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“El Buen Hijo”, la novela negra de You-Jeong Jeong

La escritora You-Jeong Jeong publicó en 2016 su cuarta obra titulada “El Buen Hijo”, libro que la editorial Penguin Random House comenzó a distribuir recientemente en Colombia. En ella escribe sobre un adolescente que pudo haber sido amado, pudo haber sido nadador, pero la incomprensión lo llevó a ser un tiburón blanco.

Juliana Vargas

11 de mayo de 2021 - 04:19 p. m.
Portada del libro "El buen hijo", de You-Jeong Jeong, que se publicó en Corea en 2016.
Foto: Archivo particular
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El olor de la sangre es metálico. Puede que no perciba el metal arrastrándose dentro de su cuerpo, pero ahí está, el olor está ahí, tan sólido como una cuchilla.

No sólo los tiburones la huelen, también los humanos son capaces de percibirla y, sobre todo, de perseguirla. Este acto es tan instintivo que el humano no es consciente de lo que hace, de hecho, lo reprime en algún cubículo mental. De lo contrario, seguramente no podría vivir con la certeza de que es humano, pero también demonio.

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You-Jeong Jeong se pone en la piel de uno de estos tiburones para escribir “El Buen Hijo”, una novela negra en la que la duda es la gran protagonista, la cual está presente en Yu Jin a lo largo de toda la obra: ¿Qué hice ayer? ¿Qué pasó hace años? ¿Por qué está mi madre muerta sobre el pasillo? ¿Dónde está mi tía? ¿Qué siento? ¿Qué sentiré? Estas preguntas nublan la mente de Yu Jin y ocasionan un remolino de sentimientos y resentimientos que, poco a poco, se van adueñando de su cuerpo y sacan a colación una personalidad de la que ni él mismo era consciente.

Es así como en “El Buen Hijo”, el lector se adentra en la mente de un adolescente llamado Yu Jin, quien despierta una mañana y encuentra a su madre muerta. Al comienzo no es más que un niño asustado, pero al mismo tiempo hay algo que no encaja, y no encajará mientras la trama sea relatada desde la voz atormentada de Yu Jin. Es un niño epiléptico que quiso dedicarse a la natación, y sin embargo hay algo más detrás de la frialdad con la que asume la muerte de su madre, y su falta de memoria, y la forma en la que se ríe de películas que deberían estremecerlo.

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Lo que corre por las venas de Yu Jin es metal, y metálicas son las oraciones cortas con las que You-Jeong Jeong nos describe las vivencias de un humano capaz de oler la sangre y perseguirla, de definirse a partir de ella y, por lo tanto, de vivir a pesar de estar condenado a la incomprensión, incluso del lector que se ha adentrado a su mente.

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Por Juliana Vargas

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