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Desmontar la masculinidad

Con su primer largometraje, Fabián Hernández entra por la puerta grande de la cinematografía internacional. Un varón posee todos los elementos para llamar la atención en la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes.

Janina Pérez Arias
25 de mayo de 2022 - 12:52 a. m.
Desde hace mucho tiempo, prácticamente toda su vida, Un varón estuvo muy dentro de Fabián Hernández. Después de cuatro años de producción, esta película forma parte de la programación de la Quincena de los Realizadores del Festival de Cannes.
Desde hace mucho tiempo, prácticamente toda su vida, Un varón estuvo muy dentro de Fabián Hernández. Después de cuatro años de producción, esta película forma parte de la programación de la Quincena de los Realizadores del Festival de Cannes.
Foto: Festival de Cannes

A pocas horas del estreno mundial en esta arena internacional, Fabián Hernández estaba atravesado por las emociones, aunque las actividades de prensa no le estaban dejando mucho tiempo para sentirse nervioso. Aún no.

Para cuando en el Teatro de la Croisette se proyecte Un varón por primera vez, Fabián estará rodeado de una parte de su equipo. Como Manuel Ruiz (de Medio de Contención Producciones), “la persona que más me acompañó durante todo el proceso de la película”, dice el director y guionista bogotano, pero también Santiago Porras (el primer asistente de dirección), Sofia Oggioni (directora de fotografía), Marta Ceballos (asistente de producción) así como el productor Héctor Ulloque (Medio de Contención) y los músicos Mike y Fabien Kourtzer.

“Fabián ha sido autodidacta, obstinado y disciplinado. Y eso es lo que le ha permitido llegar hasta aquí”, comentó el productor Manuel Ruiz, sentado al lado derecho de Fabián, que no evitó sonrojarse y sonreír agradecido ante el comentario, “la ventaja de estar en este festival es que le abre las puertas a la película y seguramente tendrá un recorrido muy significativo tanto por su calidad como por la temática que la posiciona en un momento importante”.

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La historia de Un varón se centra en Carlos (interpretado por el actor natural Dylan Felipe Ramírez), un chico de barrio que vive en un internado en Bogotá. Carlos se enfrenta al conflicto entre adquirir estereotipos y comportamientos de lo que se considera ser un hombre, o asumir la sensibilidad y otro significado de la masculinidad.

“El tema de la masculinidad es una reflexión que yo vengo haciendo desde hace mucho tiempo”, ahondó el realizador de 37 años, quien con su cinta se propuso intentar desmontar la masculinidad tóxica.

“La presión social hace que adquieras un comportamiento masculino y de macho determinado, te empuja a ser algo con lo que tú no te sientes realmente cómodo y te ubica en cierta posición de privilegio”, analizó Hernández, “porque está dado que ser un hombre tiene que ver con que puedes acceder más fácilmente a ciertas cosas a las que las mujeres no pueden”.

La puerta grande del Festival de Cannes

“Estar en el Festival de Cannes es un buen punto de partida para nosotros y para el proyecto”, contó Fabián Hernández en el espacio de la Playa de la Quincena, “me gusta la idea de que sea vista en un contexto internacional y ojalá se vea mucho en Colombia, en los barrios donde filmé, y se perciba una Bogotá inédita para muchos colombianos”.

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Con su primer largometraje, Hernández está entrando por la puerta grande, Un varón posee todos los elementos para llamar la atención en el Festival de Cannes. Pero confiesa que no fue tan fácil, sobre todo porque “es un proyecto que viene muy de mi interior, por lo que de cierta forma ha sido muy catártico”.

“Muchas de las situaciones que aparecen en la película me pasaron a mí, y siempre supe que lo que había vivido era un material muy precioso”, afirmó el director y guionista para concluir que Un varón, “es un filme que transmite la honestidad desde mi persona y desde los muchachos que han aportado mucho delante y detrás de la cámara”.

Fabián recordó que el proceso implicó “soltar la lengua, aceptar ciertas cosas que tenía guardadas y que tienen que ver con algunas vivencias que tal vez no quería recordar, pero también quizás sí quería evocarlas para poder materializarlas y exorcizarlas”, admitió.

Las calles que recorrió en su infancia y adolescencia las conoce como la palma de la mano. En su adultez siempre anduvo una y otra vez por ese mapa mental que se le quedó en la memoria, y volver a ese entorno que tuvo que dejar atrás abruptamente, tenía otro objetivo. Contó que para el momento del rodaje sabía exactamente dónde ubicar cada acción, lo cual es notable: esa urbanidad es un personaje más de la historia.

Fabián Hernández, con su ojo entrenado para detectar a las personas idóneas, buscó a sus actores en varios barrios bogotanos como San Bernardo, La Pepita o Las Cruces, y finalmente encontró en un concierto de hip hop a su elenco principal encabezado por Dylan Felipe Ramírez. Con ellos dice que apostó por la espontaneidad, aunque tenía claro lo que quería hacer.

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“Mi intención siempre fue poner la cámara y dejar la sorpresa como una opción”, recordó el cineasta, “yo confío mucho en las personas que elijo, y ellos también tienen una capacidad de analizar las situaciones, de resolver por su cuenta y bajo los parámetros claros que les daba como líder”.

La coproducción colombo-francesa-alemana-holandesa, que contó con un presupuesto de 2 mil 500 millones, es uno de los dos largometrajes colombianos presentes en el Festival de Cannes, la otra cinta es La Jauría (de Andrés Ramírez Pulido) seleccionada en la Semana de la Crítica, además del cortometraje Aribada (de Natalia Escobar y Simon(e) Jaikiriuma Paetau) también en el programa de la Quincena de los Realizadores.

“Este año hay pocas películas latinoamericanas en festival, lo cual es otra ventaja para nuestra película”, dijo el productor Manuel Ruiz. Según él, este hecho ofrece un panorama más amplio de la participación en la cita cinematográfica.

Rodada en Los Mártires, la cinta tiene una emotiva dedicatoria: “Al barrio, sus memorias y al padre Javier de Nicoló”.

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“El padre Nicoló reconoció varios problemas que siembre ha habido en Colombia, entendió que existían muchas personas que necesitaban un refugio”, describió Hernández sobre labor del clérigo salesiano fallecido en 2016 a los 88 años, “la obra que arrancó con él se convirtió en lo que se conoce como IDIPRON, que actualmente son centros para jóvenes de menos de veintiocho años, mujeres, comunidad LGTBI”.

“El padre Nicoló fue una persona muy querida por los chicos de los barrios y por personas que han atravesado situaciones muy difíciles, por eso para mí era muy importante dedicarle la película a él porque es como una suerte de ángel que de alguna manera siempre estuvo presente”.

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Por Janina Pérez Arias

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