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Es que la plata ya no alcanza pa’ nada (1) (Cuentos de sábado en la tarde)

— “Ese billete no sirve”, dice el chofer. En su tono se manifiesta el rechazo al anciano, quien sacando otro de cinco mil pesos (pues el transporte ha subido mucho en los últimos años), conservando aún cierta sobriedad, responde: “Pueda qu’este sí le sirva”. Y sus palabras empiezan a despertar rápidamente la atención de todos en la buseta y la preocupación (humanitaria) de un intelectual que señala: “Ese tipo es idéntico a Camus… ¡Cómo me gustaría poder entrevistarlo para el programa; lástima que parezca loquito!”.

Luis Carlos Muñoz Sarmiento* - Especial para El Magazín de El Espectador

06 de febrero de 2021 - 03:00 p. m.
"Antes el transporte era el mejor negocio, ahora no, porque con este sistema monopólico de Transmilenio que cuesta un cojonal, la plata ya no alcanza pa’nada y menos con esos salarios de mierda qu’ihay".
Foto: Pixabay
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— “Todos estos guaches son así… Yo también fui chofer, hace como cincuenta años y t’uel mundo robaba, sí, pero no tanto comu’ellos… el bus costaba cinco centavos y uno robaba, pero no com’uestos jediondos. Yo fui taxista, en esa época… ¿Sabe cuántos taxis había en Bogotá en esa época? Sesenta. Todos eran de Leonidas Lara y de José Benavides. Antes el transporte era el mejor negocio, ahora no, porque con este sistema monopólico de Transmilenio que cuesta un cojonal, la plata ya no alcanza pa’nada y menos con esos salarios de mierda qu’ihay. Por ejemplo, un taxi costaba en esa época tres mil que hoy son como quinientos mil, ¿no? Bueno, novecientos mil. Esto ya no es negocio y menos con esos choferes qu’ihay ahora que se roban casi todo. Mire, este billete me lo dio ese vergajo, pero se hace el güevón pa’ confundirlo a uno, sí, pa’que uno crea que fu’él el que lo sacó primero y ya no se acuerda. Está todo pecuecudo, ¿no? ¡Ah!, y además roto, no, esta vaina ya no sirve pa’ nada. Antes la plata alcanzaba pa’ lo qu’iuno quisiera…”

— (“Hola, Pablito, ¿cómo estás? ¡Ya te tengo eso en la casa, ya pasé el memorial al juzgado!” “¿Sí? ¡Bueno, yo paso esta noche por allá!” “Okay, Pablito, allá t’espero, ¡adiós!”)

— “Ese güevón que acabo de saludar es primo mío. Claro que él sí tiene plata, pero es un manteco, aunque es buena gente, pero d’eahi no pasa. Yo tenía una hija que quería ser chofer de taxi. Hoy las mujeres ejercen los mismos oficios de los hombres: juegan fútbol, van al estadio, dicen groserías, fuman… y aparte de todo se las dan de liberadas, sí, como Francesca la liberata. Antes no, la mujer no podía manejar porqu’era pecao… Yo tenía una hija que quería ser chofer de taxi, ¿ya lo dije, no? Pues mi señora se opuso: ‘com’uasí que mija de chofera’, dijo qu’era pecao… No, ahora es distinto, las mujeres han desplazao a los hombres de sus puestos de trabajo, sí, por culpa d’ellas yo no tengo trabajo, hoy las mujeres hacen de todo y ya n’ues pecao: en la administración, en las alcaldías locales, no en las grandes, en las gobernaciones están detrás del trono, trono mafioso en la mayoría de los casos, por eso es que hace rato se viene hablando de parapolítica, ¿no?

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“Las mujeres de ahora son berracas, como dicen los jóvenes, ¿cierto? Pero les gusta que los hombres les peguen, por eso se dice que las mujeres son como las bolas de’squash, qu’entre más duro se les da, más rápido vuelven, dicen los machistas. Entre más tierno y dulce sea un joven, más cara de güevón tiene pa’ellas, ¿cierto? Y por eso, hoy hay un 60% de mujeres que sufre de violencia intrafamiliar y t’uel mundo se caga de la risa con la cuestión, incluso el ICBF, que no sirve sino pa’ vender chinos al exterior. Sí, a las mujeres hay que darles una muenda cada sábado por lo menos. Sí, cada ocho días el hombre le debe dar una man’ue patadas a la mujer. Así lo quieren más: ‘Ay, mi amor, tan lindo’ suspiran todas al unísono cuando aquél las golpea. Sí, entre más les peguen a las mujeres, más quieren a los hombres. Yo les aconsejo a los jóvenes que no se casen, les digo qu’el matrimonio destruye los sentimientos, qu’el matrimonio es el cementerio de la pasión. Por eso, les digo que no se casen y que tengan pocos hijos… es que la plata ya no alcanza pa’ nada.

