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Estados Unidos volverá a dejar de ser miembro de la Unesco por tercera vez en su historia desde 1945, el año en el que se puso en marcha la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura con ese país entre sus miembros fundadores.
La decisión anunciada este martes, que entrará en vigor en 2026, era algo que no ha sorprendido en París, donde tiene su sede la Unesco, y de hecho la agencia llevaba preparándose para ello desde la vuelta del presidente Donald Trump a la Casa Blanca.
A través de un comunicado de prensa emitido por la organización, Audrey Azoulay, directora general de la Unesco, se pronunció sobre la decisión de Trump. La directora aseguró que aunque esta decisión es lamentable, ya se preveía este anuncio y la Unesco estaba preparada para ello.
"Lamento profundamente la decisión tomada por el presidente Donald Trump de retirar una vez más a Estados Unidos de la comunidad de Estados Miembros de la UNESCO —decisión que entrará en vigor a finales de diciembre de 2026. Esta decisión contraviene los principios fundamentales del multilateralismo, y nuestros numerosos socios en Estados Unidos. Sitios candidatos a la inscripción en la Lista del Patrimonio Mundial, ciudades que buscan el reconocimiento como Ciudad Creativa o universidades con cátedras UNESCO podrían ser los primeros en verse afectados", dijo en el comunicado.
Adicionalmente, Azoulay afirmó que durante los últimos años han emprendido reformas estructurales y diversificado sus formas de financiamiento, por lo que, desde 2018,han compensado “la tendencia a la baja de la contribución estadounidense, que ahora representa únicamente el 8 % del presupuesto total de la Organización, comparado con algunas agencias de las Naciones Unidas, cuya contribución constituye hasta un 40 %”, afirmó. También confirmó que “en este momento, la Organización no prevé ningún despido”.
La directora general aseguró que las razones que motivaron esta decisión del primer mandatario estadounidense son las mismas que presentó hace siete años, cuando Estados Unidos se retiró por segunda vez de la organización. “La situación ha cambiado profundamente, las tensiones políticas han disminuido y la UNESCO representa hoy un espacio único de consenso para un multilateralismo concreto y orientado a la acción. Estos argumentos también contradicen la realidad de los esfuerzos desplegados por la UNESCO, en particular en lo relativo a la enseñanza sobre el Holocausto y la lucha contra el antisemitismo", dijo en el comunicado.
La primera salida de EE.UU. de la Unesco
El primer abandono estadounidense de la organización tuvo lugar en 1984, bajo la presidencia de Ronald Reagan, en protesta contra lo que consideró una mala administración económica y excesiva “politización” -en el contexto de la Guerra Fría-, cuando aportaba la cuarta parte de su presupuesto.
Washington, que dejó la Unesco acompañado del Reino Unido de Margaret Thatcher, achacaba también a la organización una presunta mala gestión y su apoyo a medios de comunicación del Sur global frente al “dominio occidental”, expresado en el llamado ‘Informe McBride’.
Retornó a la Unesco el 1 de octubre de 2003, coincidiendo con la 32 Conferencia General de la entidad, y en aquella sesión el responsable de Educación estadounidense, Rod Paige, afirmó que su país volvía como un miembro más, sin un programa propio, deseoso de “participar y escuchar a los otros” y de “trabajar en equipo”.
La segunda vez que EE. UU. abandonó la organización
La segunda salida estadounidense se produjo durante el primer mandato de Donald Trump, aduciendo entonces supuestas tendencias antiisraelíes de la organización y su necesidad de reformas.
El anuncio se hizo en octubre de 2017, aunque no entró en vigor hasta 2018, y suponía ir un paso más allá respecto a la estrategia que ya había puesto en marcha la administración de su predecesor, Barack Obama, en 2011.
Desde ese año, Washington había suspendido sus contribuciones a la Unesco a raíz de la admisión de Palestina como miembro de pleno derecho de la organización.
La decisión volvió a suponer entonces un severo contratiempo para la entidad, que se vio obligada a reducir su nivel de actividad ante la marcha de su principal contribuyente (un 22 % entonces).
Por eso, en 2023, cuando Estados Unidos regresó como miembro de pleno derecho por iniciativa del Gobierno de Joe Biden, lo hizo con un plan para, al margen de las contribuciones obligatorias, ir saldando los pagos adeudados de aquel periodo, que alcanzaban un valor de 619 millones de dólares.