Obediente
A su rededor oía: “Quédate en casa”, “No salgas”,“Es por tu bien”. Como niño obediente eso hizo: no nació.
José Edier Gómez Espinal
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Voyeur
No sé si no conozco tu nombre o si lo he olvidado. A fin de cuentas, no me importa. Lo que permanecen son las dos paredes y el pedazo de techo de tu habitación que ya sé de memoria: El trozo de biblioteca que se logra ver como ruido de fondo, la cama que quiero adivinar destendida y con la ropa sucia que acumulas sin preocupación. Acompaño los dos panes del desayuno a solas con las fotos de tu insulsa cotidianidad: Te he visto, feroz desconocida, en la rutina de ejercicios que empezaste para acompañar el encierro, en el plato de comida que muestras al mundo como si importara, en las sonrisas que inventas para nadie. Conozco tus lugares más que los míos a fuerza de verlos día tras día tras los filtros que ensayas para salir del aburrimiento. Te imagino, así como si nada, en la tarea simple de abandonar el teléfono y dirigirte hacia alguna parte de esa casa lejana. Y luego te olvido. Van a dar las diez. Salgo a la ventana a masticar las últimas noticias de cara a la oscuridad de la calle vacía y tomo el teléfono. Una nueva foto tuya, con las mismas tres paredes de fondo, tu silueta de muchacha ajena ensayando un nuevo peinado, acariciando al perro, riendo para todos y para nadie, tan insulsa como tan hermosa. Mañana, desconocida de las fotografías, será otro día.
Laura Luna
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Simetría del tiempo y el hombre
Un día de tantos, el sol esperaba ver pasar al viento, brillaba más que siempre, sus rayos se extendían para ser mejor percibido. Parece que hoy será un tiempo caluroso - opinaban algunos. ¡No hay viento que alivie este calor! Los más optimistas hablaban de lluvia. Pausado, sin prisa, surgía del este, tranquilo al encuentro con un sol muy despierto. Fue ligera la conversación, paso a paso se acercó la lluvia. Estaban todos de nuevo, recordaron viejos tiempos. Cuando no reinaba el desempleo. ¡Pronto saldrá el hombre escondido y todo tendrá sentido!
Luisa Fernanda Cruz, desde Buenos Aires
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Llegué a mi cita con el doctor.
Tenía un poco de miedo, pues mis síntomas eran anormales y diferentes de los que advertían los demás. Entré al consultorio y me recibió con un traje espacial, digo, especial. Luego, me pidió que tomara aire, profundo:
- Inhale
- Exhale.
Su cara no tenía nada que ver con preocupación, y sonriente me dijo: Efectivamente lo único que usted necesitaba era esto; un buen respiro.
Salí del consultorio, y vi todo a mi alrededor lleno de animales, que saltaban dichosos por las calles, y el aire era más puro. Att. La tierra.
Johana Duque
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Preso Retórico
Tengo un dolor de cabeza crepitante, anoche me excedí con el ron, ya son pasadas las 3 de la tarde y he perdido la clase de derecho penal, virtual claro, una porquería; he decidido mandar el semestre a la mierda, no tengo cabeza para estudiar, menos para prestar atención al psicópata de mi profesor, últimamente justifica el encierro virulento de los presos, en su delirio de juez, los condena de nuevo, pero esta vez a pena de muerte, ¿habrase visto semejante desparpajo en una leguleyada?, es un hijueputa. Que no pueden salir a la calle porque van a infectar a los ciudadanos de bien, que se deben quedar hacinados por el bienestar general, ¿lo puedes creer? nada es verdad, pero él jura que todo eso está permitido, disque por la pandemia. ¿Y los derechos humanos que? ¿Qué de qué? Me dijo la otra vez… ¡Miserable! ¡Uyy! Doris, siento que me viene un aneurisma por el hipotálamo, termina de comer avechucho desgraciado y nos vamos a dormir para fugarnos de nuestros encierros. “Coronavirus, coronavirus”, repitió la lora mientras me tumbaba en la cama. Malparidas noticias, maldije cerrando los ojos.
Carlos Mauricio Cruz Ayala
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Mandado
Fui el elegido para comprar pan, hice la fila a un metro de distancia de mis congéneres. Ya fuera de un Justo y bueno, fui por un tinto a una panadería cercana, hablé un rato con un joven que me contó que ya había salido de su jornada laboral comenzada a las 3 de la mañana. Antes de irme, lo primero que pensé fue que tenía pan empacado industrialmente dentro de una panadería y el joven del lado salía de trabajar cuando yo me acababa de despertar.
Alejandro Ramírez
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Pedazos
Somos pedazos de personas, luchando por encontrarnos a nosotros mismos, día a día. Noches en que sueño y duermo, viajando hacia mí buscando, olvidando todas estas personas que soy yo: soy tú, ellos, él; borrándolos a todos de mí, dejándolos ir, llegando a quien soy e implotar.
Nelson Minghetti
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