La sala 4 y la condición sexual de Alexander von Humboldt
Hasta el próximo 6 de julio estará abierta en el Museo de Arte de la Universidad Nacional, la exposición “La naturaleza de las cosas: Humboldt, idas y venidas”. Son 195 piezas de artistas latinoamericanos –históricos y contemporáneos– que siguen los legados intelectuales del naturalista alemán.
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Carta de Alexander von Humboldt al soldado Reinhard van Haeften: “Dos años han transcurrido desde que nos aproximamos, y tu sino fue el mío. Bendigo todavía ahora el día en que vertiste en mi pecho tus inquietudes, y me dijiste por primera vez que sentías mitigación. Yo me sentía mejor en comunión contigo, y desde entonces permanecí unido a ti con cadenas de acero. Siempre que tú a través de largos años me correspondías con frío desprecio, siempre que tú me repelías, yo me estrujaba más a ti". Una versión no muy difundida de la historia hace referencia a la condición sexual del naturalista alemán y plantea una pregunta ¿Alexander von Humboldt era homosexual?
Cuenta la historia que antes de morir, el científico quemó toda su correspondencia personal. Fue, quizá, un intento por controlar su legado, pero algunos documentos, como esta carta, han surgido con el tiempo y lejos de manchar su invaluable contribución para la ciencias humanas y naturales, se han sumado motivaciones para seguir explorando la vida del prusiano.
Con ocasión de los 250 años del natalicio de Alexander von Humboldt, el Museo de Arte de la Universidad Nacional abrió la exposición “La naturaleza de las cosas: Humboldt, idas y venidas”. Uno de los espacios de la exhibición (la sala 4) aborda sin titubeos el asunto de su inclinación sexual.
“La historia es una construcción predominantemente heterosexual. A fin de cuentas, con certeza, ¿a cuántos homosexuales conocemos, hombres o mujeres, que hayan hecho parte de la historia? Tal vez sobren los dedos de las manos al hacer la cuenta, y no porque hayan existido, sino porque no conocemos sus nombres. Siempre tendremos la duda sobre uno u otra”, dice el texto que aborda el tema.
Allí mismo se plantean preguntas. Son de ese tipo preguntas necesarias que revuelven el estado de las cosas y que incluso cuestionan la existencia de este artículo. “Y ¿para qué hacer este ejercicio? ¿para qué contar a cuántos homosexuales del pasado conocemos? ¿para qué corroborar que eran muchos más de los que creíamos?; ¿para qué hacer una genealogía alternativa, una historia más amplia? ¿para qué homosexualizar ese pasado pretendidamente estático, fiel, veraz y único?; ¿para qué destapar esa necesidad de heterosexualizar la historia, de construir una tradición que niegue la existencia de formas distintas de afecto y que naturaliza una sola opción vital posible?”.
En la sala cuatro de la exposición se ve un tríptico fotográfico. Allí está Alexander von Humboldt. Entre sus manos tiene un papel con un mapa de América dibujado. En sus pies la carta de amor que le escribió a van Haeften.
Volvamos al texto de la exposición que sacude el estado dado de las cosas. “Habrá que preguntarnos si este ejercicio (el de preguntarse por la condición sexual de los protagonistas del arte y la ciencia) de olvido selectivo no esconde innumerables prejuicios. Y no sabemos, por qué nadie ha estudiado cómo estas resistencias pudieron moldear un carácter, que pudo encontrar en el arte una forma de expresión singular, sublime”.
La sala 4. La bendita sala 4 del Muso de Arte de la Universidad Nacional tendrá hasta el 6 de julio un texto escrito sobre un muro que recuerda que las artes y las ciencias, no son islas independientes. Van de la mano de la condición humana.
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“La ciencia, al igual que el arte, ha sido un territorio predominantemente masculino, heterosexual y blanco. Los distintos rumores alrededor de la orientación sexual de Alexander von Humboldt, así como su especial relación con uno de sus compañeros de viaje, el quiteño Carlos de Montúfar, darían para hacer un análisis profundo sobre esta cuestión o, al menos, para dejar en el aire algunas preguntas”.
