Harold Rubio presenta El paraíso está en otra parte, una exposición monumental en Casa República que reúne más de 120 obras en gran formato elaboradas en plastilina. La muestra explora la identidad colombiana y emociones universales a través de esculturas y relieves que dialogan entre Disney, Frida Kahlo, Fragonard y los carros Renault 4 que marcaron la memoria colectiva del país.
Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO
¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar
“Siempre he sentido la necesidad de expresarme, y la plastilina, presente desde la niñez, es para mí la forma de trascender el material en la adultez”, explica Rubio, quien ha convertido este material asociado a la infancia en su principal herramienta artística. “Yo quise trascenderlo y lo llevé a mi carrera cuando estudié artes visuales”.
Del taller mecánico al arte
La historia de Rubio comienza en el taller de su padre, un restaurador de carros donde los colores no eran simples tonalidades, sino precisiones técnicas. “Mi papá era restaurador de carros. Por eso vas a ver muchos carros, incluso motos”, recuerda el artista. “Cuando uno es niño y el papá tiene un taller y se restauran carros, y hay paletas de color, aprendes los colores de manera taxativa: cada color es tal cual. Entonces aprendes la precisión del color”.
Su educación se convirtió en la base de una obra que hoy ha viajado por Ámsterdam, Budapest, Nueva York y Alemania. “He expuesto en Ámsterdam, en Budapest. Hemos tenido obras en Nueva York, en un museo de Alemania. Y estar exponiendo en mi país, para mí, es muy grato, porque siempre estamos llevando los discursos del arte a un ambiente europeo donde, supuestamente, se les va a dar como una credibilidad”.
El cruce de íconos
Una de sus series más reconocidas, Cruce de íconos, reúne personajes de Disney con pinturas clásicas en composiciones que desafían las fronteras entre la cultura popular y el arte académico. “Tiene que ver con mi crianza y también ese cruce de íconos tiene que ver, por ejemplo, uno puede ver a Pepe Grillo, y Pepe Grillo encuentra una pintura clásica; entonces es un encuentro de dos mundos”, explica.
Detrás de cada pieza hay un proceso exhaustivo. “El proceso de investigación previo puede durar dos años para yo sacar una serie”, revela Rubio. La serie de carros y motos, por ejemplo, fue su tesis de grado. “Ahí aprendí que cada serie es un proyecto de largo aliento y, pues, la parte investigativa, sí, puede llevar dos años”.
La pandemia y el tiempo
Durante el confinamiento por COVID-19, Rubio encontró en la minuciosidad una forma de resistencia. “Más que inspirarme, traté como de alargar ese tiempo de encierro, hacerlo más ameno. Entonces hacía obras muy, muy minuciosas”, recuerda.
Cada figura, cada textura y cada relieve son elaborados a mano con plastilina, en un proceso que puede tomar desde un mes hasta medio año, dependiendo de la complejidad de la pieza.
“El paraíso está en otra parte”: una búsqueda de identidad
Con más de 120 obras en gran formato, la exposición en Casa República se convierte en un recorrido exhaustivo por el universo creativo de Rubio. El título, El paraíso está en otra parte, sugiere una búsqueda constante: una reflexión sobre la identidad colombiana vista desde múltiples ángulos —el político, el social, el personal y el emocional—.
La muestra, curada por Eduardo Serrano —uno de los curadores más prestigiosos del país—, presenta una variedad de “fetiches” personales que trascienden lo autobiográfico para convertirse en símbolos colectivos. Desde tenis Reebok que marcaron su adolescencia hasta portadas de revistas que formaron parte de su aprendizaje. “Todas las marcas u objetos que yo cojo son como de fetiche”, explica. “Vas a encontrar hasta unos tenis Reebok, porque en algún momento de mi adolescencia eran como los tenis de fetiche que tenía y cuidaba mucho”.
También están presentes las cartillas La alegría de leer, con las que su madre le enseñó a leer. “Mi mamá aprendió, por ejemplo, a leer con La alegría de leer. Ahí está por ahí la cartilla de La alegría de leer. Y, de ahí en adelante, tomé varias portadas con las que mi mamá me enseñaba los colores, a leer, cositas así”.
Pero sus sueños apuntan más alto. “Uno de ellos es hacer, por ejemplo, la Capilla Sixtina en el trópico y con mis texturas. Yo sueño y tengo que hacer ese proyecto”, confiesa. “Quiero hacer cosas más grandes cada vez”.
El paraíso está en otra parte estará abierta al público en Casa República hasta el 28 de noviembre. Con más de 120 obras, la exposición se consolida como una de las muestras más ambiciosas del arte contemporáneo colombiano, donde la plastilina deja de ser un juego de niños para convertirse en un vehículo de memoria, identidad y transformación artística.