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Mire, yo tengo una empleada en la casa y la muérgana está casada con un hombre muy bueno, un hombre excelente, ¡excelente, dice ella!, con el que tiene ocho hijos. Solo ella trabaja, se gana $873.000 pesos mensuales (menos la prima que ahora no dan por ley porque el Ratasquilla la dejó solo para él y sus amigos), mientras el cretino no hace sino ver televisión con un audífono en el oído izquierdo, y oír radio con otro en el derecho. ¡Ah!, y cuando no está haciendo una ni otra cosa, se dedica a mirarle el palito y la rayita a los hijos pa’ ver si están creciendo. Si nota qu’esto n’ocurre, les ayuda con la manito. Y por eso es que las estadísticas sobre abuso de menores se han incrementado tanto en el país. Por eso es qu’eai tanto hijueputa suelto por ahí… claro, que tod’ueso no es gratuito: como decía Camilo, la razón de la violencia radica en las condiciones de desigualdad en las que se debate el pueblo, mientras los poderosos tienen resueltos todos sus problemas. Y son los poderosos los que les obstruyen a los pobres los canales de movilidad social.”

(El intelectual, que da la impresión de no ver esa mierda de televicio, televicio en la que se recuerda que lo importante es la artesanía para salir del barro, esto es, que no hay que pensar en grande, que no hay que decir otra cosa que la verdad, que esta es la que paga, que el crimen no… que, ¿quién quiere ser millonario? Y no hay sino santafereños y todas esas güevonadas… a todas estas, el intelectual dice: “Ahora se me parece al pendejo ese del Uan Calcetín o a Amíl Mata, no sé”).

“Bueno, volviendo al cuento del pendejo aquél, el esposo de mi empleada, el otro día le dije, vea Prolífico (que p’acabar de completar se llam’así), no sia bruto, deje ya esa vaina, hágase la vasectomía (la vasecto… ¿qué?, me interrumpe el desgraciado), mire, vaya a Profamilia qu’eso se l’hacen de afán y no cuesta mucho. Hay que aprovechar que la salud en este país es lo más barato… y el muérgano, ¿sabe lo que me contestó?: ‘Ay, doctor, es qu’iuno no se puede’tar quieto, uno no se puede controlar, mi doctor. Mire, yo no soy malo, además los malos no nacen, se hacen, como decían l’otra noche en un programa d’esos de concurso de la tevé. No, mi doctor, así como me pasa con los chinos, uno no se puede controlar, mi doctor, ¡de veras, es qu’es jodido!’ Entonces, cogí a Elvira y le dije, mire vaya mándese hacer esa vaina, tome quinientos mil pesos (no, mejor, un millón, porque la cosa ha subido) y hágase poner la T o ligar las trompas. Y la india l’uhizo. Claro que ahora el vergajo ese del Prolífico ni me saluda. El día que me saque la chispa, voy y lo denuncio en la Fiscalía por abuso de menores, claro que, menos mal, ya no en la de DeshoNéstor, sino en la de Fachito Verbosa. No me importa nada, ni siquiera que la Fiscalía no haga un carajo… Aunque ahora esté diciendo que a ella, a la Fiscalía, como a su turno el MinDefensa dice que a él, o los policías o los militares que a ellos, se debe la captura del Negro Acacio, de Chupeta, Helado, Colombina y demás dulces nocivos para la salud y más recientemente en el éxtasis del éxito, en la sobrecarga de positivos luego del prolongado silencio causado por ese otro positivo-negativo de la U. Milicar, es decir, en el imperioso afán por mostrar resultados al país y más qu’eso a los EEUU pa’que nos siga haciendo préstamos (cómo no), antes que por una necesidad ética o moral o religiosa de combatir al narcotráfico o acabar con el terrorismo o con la mafia, qu’es a ella, a él o a ellos, que se debe la captura del narcotraficante más buscado del mundo, a quien aun así los altos mandos no dejan de decirle Don Diego (al fin y al cabo… y no se habla del nuevo MinGuerra), sobre todo después de que les ofreció, cuentan los objetivos medios, los medio medios, cinco millones de dólares para que lo dejaran ir.

