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La Iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén es el lugar en el que se cree que fue sepultado Jesús después de haber sido crucificado por los romanos en el año 33 d. C. Sin embargo, sus restos nunca fueron encontrados. Y, si bien la comunidad cristiana defiende que esto se debe a su resurrección, los investigadores no han abandonado los esfuerzos por confirmar el lugar exacto en el que ocurrió uno de los eventos fundacionales del cristianismo.
Recientemente, un descubrimiento hecho por un grupo de arqueólogos de la Universidad La Sapienza de Roma podría confirmar que la tumba de Jerusalén es efectivamente la del hijo de María y José. Los investigadores decidieron basarse en un pasaje del Evangelio según Juan, en el que el apóstol describe el lugar en el que fueron depositados los restos de su maestro, para confirmar el hallazgo.
El pasaje dice lo siguiente: “Ahora, en el lugar donde lo crucificaron, había un jardín; y en el jardín, un sepulcro nuevo, en el cual nunca había sido puesto nadie. Allí pusieron a Jesús” (Juan 19:41).
Los hallazgos de la investigación
En el marco de una excavación que lleva más de dos años en curso en la Iglesia del Santo Sepulcro, los investigadores pudieron constatar la presencia de vides y olivos que podrían datar de hace varios siglos, lo que confirmaría la existencia del “jardín” descrito en el libro sagrado. Para llegar a esta conclusión, se realizaron una serie de análisis arqueobotánicos y de polen de las muestras tomadas de la antigua basílica.
Según comentó la profesora Francesca Romana Stasolla, coordinadora de la expedición, al medio The Times of Israel, aún hace falta un análisis de radiocarbono para determinar la época exacta de la que provienen estos restos. Además, agregó que esta zona donde ahora se adelanta la investigación “ya formaba parte de la ciudad en tiempos del emperador Adriano, cuando los romanos construyeron Aelia Capitolina”. Sin embargo, aclaró que en tiempos de Jesús, aún no era así.
Fue en 2022 que las tres iglesias que controlan la basílica del Santo Sepulcro —el Patriarcado Ortodoxo, la Custodia de Tierra Santa y el Patriarcado Armenio— autorizaron la expedición arqueológica, en medio de otros trabajos de restauración que debían hacerse allí. “Con las obras de renovación, las comunidades religiosas decidieron permitir también excavaciones arqueológicas bajo el suelo. Sin embargo, en este momento no tenemos ninguna zona de excavación abierta, ya que la iglesia se está preparando para la Pascua, cuando necesita ser completamente accesible para los peregrinos”, explicó la académica.
Resta mucho trabajo por hacer para poder sacar más conclusiones, y la importancia histórica y religiosa del lugar hace que se deba trabajar con mucha cautela. Pero, Stasolla concluyó que, más allá de determinar el lugar donde fueron depositados los restos de Jesús, ha descubierto que se trata de un lugar con mucha historia todavía por desenterrar. “El verdadero tesoro que estamos revelando es la historia de las personas que hicieron de este lugar lo que es, al expresar su fe aquí. Se crea o no en la historicidad del Santo Sepulcro, el hecho de que generaciones de personas lo hayan hecho es innegable. La historia de este lugar es la historia de Jerusalén y, al menos desde cierto momento, es la historia del culto a Jesucristo”, afirmó.
