Maya Angelou y el síndrome del impostor como jaula
Es un sentimiento de insuficiencia, de fraude e inconformidad. Es una sensación de que la imagen externa no coincide con la interna. Y es un fenómeno que ha tocado la vida de muchas personas, entre ellas, Maya Angelou, Albert Einstein, Emma Watson y Michelle Obama.
Daniela Cristancho
“El pájaro libre salta / al lomo del viento / y flota viento abajo / hasta que cesa la corriente; / moja sus alas / en el naranja de los rayos de sol / y osa reclamar el cielo. / Pero un pájaro que acecha / en su jaula angosta / apenas puede ver tras / las rejas de rabia / sus alas están contraídas y / sus pies atados luego, / abre la garganta para cantar. / El pájaro enjaulado canta / un temeroso trino / sobre algo desconocido / mas ansiado aún / y desde la lejana colina / se escucha la melodía / pues el pájaro enjaulado / canta a la libertad”. - Maya Angelou
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“El pájaro libre salta / al lomo del viento / y flota viento abajo / hasta que cesa la corriente; / moja sus alas / en el naranja de los rayos de sol / y osa reclamar el cielo. / Pero un pájaro que acecha / en su jaula angosta / apenas puede ver tras / las rejas de rabia / sus alas están contraídas y / sus pies atados luego, / abre la garganta para cantar. / El pájaro enjaulado canta / un temeroso trino / sobre algo desconocido / mas ansiado aún / y desde la lejana colina / se escucha la melodía / pues el pájaro enjaulado / canta a la libertad”. - Maya Angelou
Es difícil creer que una persona con la capacidad de escribir aquellos versos puedo desconocer el poder detrás de ellos, la habilidad para crear una metáfora, evocar una imagen, desatar sentimientos y sensaciones en quien los lee. Pero esto es precisamente lo que le sucedía a la escritora estadounidense Maya Angelou. Sentía que su trabajo era insuficiente, se concebía a sí misma como un fraude. “Le he hecho un juego a todo el mundo y pronto me van a descubrir”, dijo alguna vez.
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En su autobiografía Yo sé por qué canta el pájaro enjaulado, Angelou narra las dificultades de su infancia, que estuvo marcada por situaciones de abandono y violencia. Enviada a vivir en un pueblo del sur de Estados Unidos con su hermano Bailey y su abuela, la autora creció rodeada del racismo propio de sus alrededores. A los ochos años regresó a vivir en St.Louis con su madre y su pareja, quien abusó sexualmente de ella. Angelou dice que en las palabras de los grandes autores encontró un refugio y una salvación. Fue su gran amor por Wlliam Shakespeare el que la liberó del sentimiento de encierro, como su famoso pájaro enjaulado.
Angelou fue poeta y escritora, pero también actriz, bailarina y cantante. Tuvo una nominación al premio Pulitzer y tres a los Grammy. Y aún así, el síndrome del impostor se apoderaba de ella. Quizás, precisamente, en razón de aquellos reconocimientos llevaba aquel fenómeno en la piel.
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El síndrome del impostor, aunque su nombre podría llevar al imaginario de una enfermedad mental, es un sentimiento extremadamente común, tanto en quienes no se han hecho a la fama como aquellos que sí. Albert Einstein se describió a sí mismo como un “estafador involuntario” y afirmaba que su trabajo no merecía tanta atención como había recibido. Entre las celebridades actuales que han afirmado sufrir de este síndrome están Tina Fey, Michelle Pfeiffer, Kate Winslet, Ellie Goulding, Emma Watson e incluso la ex primera dama de Estados Unidos Michelle Obama. Más recientemente, también lo hizo la hija del presidente de Colombia, Sofía Petro.
Este sentimiento de inseguridad injustificado fue estudiado por primera vez por la doctora Pauline Rose Clance, quien notó que sus estudiantes, aunque obtuvieran buenas notas en el colegio, sentían que no merecían ser aceptados a universidades de prestigio. Algunos incluso creían que su aceptación se trataba de un error. Con su colega, la doctora Suzanne Imes, se dedicaron a observar el fenómeno y acuñaron el término “síndrome del impostor” en su investigación publicada en 1978. Descubrieron que los sujetos estudiados, a pesar de sus éxitos, desconfiaban de sí mismos y tenían sobre sus hombros el sentimiento de que algún día iban a ser descubiertos y señalados de fraude.
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“Es como si mientras mejor me va, más aumenta mi sentimiento de ‘inadecuación’, porque pienso que en cualquier momento alguien va a descubrir que soy un fraude total y que no merezco nada de lo que he conseguido. No puedo estar a la altura de lo que todo el mundo cree que soy y de lo que todo el mundo espera de mí. Es extraño: a veces [el éxito] puede ser increíblemente valioso, pero a veces puede ser increíblemente desconcertante y desequilibrarte un poco, porque estás intentando reconciliar lo que sientes por ti mismo con lo que el resto del mundo percibe de ti”, afirmó Emma Watson, la actriz de Harry Potter, en entrevista con la revista Rookie. De acuerdo con ella, el sentimiento de inconformidad aumenta cada día.
El síndrome del impostor es como la jaula en la que canta el pájaro de Maya Angelou. Quienes sufren el encierro aún cantan, escriben, piensan, actúan, pero hay una sensación que constriñe o inmoviliza. Puede hacer que quien lo siente no comparta sus ideas o no aplique a trabajos que amaría. Es como si el ave no supiera que tiene plumas brillantes, que sus trinos son agradables a los oídos de otros. Pero, a diferencia del pájaro que describen los versos de la poeta, para quienes sufren de este sentimiento, los barrotes pueden doblarse, la puerta se puede abrir. Aunque el fenómeno no se desarraiga completamente, con tiempo, diálogo y trabajo, la imagen del admirado y de quien lo admira pueden coincidir.
Pájaro enjaulado, por Maya Angelou
El pájaro libre salta
al lomo del viento
y flota viento abajo
hasta que cesa la corriente;
moja sus alas
en el naranja de los rayos de sol
y osa reclamar el cielo.
Pero un pájaro que acecha
en su jaula angosta
apenas puede ver tras
las rejas de rabia
sus alas están contraídas y
sus pies atados luego,
abre la garganta para cantar.
El pájaro enjaulado canta
un temeroso trino
sobre algo desconocido
mas ansiado aún
y desde la lejana colina
se escucha la melodía
pues el pájaro enjaulado
canta a la libertad.
El pájaro libre imagina otra brisa
y tenues vientos alisios
entre árboles anhelantes
y los gruesos gusanos que aguardan
en el pasto iluminado de alba
y designa al cielo como suyo.
Pero un pájaro enjaulado permanece
inmóvil sobre la tumba de los sueños
grita su sombra en el clamor de una pesadilla
sus alas están contraídas y sus pies atados luego,
abre la garganta para cantar.
El pájaro enjaulado canta
un temeroso trino
sobre algo desconocido
mas ansiado aún
y desde la lejana colina
se escucha la melodía
pues el pájaro enjaulado
canta a la libertad.