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El arquitecto musical del concierto sinfónico de Pablo Alborán

Para Antonio Medellín-Fajardo, la música es una forma de expresar lo que no puede decir con palabras: un enfoque que aplicó en los arreglos del concierto sinfónico del cantante español.

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Paula Andrea Baracaldo Barón
11 de septiembre de 2025 - 01:00 p. m.
Medellín-Fajardo también participó como compositor adicional en “Los iniciados, el diario de las sombras”, serie de Prime Video.
Medellín-Fajardo también participó como compositor adicional en “Los iniciados, el diario de las sombras”, serie de Prime Video.
Foto: Christian Amonson
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Un chat con: Antonio Medellín-Fajardo, compositor y arreglista

¿Quién es Antonio más allá del músico? ¿Qué hace, qué le gusta?

Soy de Bogotá y vengo de una familia de músicos, educadores y abogados. Estudié música en la Universidad Javeriana y el año pasado me fui a Los Ángeles para hacer una maestría en música para cine. Además de la música, que ha estado presente a lo largo de mi vida, he tenido intereses deportivos y otros un tanto “modernos”, como los videojuegos. Pero, sobre todo, muchas películas e historias que siempre me han atrapado. La verdad es que he tenido una vida muy tranquila y muy feliz.

¿Y por qué música para cine?

Cuando acabé el colegio no sabía muy bien qué hacer. Siempre me había gustado la música, y me di cuenta de que esa es la que llega a la mayor cantidad de gente posible. No tiene la complejidad para que solo unas pocas personas la entiendan: combina narrativa, imagen y sonido, lo que hace que todos podamos entender lo que quiere transmitir. Además, mezcla elementos de la música clásica, popular y orquestal; eso nos conecta con las películas que muchos vimos en la infancia.

¿Hay alguna película que le hubiera gustado musicalizar?

Me hubiera gustado ser parte del equipo de películas como “Interstellar” (Hans Zimmer), “Venganza” (Marianelli), “Star Wars” (John Williams), “Cómo entrenar a tu dragón” (John Powell), “Dinosaurio” (James Newton Howard), “The Good, the Bad and the Ugly” (Ennio Morricone), “Batman” (Hans Zimmer) y muchas otras. Estas películas me llenaron de sueños, emoción y esperanza.

Cada persona tiene su propia motivación para dedicarse al arte. En su caso, y más allá de la herencia familiar, ¿qué lo impulsó a dedicarse a la música?

Para mí, la música ha sido una forma de expresar lo que no he podido decir con palabras a lo largo de mi vida. Cuando me di cuenta de cómo me hacía sentir, especialmente la del cine, entendí que lo que quería era que la gente pudiera experimentar lo mismo cuando escuchara todas esas canciones: emoción. Esa es la razón real.

Volvamos a esos inicios: ¿cuál fue el primer instrumento que aprendió a tocar?

Piano. Comencé muy pequeño en una escuela de piano clásico. Fue una experiencia un poco ruda porque el método era duro para un niño sensible. Después de un año, mis padres me sacaron porque me veían llorando en cada clase. Y lo agradezco. Años más tarde volví al piano desde un lugar más práctico y con profesores que recuerdo con mucho cariño: Diego Delgado, Alena Krasutskaya, Orlando Sandoval, William Maestre, Roberto Martínez…

¿Y también canta?

Canto, pero no profesionalmente. Mi padre nos enseñó a cantar a mi hermano y a mí desde muy pequeños. De hecho, cuentan que nos ponían música desde que estábamos en el vientre. Más allá de eso, he participado en coros, pero nunca estudié canto formalmente. Lo hago por gusto.

Desde su experiencia, ¿cuál cree que es la diferencia entre un niño que crece rodeado de música y otro que no?

Estar rodeado de música permite vivirla de forma personal e íntima, tocarla, cantarla y explorar géneros. Quien no crece con música puede perder experiencias valiosas y desconocer géneros o estilos que nutren el espíritu.

Entonces, si no hubiera sido músico, ¿a qué otra cosa se hubiera dedicado?

Creo que hubiera sido abogado, porque tengo un fuerte llamado a ayudar y servir a las personas. Con la música puedo hacer algo más sutil, tal vez, pero con un efecto en el espíritu de los demás. La música acompaña, calma y conecta, y espero que pueda ayudar a quien lo necesite.

Esta fue la primera vez de Pablo Alborán haciendo un concierto sinfónico. Además fue en Colombia, junto a la Orquesta Sinfónica del Conservatorio del Tolima. ¿Cómo se le presentó la oportunidad de trabajar en este proyecto?

En 2020, mientras estudiaba en la Javeriana con el exgerente de la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia, Juan Antonio Cuéllar -un compositor muy reconocido en Colombia-, la orquesta no podía reunirse. A él se le ocurrió grabar en casa y juntar todo el material. Juan Antonio me contactó al inicio de ese proyecto porque necesitaba a alguien que ayudara a hacer los arreglos y las maquetas MIDI, de modo que los músicos pudieran guiarse y grabar desde sus casas.

Julio Reyes Copello, amigo de Cuéllar, se unió al proyecto, y surgieron varias producciones con la orquesta, como la serie “Contra el olvido” y la canción “Cuando estés aquí”, de Pablo Alborán.

A mediados de julio de este año, me llamaron Juan Antonio y Julio, creo que por haber trabajado con ellos anteriormente y por haber terminado mi maestría, para realizar seis arreglos del concierto en un plazo de dos semanas y media.

Antes de este proyecto, ¿ya había trabajado en algo similar con otros artistas?

No, con artistas como Pablo Alborán no había tenido la posibilidad de trabajar. Este ha sido el proyecto más grande que he tenido hasta ahora en Colombia, con una producción del tamaño que tuvo y, además, hacer los arreglos con Julio Reyes y la orquesta.

Durante la pandemia también trabajé con muchos músicos clásicos: instrumentistas, chelistas, pianistas, cantantes. Siento que todo eso me ha preparado, y sí, claro que me emociona poder trabajar con artistas de tanto nivel y llegar a muchas personas con lo que quiero hacer: música.

¿Qué significó para usted trabajar con los integrantes de la Sinfónica en la “Ciudad Musical”?

Trabajar con músicos de mucho nivel durante varios meses, incluido el director de orquesta y todos los músicos de la Sinfónica, fue una experiencia muy especial. Para hacerme entender: la música clásica es un nicho “pequeño” con muchas personas. Digo que es “pequeño” comparado con la música popular, por ejemplo.

Poder llegar a tanta gente como ocurrió con el concierto de Pablo es un sueño hecho realidad. Mi interés es que la música sea universal y que todos puedan disfrutarla y conectarse a un nivel más profundo.

Y viendo un poco hacia el futuro, ¿qué viene después de esto en sus proyectos musicales?

Acabo de terminar mi maestría en Los Ángeles. Estoy conociendo a muchas personas increíbles. Ahora voy a seguir mi camino como músico, compositor, productor y arreglista. Quiero seguir creciendo, mejorando, aprendiendo y, con el tiempo, tener una carrera como compositor de música para cine.

Paula Andrea Baracaldo Barón

Por Paula Andrea Baracaldo Barón

Comunicadora social y periodista de último semestre de la Universidad Externado de Colombia.@conbdebaracaldopbaracaldo@elespectador.com
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Jimena Cardona(41612)11 de septiembre de 2025 - 04:04 p. m.
Genial lo que cuenta éste músico..lindas sus respuestas...se nota su sensibilidad.
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