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Entre el horror corporal y los vaqueros (Opinión)

Mucho sucede en el Festival de Cannes: Demi Moore se marca un rotundo regreso al cine con “The Substance”, mientras que Kevin Costner se empeña en financiar con dinero propio un “western”.

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Janina Pérez Arias
22 de mayo de 2024 - 05:07 p. m.
Demi Moore es la protagonista de  'The Substance', película de terror que compite en el 77º Festival de Cine de Cannes.
Demi Moore es la protagonista de 'The Substance', película de terror que compite en el 77º Festival de Cine de Cannes.
Foto: EFE - Pascal Le Segretain / POOL
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Cuando hace tres años Julia Ducournau recogía la Palma de Oro por Titane, la directora francesa agradeció al Festival de Cannes por dejar entrar a los monstruos a esa, para muchos, sacrosanta cita cinematográfica. Las palabras de Ducournau se referían a una apertura hacia un tipo de cine que hasta hace poco era impensable que entrara a una competición semejante.

Para rememorar, Titane, además tener la autoría de una mujer, de estar centrado en una figura femenina alejada de los cánones, corresponde a un cine de género.

La puerta imposible quedó abierta, y a través de ella ha accedido The Susbtance, de Coraline Fargeat. Una cinta también de género, con elementos gore y de body horror, protagonizada por Demi Moore, Margaret Qualley y Dennis Quaid.

Pocas veces se tiene la sensación de haber visto una película que ha llegado para generar acaloradas discusiones, incomodidad, rechazo, como también alabanzas. Precisamente The Substance, que opta por la Palma de Oro en la 77° edición del Festival de Cannes, es una de ellas.

Cuenta de una celebridad venida a menos, Elizabeth Sparkle (Moore), quien tras su esplendorosa época de estrella, ha recalado en un canal de televisión de poca monta donde tiene un programa de fitness. La otrora actriz está por ser sustituida por una mujer más joven, al menos esa es la intención del mandamás de la cadena televisiva (Quaid). Martirizada por ese retiro involuntario y por el proceso de envejecimiento, fortuitamente Elizabeth da con un producto que promete “una versión de ti misma en todos los sentidos”.

Todo lo que sucede después de este punto no se develará en esta crónica, por supuesto. Sin embargo, no se puede dejar de destacar que Demi Moore se luce en su papel. El rotundo comeback de Moore, Dennis Quaid lo calificaba como “un increíble tercer acto” al inicio de la rueda de prensa en el Festival de Cannes. Y se hace inevitable establecer una conexión con la vida de la actriz y este personaje.

Si hay algo que se le recrimina a Hollywood, donde Moore reinó durante muchos años, es el haber contribuido al sexismo, a la cosificación, y sobre todo a la invisibilización de las mujeres a partir de los 40. Los efectos de esos cánones de belleza y juventud eterna rebotan, se repiten, se asumen, se convierten en un estilo de vida, en el peor de los casos en un malvivir. The Substance está allí para recordarlo, y en cierta forma a modo de venganza.

La de vaqueros

Con diferencia de minutos, Moore y Dennis Quaid casi se cruzan con Kevin Costner en los pasillos del Palais, donde se llevan a cabo las conferencias de prensa del festival. Una singular coincidencia, y más, sí se piensa que estos intérpretes dominaron el panorama cinematográfico de los 90 y primeros años del nuevo milenio.

Como quien dice, mucha agua ha corrido desde entonces; sin embargo, a juzgar por lo que les trae a Cannes, las diferencias desde el punto de vista artístico, son notables.

Mientras que Moore y Quaid han puesto el cuello al apostar por un arriesgado proyecto de la mano de la directora francesa Coraline Fargeat, Costner reitera su interés por el western con Horizon: An American Saga.

En el festival se proyectó la primera de cuatro entregas de esta historia que se desarrolla en Estados Unidos hacia 1860, cuando los asentamientos de colonos generaron el violento rechazo de los pueblos originarios. Con Sienna Miller, Sam Worthington y el mismo Costner entre un nutridísimo elenco, recuerda a un serial del siglo 20.

Se puede decir que Horizon: An American Saga, dirigida y co escrita por Kevin Costner, corresponde a un capricho del actor conocido por “El guardaespaldas”, quien contaba en el encuentro con la prensa internacional que hipotecó propiedades para financiar este ambicioso proyecto.

Hace unos días, Francis Ford Coppola, también comentaba que Megalópolis, una película pensada, soñada, creada y sudada durante dos décadas, se pagó con dinero propio, específicamente con la venta de parte de sus viñedos.

Tal vez inspirado por los lujosos yates anclados en el puerto de Cannes, o por los ostentosos carros que circulas por sus estrechas calles, el actor estadounidense lanzó un llamamiento a los millonarios de la ciudad y de la muy cercana Mónaco para que invirtieran en Horizon: An American Saga, ya que aún le falta por grabar la cuarta parte. Costner, como Coppola, se saltaron una de las reglas de oro en eso de hacer cine: nunca pongas dinero propio en una película.

Por Janina Pérez Arias

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