el mercado hispanohablante solo conocemos la primera. ¿Qué podría adelantar a los lectores sobre estas nuevas historias sin caer en spoilers?
Siguen a algunos de los mismos personajes, lidiando con las secuelas del primer libro, pero, como dije antes, si me aburro, supongo que el lector se aburrirá también, así que cada una de las secuelas (estoy trabajando en el cuarto libro mientras hacemos esta entrevista) tiene su propia esencia, cambia los subgéneros. El segundo libro, Clown in a Cornfield 2: Frendo Lives!, es una especie de thriller conspirativo, con un tercer acto en donde me planteé: ¿cómo hacerlo más grande y mejor que la pieza central del primer libro? Y luego, el tercer libro, The Church of Frendo, es simplemente una locura. Es una reinterpretación folk horror de las películas de venganza de carretera de los setenta. Es mi favorito de los tres. ¡Espero que puedan leerlo pronto!
La adaptación fílmica de Un payaso en el maizal se estrena muy pronto. ¿Qué tan fiel es al libro? ¿Se siente satisfecho con el resultado?
Estoy muy satisfecho. Fue dirigida por Eli Craig, quien hizo una película maravillosa llamada Tucker & Dale vs. Evil. Es una adaptación fiel, pero nohasta el punto de ser una réplica exacta, y eso me encanta. Es la misma historia, pero con pequeños detalles y sorpresas que mantendrán a los lectores de los libros al borde de su asiento. Y eso es lo que creo que debe hacer una adaptación cinematográfica. Si es solo una representación exacta, escena por escena, del libro: ¿cuál es el objetivo? La película es mi historia, el corazón de mis personajes, pero a través del lente y del sentido del humor y punto de vista de Eli.
¿Qué cree que es lo más importante que debe lograr una historia de terror?
Esa es una pregunta engañosa. El terror es mi género favorito porque es quizás el más diverso, en términos de narración, tono y lo que puede sacar de la audiencia. Hay horror silencioso en un extremo del espectro, luego está la comedia de terror, el horror deprimente, todos con diferentes objetivos. Los libros de Un payaso en el maizal buscan esos sustos, por supuesto, pero también intentan hacer que el lector piense, que se identifique con personajes con los que de otro modo no lo haría.
¿Algún consejo que pueda ofrecer a los escritores en ciernes que quieran escribir historias de terror y no sepan cómo empezar?
¡Escribir cuentos! Recibí este consejo en una convención cuando era un escritor joven, de parte de Jack Ketchum, nada menos, y tenía toda la razón. Empiecen con algo breve, microficción o cuentos cortos, y termínenlos. Ese es el mayor obstáculo para los escritores jóvenes, escriben tres capítulos de una novela y luego se distraen con una idea nueva y nunca acaban. ¡Terminen esos borradores!
¿Cómo logró que Clive Barker leyera su libro?
¿Te refieres al momento más grande de mi vida profesional? Eso está entre los tres mejores momentos de toda mi vida. Cuando me enteré del blurb (elogios de otros autores para la tapa de un libro), fue a través de un correo electrónico de mi editor. No tenía idea de que le habían enviado el libro a Barker. Yo iba manejando camino a una convención junto a otros tres amigos escritores de terror. Casi nos estrellamos de lo fuerte que estábamos gritando. Unas semanas después pude agradecerle a Mr. Barker en persona, ya que se encontraba participando en una convención local. Es una persona de lo más genial y amable. Cambió mi vida.
¿Cuáles son los escritores y escritoras que considera que más lo han influenciado?
Barker, por supuesto, aunque no creo que veas tanto su influencia en los libros de Un payaso en... Stephen King, cualquier escritor moderno que no cite a King está mintiendo. También fui muy fan de Anne Rice, me encantan los vampiros y estoy escribiendo mi propia historia para que salga el próximo año. Estuve muy metido en Joyce Carol Oates en la universidad, creo que tiene tantas novelas literarias que la gente olvida su trabajo en el campo del terror y lo importante que es. Y los splatterpunks, incluidos los escritores que no se autoasignaron ese título, como Joe Lansdale.
*Escritor colombiano. Autor de los libros de cuentos Otra Luz y La piel de las pesadillas. Colaborador literario en varios medios.
Por Pablo Concha*