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Y aquellos impolutos soldados, rectos soldados, honorables soldados de la patria en un arrebato chauvinista, se le rieron en las narices a su ex jefe y le dijeron que cómo así y Don Diego les dijo que cóm’uasí qué y ellos, altivos, no altaneros, muy dignos, le contestaron qué cómo pensaba irse apenas en camiseta y calzoncillos y, sobre todo, con esa cojera que le dejaron más de veinte operaciones en la pierna derecha, después de haberse volado sucesivamente en las narices de las autoridades de las cuales era amigo (2) y a las cuales tenía infiltradas, o sea, a las que les hacía inteligencia antes de que la inteligencia militar la hiciera, si es que alguna vez la ha hecho o le ha funcionado y si no pregúntenle a Marilú (no a la cantante sino a la Ramírez Baquero, pa’que no haya dudas) o a Groucho, quien decía: ‘Inteligencia militar: contradicción de términos’. Y Don Diego ya sin fuerzas pa’ seguir, lacónico, triste, nostálgico, pensando en que no todo lo resuelve la plata, al menos esta vez, dijo: “Perdí…”, eso sí, no sin antes haber dejado conocer una carta a la prensa, dirigida al Mindefensa en la que le decía esta sincera y emotiva frase, viniendo de quien viene: ‘No delataré a ningún militar, menos si son mis amigos’ (jejeje, reía la hinchada).

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Y Santos e Iguarán y Naranjo y Montoya, los cuatro baluartes de la defensa de Colombia, con la cara levantada, eso sí mirando hacia los Estados Unidos, no hacia el país, gritaron en coro: ¡¡¡Ganaaamooos!!! Y el pueblo, por enésima ocasión, al unísono, complementó el juego: Per-di-mos… Mientras tanto, el flamante presidente de los colombianos, desde la tierra de los Ajedrecistas y de los ya difuntos ex diputados, repartía felicitaciones a diestra y, sobre todo, a siniestra… por los indudables resultados de la lucha contra ese monstruo que sus patrones echaron a andar el once-ese con la decidida participación de sus socios de Al-Qaeda… por las irrefutables pruebas de la infatigable lucha contra esos criminales que tanto daño le han hecho no solo al país sino al mundo, destacando con mundo al país que con tanta gloria él lidera pa’que, así, no haya motivo alguno pa’que se le prive de un tercer período en el gobierno y, ante todo, pa’que sus jefes del Norte no sigan poniéndose bravos con él y le suelten el billetico con el que, de paso, queda amarrado una vez más el pueblo al que él tanto dice querer. En fin, por los ingentes esfuerzos del país contra esos terroristas que pretenden seguir mintiéndole a la opinión pública o engañando a la sociedad civil (que como todo el mundo sabe son los empresarios, no la gente como uno), como ya lo habían hecho en los casos de Cajamarca, Guaitarilla, El Dovio, la Universidad Milicar, el Negro al que declararon muerto por si Acasio, Chupeta, Helado o Colombina que pa’l efecto es lo mismo: un dulce en la boca de los próximos votantes, un anzuelo en la boca del pedófilo big fish Va-y-den, la carnada de turno pa’ los medios. En otras palabras, el medio que justifica el fin pa’ convencer al más escéptico, tranquilizar al más voraz, entretener al más insensible. Pa’ completar el panorama, por la noche, en declaraciones a Caracol, Facho Santos (como le dicen ahora, después de conocer su mala leche y de todo lo que ha pasao con la ley de justicia y paz y los paracos), se atrevió a desafiar al gran pez que siempre se come al chico: ‘Vamos a seguir luchando contra el narcotráfico con recursos de ellos o sin recursos de ellos.’ (3) Y no habrá que aclarar quiénes son ellos, ¿no? Ni que así (no) es como funciona la cosa, ¿cierto?

