El Magazín Cultural

Adriana Córdoba: "En mi ser habitan miles de intenciones y tensiones estéticas

la actriz Adriana Córdoba dice que es a través de exploraciones de la voz, desde la mirada de la composición de los textos y de la dirección, que ha explorado en la propagación de absurdas, intensas, suaves, sórdidas, disonantes y miles de posibilidades el deleite en la búsqueda de la creación.

Óscar Jairo González Hernández
05 de febrero de 2020 - 03:29 p. m.
Adriana Córdoba, quien asegura que "Uno de mis exquisitos caminos para llegar a la creación e interpretación de textos, y puesta en escena, es la observación y percepción de este vasto, mágico y curioso reino animal".  / Diego Arango Bustamante
Adriana Córdoba, quien asegura que "Uno de mis exquisitos caminos para llegar a la creación e interpretación de textos, y puesta en escena, es la observación y percepción de este vasto, mágico y curioso reino animal". / Diego Arango Bustamante

¿En qué momento se da en usted esa evidencia maravillosa, por su caos y turbulencia, la decisión de construir su realidad y su mundo en y para el teatro?

Siento que la decisión de construir realidades y mundos para el teatro ha estado presente en mí. Desde el juego en la niñez. Latente y lista para accionar. No podría precisar un punto, una línea, un instante que evidenciara el caos y la turbulencia…Presiento que esa evidencia maravillosa ha estado acompañándome desde siempre. Preparándome, madurando cada día. En un continuum palpitar del corazón. En conexión de sublevaciones, amor, confrontaciones, aprendizajes, pruebas, ensayos y errores, en soledad y en maravillosa compañía.   

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Hoy, aquí y ahora puedo evidenciar que el caos y la turbulencia han sido maravillosos y exigentes maestros. Que me confrontan desde las vísceras; sin recelo, sin pudor, con todos los obstáculos necesarios, en majestuosa dinámica de intencionalidades, en el silencio y en la ebullición.

¿Cuándo comienza esa tarea, qué es lo que más le hace sentir la necesidad de exhibirse, de mostrarse a sí misma en lo que hace en el teatro y por qué?

El sabor del miedo, su olor, la inevitable efervescencia de la intensa ebullición de las vísceras en acción y vacíos en el estómago; la aventura del riesgo. Sentir cómo comienza a abrirse y a temblar como la tierra, palabras en el pensamiento y en la boca. La lluvia de imágenes como soleadas apariciones.

La aventura y experiencia de sumergirme en una nueva creación. Vivir la hermosa locura del riesgo desde una percepción propia. En la felicidad mágica de mover las piezas, en el espacio escénico como en el ajedrez. Saborear y recorrer diferentes escenarios en contacto con otras prácticas y visiones.  Sentir el vacío, la nada, para recordarme la humanidad en mí. El constante y dinámico aprendizaje.

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¿Qué máscara o máscaras le incitan y excitan más a su yo, para hacerse a una historia sensible de su vida teatral, tiene historia o no?

La inevitable y pavorosa máscara del miedo. Ese miedo que aparece como fantasma, como de la nada. Aparición que se impone desde nuestros orígenes, enraizándose con vigorosos tentáculos, como poderosa verdad. Que, para desvestirla y transformarla, hay que sumergirse en la enérgica decisión de hacerlo. Vestirse de recia fuerza.

La camaleónica máscara. Poderosa capacidad de apariencias, de personajes múltiples, de los que bebo y asimilo y me ayudan a elaborar textos desde la necesidad de develar aquello que se pretende ocultar. Que como artista estoy comprometida a cantar, ulular, denunciar, danzar… en el escenario y en la vida. Conectándome con miles historias. Siendo espectadora íntima y cercana del mínimo gesto, la interpretación de palabras, recuerdos, imágenes…, que generan en mí el extravío, el vuelo por peñascos, furia, hielo cortante, humedad en mis oídos y en la piel. la experiencia unipersonal al aturdimiento y a la imaginación.  Este trasegar me conecta con miles e inacabadas historias. 

