Luego de sentir la muerte bien cerquita, nuestra vida florece: Gerónimo Pavani

Si quisiéramos definir su música, podríamos encontrar mixturas maravillosas: música sanación, folk, música andina, música de cantor. Muchas de sus canciones se acercan a mantras para conectarnos con la esencia, esa que a veces perdemos de vista porque vivimos en la inmediatez y en la sociedad en la que prima lo urgente, por encima de lo importante. Y es que acaso eso, lo esencial, ¿no es lo más importante?

Desde el sur del continente, más exactamente Argentina, estuvo visitando durante junio y julio varias ciudades de Colombia: Medellín, Cali, Ibagué y Bogotá. Hoy queremos hacer una semblanza alrededor de su obra. Gero pone en escena a través de sus canciones, temas que permean al espíritu y a las grandes preguntas que le atañen. Nos recuerda que el fruto que siempre buscamos ser, debe recorrer un camino único, y que a veces es elemental recordarnos que en la vida partimos de cero, desde esa semilla que trasciende sin pausas, pero sin prisas.

A modo de anécdota nos compartió que, durante su estancia en Colombia, específicamente alrededor de su viaje de Medellín a Cali, sucedió algo inesperado: viajó justo el mismo día, a la misma hora y hacia el mismo trayecto que viajaba Carlos Gardel el día de su muerte. Él cree en las señales, y al enterarse de este suceso hizo que su visita a Cali tuviera una atmosfera distinta. Los invitamos a conocer más sobre Gerónimo Pavani, un artista gaucho que le canta a la “Insoportable levedad del ser” “Una canción hermosa”.

Todo tiene un origen, un punto de partida. Comencemos:

Gero nació en el seno de una familia argentina católica apostólica romana léase italiana. Su primer recuerdo musical es saltando sobre la cama cantando “La dona é mobile” a lo Pavarotti, con tres años, según menciona. Su bisabuela nació en Piombino, Italia y vivía al lado de un teatro, cerca de allí, junto a sus hermanas escuchaban ópera desde la terraza. Gero Nació rodeado de música, su padre toca la guitarra y junto a su madre han cantado toda la vida en el coro de la iglesia “San Ramón” en La Florida, Rosario, el barrio donde se crió.

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En las navidades y en las reuniones familiares era un ritual compartir el rato junto a la guitarra. El primer instrumento que le regalaron fue una armónica roja que recuerda con nostalgia y agrado. También detalla con precisión las primeras clases de música en el jardín infantil, y menciona quede allí provienen sus primeras nociones fundamentales del ritmo, como a los cuatro años.

Después como muchos niños de Sudamérica empezó a tocar la flauta dulce, y a sus padres y maestros se les dificultaba que dejara el instrumento para realizar otros quehaceres. Empezó a explorar otras melodías de una manera más innata y empírica, además de las que le enseñaban.

A los ocho años empezó a tocar la guitarra, y con la guitarra se la pasaba tardes enteras cantando canciones, era una parte de sí, la música y él eran una intersección perfecta. La primera que aprendió fue “Kilometro 11″, un chamamé, una danza de raíces indígenas, que le gustaba mucho en ese entonces porque lo había bailado en la escuela. Apenas se asomaba el internet, y en seguida se dio a la tarea de buscar los acordes de muchas canciones que le gustaban en los primeros cancioneros online.

También heredó cancioneros de su padre. “Unas revistitas” que venían con canciones de Piero, Sui Generis, Pablo Milanés, Silvio Rodríguez, Fito Páez y con entrevistas a los músicos. En una de esas revistas se cruzó con la biografía de Charly García y le impactó muchísimo. Entonces empezó a estudiar piano clásico. Luego su hermano mayor lo invitó a unirse a una banda de rock que tenía con sus amigos.

Alquilaba una guitarra eléctrica en la sala de ensayo porque no tenia una propia y tocaban canciones de AC/DC, Pappo, Los Redondos y también componían algunas propias. Todavía eran unos niños, Gero tenía doce años aproximadamente cuando estuvo frente al público por primera vez. Después empezó a cantar sus canciones y pasó gran parte de la adolescencia acompañando a muchos grupos de rock desde los teclados. Andaba muy metido en la movida rosarina del rock, el blues, las zapadas y las trasnochadas.

La juventud, el viaje de la vida

Cuando terminó la escuela secundaria, había cursado un año de la carrera de composición musical en la universidad y para esa época hubo un quiebre en su vida. Se fue de viaje por quince días al norte de Argentina, y volvió a los nueve meses. En ese viaje recorrió parte de Bolivia, Perú, Ecuador y Colombia cantando con su guitarra, y se fue acercando de a poco al repertorio latinoamericano. Cuando volvió siguió con la carrera y armó “Hueso”, un dúo de rock.

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Mientras tanto empezó a dar clases de música en la Escuela Secundaria, años después en un viaje por el interior de Argentina conoció el canto andino con caja (tambor) y “le partió la cabeza”, manifiesta. En ese viaje encontró su verdadera voz y también entendió la responsabilidad de tener una voz. Por ese entonces empezó a ahondar profundamente en la obra de Violeta Parra y de Ramón Ayala.

Sintió la necesidad de cantar para “decir algo” sin tanto arreglo musical de por medio. Así fue que sacó su primer disco “Gerónimo”, que son canciones con instrumentación folklórica.

Después de ese disco volvió a salir de viaje con el charango y ya aprendió más acerca de los distintos ritmos dentro de la música andina, y ahí grabó “INTI”. Señala que a medida que iba viajando su inconsciente se fue cargando de montañas, selvas, desiertos, ríos, y se vio en la necesidad de darle voz a todos esos paisajes: “esos paisajes tienen su propio sonido que se te van metiendo naturalmente, eso sucede también cuando uno aprende a escuchar a los músicos propios de cada región”, concluye.

