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“Poco antes de la guerra de 1914, se condenó a muerte, en Argel, a un asesino cuyo crimen había sido particularmente indignante (había acabado con una familia de agricultores, niños incluidos). Se trataba de un obrero agrícola que había matado en una especie de delirio sangriento y que había agravado su crimen al robar a sus víctimas“. Así comienza ”Reflexiones sobre la guillotina”, un ensayo en el que Albert Camus expone su rechazo hacia la pena de muerte.
El texto fue publicado en La Nouvelle Revue Française (números 54 y 55) en junio y julio de 1957. Ese mismo año, el texto fue incluido en la obra “Reflexiones sobre la pena capital”, donde aparece junto a los ensayos “Reflexiones sobre la horca” de Arthur Koestler, y “La pena de muerte en Francia” de Jean Bloch-Michel.
A continuación, compartimos algunos de los fragmentos del ensayo del escritor francés.
Frases de “Reflexiones sobre la guillotina” de Albert Camus
- “De la pena capital no se escribe, me atrevo a decir, sino en voz baja”.
- “No hay otra solución que hablar claro y mostrar la obscenidad que se oculta bajo la capa de las palabras”.
- “Cuando la imaginación duerme, las palabras se vacían de significado”.
- “Yo no creo que el hombre sea, por naturaleza, un animal social”.
- “La prensa había querido halagar los instintos sádicos de sus lectores”.
- “Para que la pena sea verdaderamente ejemplar es menester que sea espantosa”.
- “Asesinato administrativo al que se llama pena capital”.
- “La privación de la vida es ciertamente la pena suprema”.
- “La Ley es siempre más simple que la naturaleza…, impotente para reducir la complejidad que pretende ordenar".
- “El homicida casi siempre se siente inocente cuando mata”.
- “Todo criminal se absuelve antes del juicio”.
- “Temerá a la muerte después del juicio, no antes del crimen”.
- “Es probable que el deseo de matar coincida a menudo con el deseo de morir o de aniquilarse”.
- “La incertidumbre más grande autoriza en este caso la certeza más implacable”.
- “Extraña ley, en verdad, que conoce el asesinato que ella causa e ignorará siempre el que impide”.
- “Tras los rostros más apacibles y familiares, duerme el instinto de tortura y de homicidio”.
- “El castigo que sanciona sin prevenir se llama, en efecto, venganza”.
- “Si el homicidio está en la naturaleza del hombre, la ley no está hecha para imitar o reproducir esa naturaleza”.
- “El miedo actúa como un ácido”.
- “Confrontado con la muerte ineluctable, el hombre, cualesquiera que sean sus convicciones, se siente completamente desbastado”.
- “En cuanto a un Estado que siembra el alcohol, no puede extrañarse de cosechar el crimen”.
- “Venimos al mundo cargados con el peso de una necesidad infinita”.
- “La ciencia que pretende probar tanto la inocencia como la culpabilidad no ha llegado aún a resucitar a los que mata”.
- “Llega el día en que el culpable, ejecutado con demasiada rapidez, no parece tan terrible. Pero entonces es ya demasiado tarde y solo cabe el arrepentimiento o el olvido”.
- “Si la justicia reconoce su debilidad, ¿no convendría más, acaso, que se mostrase modesta…?"
- “La compasión no excluye el castigo”.
- “Quien juzga absolutamente se condena absolutamente”.
- “Ninguno de nosotros puede pretender encarnar la inocencia absoluta”.
- “Que la ley proteja al individuo de un Estado entregado a las locuras del sectarismo o del orgullo”.