¿En su ascesis teatral, porque el teatro es para usted una ascesis, qué personaje le ha fascinado más, le ha inquietado más realizar y por qué?

Desde mi continua observación, preparación y entrenamiento, me encuentro en la fascinación de experimentar en la creación de los personajes actuales, el aroma y el alma de los antecedentes, caracteres y esencia de los anteriores personajes. La madurez del recorrido, la experiencia, las frustraciones, dolores y risas. Emprender el viaje hacia la creación propia reúne inquietantes vidas, percepciones, procesos de LOCURA. Para llegar a esta experiencia y madurez que aún madura, tengo la compañía fiel de la escuela de la vida, de la academia, procesos y vivencias con El Teatro La Hora 25 y otros teatros. Experimento y siento que En Ululato de la Locura navega las brujas de Macbeth, Clarence, Margarite de Anjou, Thánatos, La Nodriza…como maestros guías que me han preparado y acompañado en un camino de creación colmado de significativas experiencias y que disfruto con plena intensidad.  

¿Qué intención y tensión estética de su necesidad teatral la han llevado poderosamente a concebir y estructurar sus Monólogos?

En mi ser habitan miles y miles de intenciones y tensiones estéticas: Una de ellas es la permanente provocación de la percepción del mundo en su accionar, material necesario e indefectible que nutre la poética teatral.

El deseo de ulular desde el silencio y aviva voz, el hambre de poder sin autoridad, deplorable máscara ruin de los amadores del poder en el saqueado y mutilado mundo.   

El deseo de compartir desde el escenario la pasión por el baile y el canto en una fruición de amor y palpitar del corazón.

La provocación de poner en escena a través de la magia y acción dramática el sueño de sentir mi voz musitando y revelando textos, palabras de amor, al ritmo de la salsa, el canto, el flamenco y el folclor.

Y en el camino de la ascesis teatral y humana la intención inquieta de desechar mi viejo, lánguido y decrépito personaje anquilosado, que esté desprovisto de creatividad, amor, felicidad y estupor.

¿Cómo, desde dónde y por qué, en su mismidad de la transverberación teatral necesitó realizar el monólogo: “El cortejo del tilonorrinco” y por qué lo llamó así?

Uno de mis exquisitos caminos para llegar a la creación e interpretación de textos, y puesta en escena, es la observación y percepción de este vasto, mágico y curioso reino animal. Me cautiva y emociona la belleza y poderío en colores y formas la majestuosidad de especies de aves y pájaros inmersos en los frondosos bosques y selvas.

En uno de esos tantos días y meses de investigación y navegación en internet, en el que me hallaba preguntándome, qué me interesaba y necesitaba expresarme y expresar en el espacio escénico, apareció como por arte de magia el exótico plumaje de un pájaro azul cobalto.  

Allí como espectadora hechizada por su encanto y belleza me detuve horas y horas deleitando mis pupilas en absortos movimientos generadores de exquisita danza. La intención de la acción de este personaje era la de cortejar a su amada hembra. Todo este acontecer, giraba en torno a la selecta búsqueda de frutos, hojas, semillas, sonidos, que componían la arquitectura de una puesta en escena. Estaba aprendiendo de un experimentado arquitecto jardinero. ¡Agradecido regaló de la naturaleza!

Este pájaro, llamado El Tilonorrinco, o Jardinero, provocó e inspiró en mí el nombre de la obra.  Inevitablemente me estaba invitando en su comportamiento animal a revivir el poderoso ritual del cortejo entre los seres humanos.  

¿Al proyectar y darle otra perspectiva a su monólogo que llamó el “Ululato de la locura”, que buscó y busca llevar a la escena como locura y por qué?

La percepción del mundo en su accionar. Esa bella, compleja e irónica manera de relacionarnos, es lo más visible e invisible que me conecta con la catarsis en el escenario del comportamiento humano.  

Internarme en EL ESCENARIO en un viaje catártico riendo, llorando, clamando, ululando, regresar y sumergirme en Hölderlin: “Ser uno con todo, ese es el cielo del hombre. Ser uno con todo lo viviente, volver, en un feliz olvido de sí mismo, al todo de la naturaleza, esa es la cima de los pensamientos y alegrías.”