Lo que necesitamos sanar y de lo que Gerónimo ha sanado con la música

Paralelo a los viajes a través del continente, empezó a viajar mucho para adentro cuando empezó a conocer y a interesarse en las plantas medicinales. Reconoció que gran parte de la sabiduría de nuestra tierra está ligada a esas plantas de poder. Inició un trabajo de autoconocimiento y sanción muy profundo con el Ayahuasca. Las canciones de su segundo disco ya traían sembradas un cambio en el mensaje. Es un disco donde el centro está en el sol y en la tierra como ser viviente, no en el ego del artista.

Eso resonó mucho con la gente que se encuentra atravesando ese mismo proceso de sanación o evolución, adhiere. Entonces las canciones empezaron a sonar mucho en ceremonias de plantas medicinales, y a él se le empezaron a abrir muchos espacios de música medicina o sound healing.

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Gero no cree que tengamos la necesidad de sanar, más bien, la considera como una opción. Él busca su evolución, sanar es parte de su evolución, ¿sanar qué? en general todo está relacionado con el miedo a la muerte. A eso venimos a esta vida, a trascender, comenta. La mayoría de las experiencias espirituales más fuertes que ha tenido, están relacionadas con la muerte. Entender lo finito que es todo aquello por lo que renegamos, y lo tan infinita que puede ser nuestra consciencia, nuestra libertad. Se dice que uno no valora lo que tiene hasta que lo pierde. Cuando uno se levanta luego de sentir la muerte bien cerquita, nuestra vida florece con más fuerza que nunca.

Gero estuvo preso por error tres días en una cárcel en la selva de Pucallpa, Perú le pedían nueve años de prisión. Por suerte salió porque era inocente. Para él eso fue una experiencia profundamente espiritual y cercana a la muerte. Lo golpearon muchísimo, y pero declara que el hecho perder la libertad por unos días, hizo que hoy se sienta la persona más libre de mundo.

La canción de cantautor hoy en día y sus públicos y los retos

“Cancionistas” hay muchísimos, a él los que le gustan son los “cantores”. Cita a la gran Mercedes Sosa: “el cantor, o la cantora tiene la capacidad de manifestar con su canto lo que le sucede al pueblo, mas allá de sus emociones personales” o a Yupanqui para referirse a “el canto en tercera dimensión”.

Tuvo la fortuna de conocer a muchos “cantores” en distintos lugares diciendo cosas muy interesantes. Asegura que lo más lindo de viajar son los “paisajes humanos” y la verdad que hay mucha gente que no es famosa, ni lo busca, haciendo canciones bellísimas, cargadas de sentido. También hay gente muy famosa interesada en hacer buenas canciones, técnicamente hablando y no en decir “algo”. Él trata de no juzgar, “la libertad es libre”. Cada quien hace lo que quiere con sus horas. A él personalmente le gusta el artista que busca el buen vivir en todos los aspectos de la vida.

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Por otro lado, una gran preocupación para los cantores independientes es pensar en la sostenibilidad de un proyecto, en su caso, asegura que el principal reto hoy, es económico. Porque sostener un proyecto artístico, con una banda como le gustaría, es un gasto que no puede afrontar todavía. No le preocupa, se ocupa, todo tiene su tiempo y lugar. Además, cree que el reto del artista hoy es “ser uno mismo”. Hay mucha data dando vuelta, entonces se busca mucha referencia en el afuera, y pocos son los que buscan adentro de uno. Gero siempre ha grabado su música para que le guste a él, no está tan pendiente de la tendencia, de lo que se escucha. Está más pendiente de serle fiel a la antena que “le transmite lo que decir”.

Su experiencia en Colombia durante la gira entre junio y julio

Colombia siempre es un gran placer y un gran aprendizaje para él. Esta es la tercera vez que viene. La primera vez andaba tocando en los buses de Bogotá, juntando para “el corrientazo” y “el tintico de la tarde”. La segunda vez fue hace tres años, estuve presentando su disco “INTI”. Esta vez llegó apadrinado por Lucio Feuillet, cantautor de Pasto, que le organizó armo algunos conciertos. También gracias a él, conoció a muchos colegas que hoy son amigos: Andrés Correa, Alejo García, Solo Valencia, Roberto Camargo, Dani Castillo, Jaison Neutra, La Muchacha, María Andrea Moreno, Cavito Mendoza y Linda Habitante.

Esta vez estuvo unos días en la selva del Putumayo, y luego tuvo una gira por Medellín, Cali, ibagué y Bogotá. Para Gero fue muy emotivo ver como mucha gente llegaba a los conciertos y cantaba canciones como “Carnavalito del Brujo”, “Fronteras” o “Las Minas”. Fue un sueño que se hacía realidad o mejor dicho “una realidad hecha sueño”. Fue sorprendente ver que canciones que hizo a tantos kilómetros de distancia sean cantadas y pedidas por personas lejos de su país. También visitó Boyacá para ir a la laguna de Iguaque, para hablar un poquito con Bachué. Su fascinación por conocer un poquito más de la cultura y de la tierra que anda transitando, es la forma que encuentra para honrar su vida, y la vida en general.

Lo que viene para la música de Gerónimo Pavani

Una gira por México y por Estados Unidos. Proyecta regresar a Argentina a presentar su nuevo disco allá. Una de sus grandes metas es abrir un sello de música consciente, y aparte del disco de canciones nuevas, está mezclando un disco de piano, con improvisaciones que grabó en la pandemia.

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