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de la huella de nuestros antepasados
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Mulo’ushii waya, müin aka saa’in wunu’u
süchikanainru’u tü wapüshi sümaiwajatkalüirua
- “Vivir-morir”, Vito Apüshana
Desde 1999 se celebra el Dia internacional de las lenguas maternas, una iniciativa de la Unesco –ratificada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2002- cuya principal motivación es proteger la diversidad lingüística y promover las lenguas maternas.
En Colombia –de acuerdo con Ethnologue- existen alrededor de 83 lenguas nativas, de las cuales 44 están en riesgo de desaparecer. Un estudio de la revista Nature de 2021, delimitó que algunas de las causas que contribuyen a la pérdida de estas lenguas son el colonialismo, la falta de enseñanza y el fallecimiento de los hablantes nativos. Esto, aclaran, depende de las condiciones específicas de las regiones estudiadas.
El lenguaje, que ha estado ligado estrechamente a la evolución humana, ha servido como el receptáculo en el que se han almacenado siglos de conocimiento, argumentó el doctor H. Russell Bernard de la Universidad de Arizona. La pérdida de una lengua materna, como ya ha ocurrido a lo largo de la historia, no solo significa la desaparición de un conjunto de fonemas, sino también de formas de pensamiento.
Bernard afirmó que una de las necesidades para la preservación de las lenguas maternas, además de la existencia de programas educativos que estén dirigidos a las juventudes, es encontrar una manera de escribir en estas lenguas. Es aquí en donde se encuentra uno de los retos en este propósito: no todas tienen la posibilidad de ponerse por escrito.
Muchas de las lenguas nativas cuentan con una tradición oral, para lo que es necesario que lingüistas intenten aproximar grafías a los fonemas y a los distintos usos que tienen las palabras y sus significados. Este trabajo permite la creación de diccionarios que permiten entender de forma técnica las particularidades de la lengua, además de abrir la puerta a la creación de obras literarias.
Las profesoras Jacqueline Flavian-Obasi y Bethel Obiyor, del departamento de lenguas de la Universidad de Lagos, en Nigeria, argumentaron que la literatura funge como un método de expresión que establece la viabilidad del lenguaje, además de indicar que “la mayoría de las obras tienen raíces en creencias culturales, valores y prácticas de una sociedad”, por lo que la producción artística puede ayudar a la preservación de las lenguas maternas.
Iniciativas para la preservación de lenguas maternas
Han surgido proyectos literarios cuya intención es promover las lenguas nativas, como el de la mexicana Isela Xospa, quien fundó Ediciones Xospatronik, en 2014, como una iniciativa autogestionada para la creación de contenidos en lengua nahuátl. En su manifiesto editorial, Xospa —quien es miembro de la comunidad nahua de Milpa Alta, México— menciona que hace “libros infantiles con temas y personajes locales, porque lo que se hace en lenguas indígenas en nuestro país siempre se ha hecho desde ‘afuera’ y ya es tiempo para que, desde ‘adentro’, participemos en la construcción de nuestra propia memoria y de nuestro propio conocimiento”.
Con estos lineamientos, Isela Xospa cuenta con varias publicaciones dirigidas a público infantil, como es el caso de los libros “Bebé tamal”, en el que relata la preparación de un tamal jugando con el significado de la palabra –que puede referirse tanto al alimento como a un bebé arropado-, con ediciones trilingües (nahuátl, español e inglés) para facilitar el acercamiento a la lengua materna.
“Una niña o un niño que crece en contacto con libros que abordan con orgullo su cultura, escritos en su propia lengua, reconoce que sus historias importan”, afirmó Isela Xospa en la página web de Ediciones Xospatronik.
“Para los lectores y escritores de las comunidades, la creación literaria es una nueva forma de darle alcance a la comunicación y expresión de la comunicación oral pasada a lo escrito, a las oralituras también, en el plano del texto alfabético, pero siempre en conexión con lenguajes visuales, que es muy característico de la escritura indígena contemporánea”, indicó Miguel Rocha, profesor del departamento de literatura de la Universidad Javeriana, para este diario.
En el caso colombiano, existen varias expresiones literarias en lenguas originarias, como la antología multilingue Pütchi Biyá Uai-Precursores, publicada en 2017 bajo la colección Libro al Viento del Instituto Distrital de las Artes (Idartes) o la Biblioteca básica de los pueblos indígenas del Ministerio de las Culturas, publicada en 2010.
Rocha también recordó que el poeta mapuche Elicura Chihuailaf afirmaba que las lenguas indígenas preservaban los “tesoros” de las historias: las imágenes y las sensaciones dirigidas a los sentidos físicos. “Dentro de la lengua siempre hay unas bases de comunicación no traducible desde lo sensorial, por ejemplo, la musicalidad, el habla, la prosodia, hasta las formas mismas de los géneros verbales, por ejemplo, en los pueblos indígenas”, afirmó.
Estos puntos que el investigador resaltó se evidenciaron en los poemas del escritor wayuú Vito Apüshana:
Antiguos recién llegados
Por el camino a Palaausain, cerca de Porshiina,
los conejos bailan una danza secreta,
con las culebras kashiiwano’u...
y los niños pastores ahuecan sus manos
para inventar los silbidos: ¡Waawai! ¡waawai!...
y el monte se descubre en cien senderos:
el de la piedra y el polvo
el del agua y la sombra
el del sueño y la risa
el de la trampa y el temor
el de la mujer y la fiesta.
Por el camino a Palaausain, cerca de Ouutüsumana,
los wanülüü beben chicha
en los ranchos abandonados...
y el silencio trae el diálogo oculto de los muertos.
Este poema, publicado en el libro “En las hondonadas maternas de la piel = Shiinalu’uirua shiirua ataa”, presentó versiones en español y wayuú, un ejercicio bilingüe que permitió la creación de puentes entre los hablantes y no hablantes.
“La literatura también ayuda en muchos casos cuando hay rupturas generacionales o pérdidas de la lengua”, agregó Rocha, que también sostuvo que este acercamiento se daba en dos frentes: generar el interés en los propios hablantes hacia esta producción artística y atraer a los no hablantes, que se acercarían por la sonoridad de la lengua.
Por su parte, Bernard mencionó que las producciones literarias en lenguas maternas deberían establecer una industria editorial que vaya más allá de las cartillas escolares, para así robustecer las tradiciones escritas.
La literatura en lenguas maternas preserva no solo el idioma, sino que también genera una memoria de la cultura a la que pertenece el escritor. “Creo que la memoria habita profundamente en toda la literatura, aunque no en todos los casos de la misma manera, como estos pueblos que han preservado por milenios sus lenguas, a pesar del proceso de colonización y de castellanización o el aumento de los hablantes en inglés, francés o portugués”, concluyó Rocha en entrevista para El Espectador.