¿En la membrana de sus principios estéticos (ethos y pathos) usted, ha indicado y hablado de un “Teatro de los sentidos”, qué es lo que así nombra y por qué?

Nombro “Teatro de los sentidos” todo lo que me conecta con mi ser y con otros en la posibilidad de incitar e incitarme. ¿Qué más viaje hacia los sentidos, que atreverse como “KAMIKAZE” desde la piel unipersonal experimentar otras excitadas maneras el teatro?

En el que he llamado Teatro de los sentidos he deseado ponerme a prueba con las provocadoras palabras de Hölderlin “para volver, en un feliz olvido de mí.  Detenerme a escuchar, disponer los sentidos y experimentar lo que mas pueda ocurrir y pasar. 

¿Tener para usted otra vida teatral, como la de ser inicialmente actriz y ahora que hace intervención en sí misma como dramaturga y directora, como se observa en esas estructuras?

En una inmensa fábrica de juguetes. Me observo con la mirada de una niña atrapada en la alegría y compañía de objetos y piezas listas a la transformación. En una excitada contemplación de riqueza y exploración creativa.

¿De tener una formación teatral como actriz bajo la dirección de Farley Velásquez en el Teatro La Hora 25, qué extrae de esa formación y por qué?

Una caja de Pandora. Un potente y mágico universo. La cercanía a mi ser. La extracción de la piedra; aprendiendo a pulirla. Sintiendo y viviendo el proceso de lo que significaba y significa tallar la piedra en compañía de otros, con mis propios fantasmas y miedos.  La piedra me recuerda la incomodidad, el valioso impulso de estar en tensión, en acción dramática.     

¿Qué trascendencia le da y le concede a la voz, la voz de otro en usted misma, y qué ocurre en su diseminación en el escenario?

Es precisamente a través de la amplia gama de exploraciones de la voz, desde la mirada de la composición de los textos y de la dirección, que he explorado en la propagación de absurdas, intensas, suaves, sórdidas, disonantes y miles de posibilidades el deleite en la búsqueda de la creación.

El componente creativo se adentra y se aviva con la voz, en el exceso de significados. Rompiendo esquemas y parámetros en la infinitud de percepciones tanto para la actriz, como para el espectador.   En el escenario se altera el orden de lo social, de lo establecido.  Me he permitido hacer aparecer la voz como algo no existente, que conecta con lo que llamo “Teatro de los sentidos”.  La naturaleza de otro orden no ordenado aparece. Conectando o no con otros niveles de comunicación. La extracción de la piedra aparece.  

La voz se convierte como en una especie de otro personaje que silencia, suena, resuena, ulula, creando otros canales comunicantes y posibles, interrumpiendo, excediendo, provocando otras intenciones comunicativas con los elementos, el espacio, el vestuario, los espectadores… experimentando una intensa libertad de sensaciones y emociones. 

¿Considera usted que el espectador (Público lo llama Boris Groys) le es necesario, a su proyecto teatral (Monólogos) y por qué, qué carácter le da y como lo realizaría en su vida (el espectador)?

La magia del ritual sobreviene en el escenario, gracias al encuentro entre los espectadores y el actor-actriz. He sentido que la preparación de una obra cobra relevancia en ese encuentro de miradas, oídos, voces y pieles. Porque se produce la provocación de un acontecer único, el juego de narrarse miles de historias, migraciones a otros mundos, multiplicidad de lecturas, preguntas…Cada uno como espectador o como creador, inicia una especie de juego dramático, UN ACTO CATARTICO, en donde todo puede acontecer. 

¿Qué es para usted el gesto teatral; es el gesto teatral la totalidad de la representación o qué es en sus Monólogos y por qué?

El gesto teatral contiene y magnifica todo. Es la esencia de lo que se calla o se dice. De lo que se desea ocultar o evidenciar. Es acción. Quietud. Tensión e intención.

Por Óscar Jairo González Hernández

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