Faros literarios

Somos coleccionistas por naturaleza. Pasamos de agrupar semillas a reunir estampillas. Algunos guardan flores entre las hojas de los libros y otros prefieren bibliotecas monumentales imposibles de trasladar (y de leer).

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JULIANA MUÑOZ TORO
27 de abril de 2019 - 09:16 p. m.
La escritora mexicana Jazmina Barrera, quien presentará su libro "Cuaderno de faros" el próximo viernes en la Feria del Libro de Bogotá.  / Cortesía
La escritora mexicana Jazmina Barrera, quien presentará su libro "Cuaderno de faros" el próximo viernes en la Feria del Libro de Bogotá. / Cortesía
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Somos coleccionistas porque en cada objeto existe no solo una historia, sino la posibilidad de volverla a vivir, tocar, oler. 

Una de las colecciones más bellas con las que me he encontrado es una que pesa lo que un libro, justamente porque su fijación es la de aquellos gigantes indomables, ‘incoleccionables’: los faros. La escritora mexicana Jazmina Barrera nos entrega Cuaderno de faros (Laguna Libros) para que su obsesión poética sea también la de nosotros. Me parece necesario recomendar esta novedad de la Feria del Libro de Bogotá, además, para que empecemos a romper los prejuicios que tenemos en torno al ensayo. Yo misma asociaba este género con la academia, con una escritura inflexible, cifrada y poco accesible. Pero leer a Barrera, que ganó en 2013 el premio Latin American Voices de ensayo, es como leer sobre uno mismo: “quizás es cierto que me gustan los faros porque soy desorientada. Me siento todo el tiempo a la deriva y por eso la imagen del marinero perdido en altamar me parece tan angustiante”.

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Este ensayo personal está construido como un relato en el que emprendemos un viaje hacia faros míticos y sus fareros. Durante el recorrido, Barrera nos va hablando de escultores de luz, como el artista James Turrell, y de cómo la poeta Anne Carson describe la luz “como estar en el mismo cuarto con un hombre al que amas”. El faro, en inglés, es la casa de la luz que, dice Barrera, “además de albergarla y protegerla, la transforma después en lenguaje”, pues avisa de puntos peligrosos con tan solo un parpadeo de luz congelada, con sus destellos como “chasquidos de los cetáceos”.

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A la conversación también llegan Virginia Wolf, Ernest Hemingway, Ray Bradbury y otros autores que encontraron en esta especie de monolito costero una guía para que sus noches no fueran tan oscuras, para salvarse. Pero hasta los faros tienen enemigos, como la niebla, “porque la luz nada puede contra la densidad lechosa que la pierde y la dispersa”. Y no hay mayor zozobra que la de sentirse perdidos. Con los faros tenemos una dirección para evitar el naufragio, incluso el literario: “ante el temor a la deriva, coleccionar”. Al terminar Cuaderno de faros tuve el impulso de volver a irme como hacen los marineros, o escapar, como propone Barrera, a la vez que se construye. 

La escritora Jazmina Barrera estará en la FILBO presentando Cuaderno de Faros el viernes 3 de mayo a las 8 p.m. en la sala D del Salón Ecopetrol.

Por JULIANA MUÑOZ TORO

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