"Tenemos un problema. Hay un chico de 18 años en Luton con Asperger, Luke Jennings, que es el mejor 'hacker' del mundo y los americanos quieren su deportación porque ha 'hackeado' sus sistemas", le dice en la novela la primera ministra, Marjory Graham, al jefe de los servicios de inteligencia británicos, sir Adrian Weston.
La idea nace de una historia real que protagonizó hace más de una década Garry McKinnon, un británico de 39 años del barrio londinense de Wood Green que fue detenido a requerimiento de las autoridades estadounidenses por acceder a 53 ordenadores militares de Estados Unidos y de la NASA entre 2001 y 2002.
"El zorro", la decimoctava novela de Forsyth (Ashford, 1938), plantea que el arma más peligrosa del mundo no es ni un misil inteligente ni un submarino invisible ni un virús informático, sino "la mente prodigiosa" de un chaval capaz de sortear cualquier sistema de encriptación de datos sensibles.
"Hay que encontrarlo y capturarlo. O protegerlo y salvarle. Él es capaz de decantar el equilibro del poder en el mundo y no debe caer en las manos erróneas porque las consecuencias pueden ser insospechadas", propone el autor de "El cuarto protocolo" en su nuevo título, que se publicó en el Reino Unido en octubre.
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En 2014, Forsyth reveló haber llevado a cabo misiones para el MI6, los servicios de Inteligencia británicos. Autor de "Chacal" o "Los perros de la guerra", afirmó que había trabajado durante más de 20 años para el MI6 en Biafra, Alemania Oriental, Rodesia y Sudáfrica.
El novelista cuenta que un miembro del MI6 llamado "Ronnie" lo contactó en 1968, mientras trabajaba como periodista independiente, porque deseaba tener "un elemento en el corazón del enclave nigeriano de Biafra", donde hubo una guerra civil entre 1967 y 1970.
"Cuando regresé al bosque tropical, tenía uno", escribe Forsyth, de 77 años, en sus memorias tituladas "The Outsider", que se publicarán el mes que viene.
Durante su estancia en Biafra, el escritor redactó artículos sobre la situación humanitaria y militar del país, al tiempo que enviaba informaciones a Ronnie "que, por distintos motivos, no podían salir en los medios".
Luego, en 1973, se le pidió que llevara a cabo una misión para el MI6 en la comunista Alemania Oriental. "Su propuesta era sencilla. Había un elemento, un coronel ruso, que trabajaba para nosotros desde la parte profunda de Alemania del Este y tenía un paquete que necesitábamos sacar del país", cuenta.
Forsyth viajó hasta Dresde en un Triumph descapotable y recibió el paquete de manos del coronel ruso en los baños del museo Albertinum.
En Rodesia, el actual Zimbabue, se le pidió que evaluara las intenciones del gobierno durante los años 1970. Luego, en los años 1980, se le encargó descubrir lo que preveía hacer el gobierno sudafricano con sus armas nucleares tras el final del apartheid con la llegada del Congreso Nacional Africano al poder.