Y resulta que la historia también es despiadada, por no decirlo menos. La exposición, cuya curaduría estuvo a cargo de Halim Badawi, recuerda que la “historiografía prefiere sugerir que el prusiano era ‘asexual’ y otra parte prefiere señalar sus relaciones con hombres como ‘platónicas’. Un último grupo de historiadores prefiere justificar la apasionada correspondencia de Humboldt con otros hombres en el hecho de que, durante los siglos XVIII Y XIX, las relaciones afectivas entre hombres podían seguir aquella idea del romanticismo que apelaba a un lenguaje en extremo cariñoso”.
La sala 4 es pequeña, pero aborda uno de los temas más gruesos de este tiempo. El de las libertades sexuales. El de las libertades individuales. El de las libertades.
Luis Alfredo Vargas, celador del Museo, fue el primero en ver la exposición. Fue el primero en pisar la sala 4.
“Es que el homosexualismo ha existido toda la vida. Lo que pasa hay épocas en las que se ha destapado más. Por lo menos ahorita está más destapado. La gente ha salido del clóset. Pero eso siempre ha existido. Es normal”, dice mientras se acomoda la gorra azul oscura que en letras doradas dice, Seguridad Privada.
Sigue hablando de la sala 4. “Aquí vienen los muchachos y las muchachas (homosexuales) y para mí es una vaina normal. Se acarician entre ellos y todo. Todo se basa en el respeto”. También habla de otras exposiciones unas que son a oscuras. “Muchachas y muchachos (homosexuales) se acomodan en los pubs, se acarician, se expresan su amor y para mí es normal. Uno no debe meterse en la vida de nadie. Hay que respetar”, reflexiona.
Kimberly Castro, estudiante de diseño industrial, entra a la sala 4. “Que la gente sepa que científicos tan brillantes como Humbolt son homosexuales, sirve para quitar los estereotipos, según los cuales, solo cierto tipo de gente puede ser científica”, dice.
Diego Tetis, estudiante diseño industrial, mientras sale de la sala 4, hace una invitación. “Si Alexander von Humboldt quemó sus archivos personales, hay que seguir usmeando su vida. Aún debe haber cosas interesantes por conocer, por descubrir, por entender”.
Volvamos al muro escrito de la sala 4 para terminar este texto. ”En todo caso, a una buena parte de la historiografía le cuesta afirmar, así, sin más esguinces, ambages, justificaciones o vericuetos narrativos, que con alta probabilidad Humboldt pudo haber sido homosexual. Pero, más allá de proferir un dictamen histórico unívoco acerca de su sexualidad, siempre valdría la pena preguntarnos por qué nuestros prohombres históricos suelen ser heterosexualizados y por qué ciertos campos del pensamiento han sido tradicionalmente territorios de exclusión”.
Sobre la exposición:
El curador Badawi fue el encargado de reunir a los cerca de 50 artistas contemporáneos y de los siglos XIX y XX –de países como Colombia, Perú, Ecuador, España, Alemania, Japón y Brasil– que forman parte de esta exposición que lleva a los asistentes por los siete diálogos y el epílogo en los que se encuentra organizada la muestra, que irá del 8 de mayo al 6 de julio.
“Hace cinco años estoy trabajando el tema como investigador de Humboldt; en 2015 hice la muestra ‘Escuela de Humboldt en América, una cuestión más sobre sus años en Colombia y el siglo XIX’ para la Fundación Gilberto Álzate Avendaño. La muestra actual continúa en cierta forma esta línea hasta el presente y pongo en diálogo a ciertos pintores, fotógrafos y videastas contemporáneos con estas obras humboldtianas”, explica el curador.
Entre los exponentes se destaca el español José Luis Bongore y los colombianos José Alejandro Restrepo, Carlos Motta, David Guarnizo y Liliana Sánchez, quienes realizaron obras comisionadas para esta muestra.
También están Alfredo Jaar (Chile), Óscar Santillán (Ecuador), Regina de Miguel (España), Camilo Echavarría (Colombia), el colectivo de Nathália Favaro (Brasil) y Miki Yui (Japón), Gianfranco Foschino (Chile), Andrés Matías Pinilla (Colombia), Eduardo Hirose (Perú), Antonio Bermúdez (Colombia) y el grupo colombiano Mapa Teatro, que presentará el trabajo realizado con los participantes de Experimenta Sur 2019.