Egon Schiele murió a los 28 años, en 1918. La gripa española lo alcanzó a él y a Edith, su esposa. Gustav Klimt murió en el mismo año. Por esos días también fallecieron Koloman Moser y Otto Wagner. En Viena, la primera década del siglo XX transcurrió en medio de estos artistas que traspasaron las barreras del conservadurismo. Había pinturas, música y decoraciones en las que traslucían los verdaderos deseos. El arte que sacudió la doble moral. Hubo una revolución artística que agrietó las fachadas en las que se ocultaban el sexo y la agresividad reprimida. En 1918 murieron muchos de los que demostraron que, en el fondo, todos eran presos de la piel y la violencia.
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“Klimt & Schiele: Eros y Alma” se estrenó en 2018 con motivo de los 100 años de la muerte de estos dos artistas austriacos. Este documental, dirigido por Arianna Marelli, no solamente se enfoca en la vida y obra de Klimt & Schiele, sino también en la sacudida que, por esos días, tuvo Viena gracias a la forma en la que se comenzó a producir y exponer el arte. Hacían parte de la Secesión, un movimiento que reinterpretó las dinámicas que hasta el momento se conocían del arte clásico. La película recorre las salas del Museo Albertina, del Belvedere, del Kunsthistorisches Museum, del Leopold Museum, del Sigmund Freud Museum y del Wien Museum, y con estas exhibiciones expone las tantas contradicciones que en esa época se vivían a causa de la satanización de la sexualidad y el desconocimiento del inconsciente.
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Resultan atractivos y muy casuales los símiles entre los tiempos de los artistas que nos ocupan y la actualidad. Como le dijo su directora a la revista Arcadia, “Klimt & Schiele dicen más del hombre contemporáneo que del hombre del siglo XX”. Los dos murieron de gripe española, una pandemia que mató a más de 50 millones de personas. Este hecho se encuentra con la circunstancia más traumática que hemos atravesado y que aún estamos lejos de superar: la pandemia de la COVID-19. Schiele, que siempre consideró a Klimt como su máximo mentor, pintó la incertidumbre que produce la muerte en lienzos que, durante mucho tiempo, fueron prohibidos. Aún hay quienes piensan que sus cuadros siguen siendo obscenos o exageradamente “oscuros”. Por su parte, Klimt pintó mujeres modernas y provocadoras muy lejanas de las damas vienesas a la que todas aspiraban.
El documental pasa de artista en artista con facilidad: en la Secesión vienesa todo estaba interrelacionado. Se narra a un Klimt que, a pesar de su tendencia al aislamiento social, se ganó el respeto de las mujeres más elegantes y adineradas de la ciudad. Y no solo ganó reconocimiento, también espacio en sus camas. Pero sus mayores conquistas fueron las que trazó en sus lienzos: se interesó en la anatomía. Entendió el cerebro. Pintó símbolos que representaban al hombre y a la mujer y usó gestos y detalles casi exactos que le dieron un realismo fotográfico a sus obras.
Se recuerda a un Schiele al que encasillaron como el pintor de lo “feo y lo obsceno”. Así lo identificaron cuando vieron que en sus trazos había angustia y dolor. Una oscuridad que rechazaban y reconocían porque la sentían: la remojaban con un traguito de cualquier cosa que les durmiera la humanidad. Sus cuadros, en donde demostró que había aceptado su sexualidad, solo se encontraban en el mercado pornográfico. Eran inmorales según los doble moralistas que no soportaban reflejarse en lo que les gritaba el inconsciente. Schiele reinterpretó el beso cálido, calmado y amoroso de Klimt, para convertirlo en un agobiante y revelador abrazo en su obra “Cardenal abrazando a una monja”. También se menciona el mayor principio que heredó de su mentor y que no reinterpretó. Se lo grabó y lo reprodujo en su trabajo: el arte por encima de la enfermedad, la oscuridad y el mal. El arte triunfante y liberador. El arte por el arte y para el arte.
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“Klimt & Schiele: Eros y Alma” ofrece detalles de la vida cotidiana de la primera década del siglo XX en Viena: artistas reunidos en cafés o salones en los que se presentaba la ópera de Gustav Mahler. Sitios de encuentro en los que se enfrascaban en obras literarias que no todos habían leído, pero que discutían. Reflexionaban sobre la tradición. La desentrañaban. La desenmascaraban y la rompían. Este documental, que actualmente puede rentarse o comprarse en la página de Cineco alternativo, se pregunta por la exageración de los gestos, las expresiones y las poses. Después concluye que así descubrieron la forma de generar empatía a través de las artes. Su tesis la soportan con varios historiadores, expertos y coleccionistas que justifican sus obras gracias al entendimiento de la relación entre arte, mente y cuerpo.