“Es el documental más completo sobre mi padre”: hijos de Fernando Botero

Dos de los hijos del pintor colombiano hablan de la cinta dirigida por Don Millar, que se estrena el próximo 11 de abril.

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Joseph Casañas / @joseph_casanas
27 de marzo de 2019 - 02:00 a. m.
Fernando Botero: pintor, escultor, filántropo. Su legado son más de 300 obras. / Boterofilm.com
Fernando Botero: pintor, escultor, filántropo. Su legado son más de 300 obras. / Boterofilm.com
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En 1960, diez años antes de que se catapultara definitivamente como un pintor universal, Fernando Botero llegó a Nueva York con US$200 en el bolsillo y sin saber una sola palabra de inglés. Su objetivo, como el de otros cientos de pintores y escultores que por aquella época llegaban a la capital mundial del arte, era perfeccionar sus técnicas y consolidarse en el oficio. No lo logró. Al menos no tan pronto como hubiera deseado.

La crítica fue despiadada. La prensa calificó su obra como un “monumento a la estupidez”. No la pasó bien. Se vio obligado a vivir en un modestísimo apartamento y a comer, casi que, a diario, caldo de menudencias de pollo. A sus hijos, para despistarlos, les preparaba una insípida sopa de tomate a la que le echaba unos ojos artificiales que vendían en la esquina. “Es sopa de ojos”, decía. El hambre se transformaba en una carcajada.

Lina Botero Zea, su hija, recuerda que la solución para salir del difícil momento económico era relativamente fácil. “En ese momento el expresionismo abstracto estaba de moda. Pintar cuadros abstractos era la salida al difícil momento económico”. El arte figurativo de Botero estaba lejos de eso. “Para poder comer tenía que cambiar su estilo”, dice Juan Carlos Botero, el hijo menor del pintor. ¿Cómo logró entonces hacerle muecas a la pobreza y convertirse en uno de los pintores más importantes del mundo? “Botero”, el documental dirigido por el canadiense Don Millar, que se estrena el próximo 11 de abril, responde este cuestionamiento.

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“Es una película inspiradora porque retrata la vida y obra de un hombre que empezó de la nada y que sin embargo tenía muy clara su pasión, vocación y norte. Eso le permitió sobrepasar todos los obstáculos que tuvo a lo largo de la vida, nadó en contra de las corrientes predominantes de su época, no solamente a nivel profesional, sino personal, para lograr una carrera única”.

A Miller se le ocurrió hacer un documental de la vida de Fernando Botero después de una exposición del artista en Beijing, Shanghái y Hong Kong. “A la exhibición asistieron más de un millón y medio de personas y él quedó tan abrumado con la acogida que había tenido la obra de mi papá en una cultura tan diferente a la nuestra, que nos pidió una cita en México para decirnos que quería hacer un documental sobre la vida y obra de mi padre, pero de la mano de la familia”.

Al pintor no le gustó la idea. “Él es muy escéptico con todas esas cosas, porque no está acostumbrado a delegar o a que le deleguen. Su trabajo es muy autónomo y solitario”, explicó Juan Carlos Botero a El Espectador. Sin embargo y un poco por seguirles la corriente a sus hijos, aceptó. “Al principio él no creía mucho en el proyecto. No quería perder tiempo en él y no quería colaborar, pero poco a poco lo fuimos convenciendo y colaboró en todo lo que le pedimos y quedó abrumado con el resultado. Hace poco le escribió una carta al director reconociendo la importancia de la película”, agregó Lina.

Una cápsula del tiempo que muestra lo que se encuentra en un depósito que Fernando Botero abandonó hace cuarenta años en Nueva York. “Nos pidió que fuéramos y nos dio las indicaciones para abrirlo. Encontramos cosas extraordinarias: bocetos, cuadros sin terminar, manchas, objetos únicos de cuando Pedrito estaba vivo”, recuerda Juan Carlos.

El material estuvo abandonado y olvidado en una maleta, el equipo fílmico lo recuperó, lo pasó a digital y consiguió testimonios del Botero creativo, furioso, escéptico y optimista.

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“Hay una anécdota buenísima. Cuando mi papá estaba en Nueva York trabajando en su pequeño apartamento, el único mueble que tenía era una silla vieja de madera. Pasaron los años y cuando mi papá ya tenía cierto reconocimiento en Europa, la silla apareció, un amigo se la entregó y durante años conservó la silla como un símbolo de lucha y perseverancia”.

Lina Botero afirma que “es un documento definitivo de la historia de mi padre. El estreno será en Bogotá el 9 de abril, el 10 de abril se presentará en Medellín, en un acto público en la Plaza Botero y a partir del 11 de abril estará en cines a nivel nacional hasta el 19 de abril”.

Por Joseph Casañas / @joseph_casanas

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