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Aunque su filme se desarrolla en El Cairo, Goher reveló que la historia de la protagonista de “La vendedora de rosas”, la joven actriz Lady Tabares, fue un punto de alerta ética durante la creación de “Happy Birthday”. La directora, que trabaja con una niña proveniente de un entorno vulnerable, habló con franqueza sobre lo que quiso evitar a toda costa.
“No quería hacer una película que terminara como el caso de ‘La vendedora de rosas’. Gaviria tomó una niña de la calle y un año después estaban en Cannes, pero luego ella tuvo una vida muy difícil.”
La cineasta subraya que no responsabiliza a la película colombiana por el destino de su actriz, pero reconoce en ese episodio un recordatorio doloroso: el cine puede exponer a un menor a un mundo que no siempre lo acompaña después de las alfombras rojas.
“Ese caso me marcó. No quería repetir un modelo donde tomas a una niña vulnerable, la colocas frente a las cámaras y después queda sola.”
Con esa conciencia, Goher diseñó un proceso completamente distinto. Durante un año entero trabajó junto a las niñas protagonistas, desarmando escenas, creando personajes desde cero y convirtiéndolas en participantes activas del proceso creativo. Pero la diferencia más profunda llegó después del rodaje.
“Me aseguré de que hubiera un plan para ella. Cuando empezamos no sabía leer ni escribir; ahora tiene una profesora privada y ha aprendido.”
Goher también la inscribió en el Centro de Talentos Juveniles de la Ópera de El Cairo, donde recibe formación artística continua. Para la directora, esto no es caridad: es responsabilidad.
“Quería que se viera a sí misma como artista, no como una niña arrancada de su mundo para una película. No podía permitir que volviera a la pobreza o a la invisibilidad.”
El paralelismo con Lady Tabares no es gratuito. Para Goher, “La vendedora de rosas” sigue siendo un referente mundial sobre los desafíos de trabajar con menores provenientes de contextos precarios, especialmente cuando alcanzan fama repentina sin un sistema de apoyo.
“Esa historia colombiana nos recuerda que el cine puede transformar una vida… o puede no hacerlo. Nosotros debemos acompañarlos más allá del set.”
El PÖFF, festival de clase A celebrado en Estonia, se convirtió así en el escenario donde el cine egipcio y el colombiano se encontraron de manera inesperada, unidos por la reflexión profunda sobre la ética y el impacto real del cine en la vida de los niños actores.
Con “Happy Birthday”, Egipto compite por un lugar en los Óscar, pero su directora deja claro que su mayor triunfo no será un premio, sino el futuro de la niña que confió en ella.