El Magazín Cultural

Cumplir los sueños en la madre patria

A propósito de la edición número 13 de la Fiesta del Libro, que irá hasta el próximo 15 de septiembre y se celebra en Medellín, presentamos al escritor colombiano Luis Luna.

Isabel-Cristina Arenas
09 de septiembre de 2019 - 06:37 p. m.
Luis Luna Maldonado, quien fue finalista en 2017 del premio Clarín de Novela.  / Foto: Ana Portnoy
Luis Luna Maldonado, quien fue finalista en 2017 del premio Clarín de Novela. / Foto: Ana Portnoy

Abilio Ayala es un colombiano que llega a Barcelona ¿a buscar fortuna, a escapar de algo, a cumplir un sueño? Quizá todas las anteriores. En su ciudad natal, Pamplona, se dedicaba al contrabando, también a averiguar quién asesinó a su hermano mayor mientras compartía cama con Miladys, una prostituta que lo quería y le pasaba libros dejados en su cuarto por clientes antiguos con la condición de que le leyera a ella de vez en cuando. Ahora, ya en Europa, se baja del metro en Plaza Cataluña preciso el 11 de septiembre de 2001, cuando acaban de ocurrir los atentados a las Torres Gemelas y en plena celebración de la Diada, la Fiesta Nacional de Cataluña. Esa tarde comienza la pequeña tragedia del inmigrante en España: mantener el estatus legal y, en su caso, poco tiempo después, otra más universal y variable: el amor.

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Después de siete años, en su último día en el país, Abilio se sienta en la barra de un bar y comienza a hablarle al dueño, un chino llamado Wong, quien parece que lo escucha, o en realidad no, quien parece que lo entiende, o no realmente. El dueño está pendiente de los clientes, seca vasos, limpia el suelo, sirve cañas y demás oficios típicos de los omnipresentes bares de barrio en Barcelona. Este es un lugar que suele frecuentar para ver los partidos de fútbol, y mientras le cuenta su vida al barman mira de reojo uno del Barça, pero él es del español; va siempre a tomarse cuatro cervezas con un dedo de espuma, pero esa tarde está dispuesto a acabar con el barril. Wong sabe escuchar y Abilio le cuenta la razón por la que llegó y por la que partirá en un monólogo divertidísimo y al mismo tiempo amargo llamado: Aquí solo regalan perejil (Alfaguara, 2019), de Luis Luna Maldonado (Pamplona, 1963), que obtuvo el XX Premio Ñ BaPro - Clarín de Novela.

No sabemos si Wong habla castellano y tampoco importa mucho, lo que importa es la vida de Abilio, quien conserva intacto su acento local y sigue usando palabras que solo entienden en Colombia y a veces solo en Pamplona. Las explicaciones de los términos o frases coloquiales que utiliza sacan más de una carcajada en la lectura y le sirven a cualquier lector sin importar su nacionalidad. ¿Qué es un bocadillo, una curuba, un tintico? La inocencia del protagonista al llegar a la ciudad y adaptarse a las costumbres locales es universal, no importa al país que se emigre. Es el típico colombiano rebuscador y sin miedo, que se le mide a lo que la vida le vaya dando, en el buen y en el mal sentido.

“No hay nada peor que estar fuera de la casa y mal, jodido. Siete años, siete meses y once días acá en Barcelona. Me voy tal como vine, con la ilusión de empezar algo nuevo, pero ahora es al revés”. Sabe que la gente al regresar estará pendiente de su acento, que todos creen que se la pasa en museos, castillos y en toros, que toma vino y come jamón. El destino de Abilio podría ser el de cualquiera que llegue a este país con los bolsillos limpios. “Todos creen que acá todo es más fácil, pero ignoran que la mierda sabe igual en todas partes”. Por fortuna él es un lector voraz de ficción y poesía que sabe apreciar la compañía de los libros.

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“Como migrante nunca terminas de irte, nunca acabas de llegar”, dijo Luis Luna Maldonado, escritor, creativo publicitario y artista visual, al ganar el Premio Clarín en 2017. Luna vive en Barcelona desde 2008. Sabe por experiencia propia, como la de todos los que viven en esta ciudad, que aquí lo único que regalan es el perejil, lo demás es trabajo. Por su parte, mientras Abilio vivió en Barcelona tuvo un amigo: don Pere; una novia: Neus; un examigo: Mariño, y varios conocidos. Cada uno con un papel decisivo en los siete años en que estuvo fuera de Colombia. Quizás haya aprendido algo o quizá no, y simplemente fue su vida. Lo bueno de haberse ido de su tierra es que siempre tendrá un lugar al cual regresar.

 

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Por Isabel-Cristina Arenas

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