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— “Mire, esa esgalamida qu’está ahí tampoco funciona, esa sí no se casa con nadie, quién se le v’arrimar con esa cara’e lástima que tiene… Mire, por ejemplo, qué hace ese vergajo ahí sentao con ese disco, si lo que necesita es comer. Claro qu’él pensará que mientras tenga música pa’qué comer, como probablemente piense que pa’qué zapatos si no hay casa, ¡pa’qué hijueputas, como dice el chino ensacolao en La vendedora de rosas! Pa’qué comer mientras tenga música… ¿Duyú andersten’ mí? ¿It’s ruait, ruait, ruait? ¿Duyú andersten’ mí? ¿Yes? Vea, este inglés yo lo aprendí allá en el Olaya. La maestra no sabía leer ni escribir, per’uera maestra. Y ella fue la que m’enseñó (bueno… o yo aprendí) que mientras uno sepa inglés (aunque ahora digan por ahí que beba, coma, joda, piche todo lo que quiera, lo que mata es hablar inglés… aunque tengan razón), aquella maestra m’enseñó que mientras uno sepa inglés no importa que la plata ya no alcance pa’nada… En cambio, lo que sí debería importar es que se la robe toda el (dizque) gobierno y, ahora, a toda hora, nos chantajee con el virus el Carraspillo y le saque, al estilo Macri, otros once mil millones de dólares al Banco Mundial, (otra vez dizque) para cubrir lo invertido en salud y el pueblo quede endeudado hasta las pelotas o el cu…ello ¿Duyú andersten’? ¿Ruait, ruait?

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— “Y usté, intelectual, sí usté el del saco de dos colores, que parece periodista y que además ha pretendido pasar entre paréntesis en toda esta historia, no olvide que por profesionales como usté es qu’el país está como está, a causa de su silencio cómplice. ¡Ah!, y tampoco olvide que lo último que pierde el loco es la lucidez. Sé que no me equivoco si le digo que usted es periodista de esa universidad en la que se da un coctel entre una aristocracia en descenso y un mestizaje en ascenso… ¡el más explosivo!

— “Bueno, muchas gracias por escucharme… y aquí me bajo, aquí los dejo, no se molesten más por mí. Hola, definitivamente, estos choferes son unos cabrones… déjeme por aquí… que me deje por aquí, desgraciao, ¡sanababich!, le digo… ¡déjeme!, ¡déje…!, ¡dé…!”

Notas:

(1) Ya escrito este cuento, apareció el artículo del exiliado Alberto Pinzón S., Justicia Transicional y Memoria Histórica, que habla de los pecadillos/atrocidades cometidos por fuerzas del Estado, paracos y guerrilleros, más por los dos primeros, socios, que por los últimos, marginados.

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https://anncol.eu/index.php/opinion/2012-09-09-22-19-25/7346-justicia-transicional-y-memoria-historica

(2) Sobre los nexos autoridades/paramilitares, en particular con Don Diego, esta nota del 30/jun/2014:

http://www.elespectador.com/noticias/judicial/confesiones-de-zeus-articulo-501494

(3) Y sobre las declaraciones de Francisco Santos a la cadena radial Caracol (11/nov/2007), en torno al mismo asunto, así como a la muerte del Negro Acasio:

http://www.caracol.com.co/noticias/actualidad/el-gobierno-pidio-a-los-democratas-de-estados-unidos-reconocer-los-avances-en-la-lucha-contra-el-terrorismo/20070911/nota/478793.aspx

* (Bogotá, Colombia, 1957) Padre de Santiago & Valentina. Escritor, periodista, crítico literario, de cine y de jazz, catedrático, conferencista, corrector de estilo, traductor y, por encima de todo, lector. Colaborador de El Magazín de EE, 2012, y columnista, 23/mar/2018. Su libro Ocho minutos y otros cuentos, Colección 50 libros de Cuento Colombiano Contemporáneo, fue lanzado en la XXX FILBO (Pijao Eds., 2017). Mención de Honor por Martin Luther King: Todo cambio personal/interior hace progresar al mundo, en el XV Premio Int. de Ensayo Pensar a Contracorriente, La Habana, Cuba (2018). Invitado por UFES, Vitória, Brasil, al III Congreso Int. Literatura y Revolución – El estatuto (contra)colonial de la Humanidad (29-30/oct/2019). Siete ensayos sobre los imperialismos – Literatura y biopolítica, en coautoría con Luís E. Soares, fue publicado por UFES, Vitória (Edufes, 2020). Autor, traductor y coautor, con LES, en portal Rebelión. E-mail: lucasmusar@yahoo.com

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Por Luis Carlos Muñoz Sarmiento* - Especial para El Magazín de El Espectador

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