Anatomía de un zombi en época de pocos cerebros

Cortesía

Una novela de zombis que se centra en el asunto humano, o lo que queda de este, por encima de las nuevas reglas de este mundo infestado por criaturas salvajes; criaturas no humanas en unos casos, y en otros tantos, criaturas humanas despojadas de su humanidad. 

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De entrada, Pulido nos lleva con un hombre y una mujer, los protagonistas de la historia, y nos empieza a dar vistazos de ese mundo que quedó después. La simbiosis entre los dos personajes nos habla de los remanentes de una sociedad colapsada y de los dejos que quedaron de lo que alguna vez fue el epítome de nuestro orgullo sin par y nuestra estúpida y ciega fe en la tecnología. Aquí se trata de sobrevivir sin importar más, pues ya no hay esperanza y los personajes están lejos de tratar de rearmar la civilización. Sin darle importancia al sentido de comunidad, sin prestar atención a qué pasará después.

Así nos adentramos en lo que queda de esta ciudad, de este lugar que parece tener unas fronteras definidas por la violencia y voracidad sin sentido de unos seres monstruosos a los que oímos todo el tiempo deambular por los recovecos, las esquinas, los rincones; seres que evitamos pero de vez en cuando los vemos y con los cuales no queremos ningún contacto pues sería la perdición, el cierre de este juego sin fin que muchas veces altera la naturaleza misma de la supervivencia y nos hace pensar si en verdad vale la pena seguir adelante. Y para completar la desesperanza, esta mujer que acompaña al protagonista desaparece, tal vez raptada, y las metas cambian del “sólo sobrevivir” a “vamos a encontrarla” sin saber muy bien cómo.

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La narración minuciosa de lugares y eventos le permite al lector ir enterándose de cómo está armado este nuevo mundo, y en medio de lo nuevo, como una acertada profecía del pasado, aparece un manuscrito filosófico que ni el protagonista ni nosotros nos atrevemos a dejar de leer. Allí se consignan los principios morales (o la falta de ellos) que han conducido a la casi extinción de la humanidad. Gracias a este manuscrito vamos reflexionando sobre este universo que nos propone Néstor. 

No sobra mencionar que la novela está plagada de una tenacidad terca e irracional, un afán por seguir habitando un planeta que ya no nos pertenece, y el hombre protagonista, ese hombre que somos todos y a la vez no existe, se rebela en contra del destino fatídico que envuelve a toda la raza de Adán, y este anti-Adán no se encuentra allí como semilla de la vida, sino más bien es un ejemplo del narcisismo y el egocentrismo que define nuestra sociedad, las causas últimas de esta hecatombe.

Y cuando hemos abandonado toda esperanza, cual Virgilio esperando a las puertas del infierno, nuevos personajes llegan a pintar un nuevo panorama, guardando un oscuro secreto tan impactante como inesperado. Y empieza allí la frenética carrera hacia un fin insospechado, escrito de manera magistral y adornado con la simplicidad de la violencia absurda de unos seres a los cuales cuesta reconocer como humanos, y como en una majestuosa ópera, Pulido nos envuelve en un canto de sirena hecho para que nuestros oídos nos arrastren hasta ese fin poético y hermoso que muy seguramente los dejará sin palabras como lo hizo conmigo. 

‘A Las Puertas del Abismo’ es una novela impactante que nos deja pensando en nuestro modo de actuar contemporáneo, y es muy interesante esta narración en este sentido, porque este sobrevivir diario sin contemplar un futuro es una analogía perfecta de la vida moderna en la que estamos inmersos en el propio yo y nuestra supervivencia sin importar un futuro que tal vez no venga. 

Definitivamente una novela que debe leerse, una mezcla perfecta de aventura y acción, que también nos da tiempo de pensar en nuestra falta de humanidad. En palabras del escritor Daniel Ángel “la aparición de los seres monstruosos constituye una metáfora de nuestros días convulsionados por la futilidad, en los que los hombres hambrientos por poseer, esclavizar y devorar llegan a niveles de genocidio, canibalismo y exterminio.”