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“Al miedo hay que mirarlo a los ojos y enfrentarlo”

Andrea Arnau, la inversionista que hará parte del panel de “tiburones” de la temporada 2025 de “Shark Tank” Colombia, habló de sus percepciones sobre los “startups”, los riesgos en las inversiones y sus consejos para los emprendedores.

Pablo Marín J.
13 de enero de 2025 - 12:00 p. m.
Andrea Arnau ha estado en “Shark Tank” desde 2019.
Andrea Arnau ha estado en “Shark Tank” desde 2019.
Foto: Sony Channel
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¿Qué busca en los emprendimientos que apoya en “Shark Tank”?

Yo busco principalmente un buen emprendedor o, todavía mejor, un buen equipo. Si hay un buen equipo, es muchísimo más fácil que cualquier idea salga adelante. Busco ideas que sean distintas, que estén cambiando algo, que tengan el potencial de hacer una transformación real, porque nosotros invertimos en etapas muy tempranas y, cuando uno empieza una compañía, es mucho más factible que crezca si tiene el potencial de hacer un cambio radical en el mercado.

¿En qué ve estas propuestas de cambio?

Definitivamente, el uso de la tecnología. Estas herramientas permiten que las propuestas de valor lleguen a muchas personas y realmente transformen la manera en la que hacemos muchas cosas y solucionamos problemas. La innovación no es solo tecnología, es hacer las cosas de manera distinta, pensar los modelos de negocio de forma diferente. Para mí, es muy importante que los modelos de negocio tengan la capacidad de impactar positivamente la vida de las personas en temas ambientales y sociales. No solo se trata de generar dinero; tenemos tantas maneras de lograr que los negocios también generen un impacto en asuntos graves de la sociedad y el ambiente. Las empresas tienen la capacidad de solucionar este tipo de problemas, especialmente en un mundo muy distinto al que conocieron nuestros papás o abuelos. Hoy sí es posible lograr un impacto que vaya más allá de lo económico.

¿Qué proyectos ha apoyado?

Hemos apoyado —y seguimos en ese proceso— a varias compañías. Una que recuerdo es Pleia, que cuando se presentó en Shark Tank se llamaba Animal Compost. Le cambiamos la marca durante el proceso como parte del apoyo brindado. Es una compañía que realiza el compostaje de mascotas al momento de su fallecimiento. En lugar de optar por la cremación, que es un proceso altamente contaminante, transforma a la mascota en compost. También he apoyado proyectos que ayudan a artistas a vivir de su arte, proyectos relacionados con la niñez y con niños que enfrentan problemas de salud, y ahora estamos en due diligence con un proyecto de movilidad: han desarrollado dispositivos que mejoran la funcionalidad de las sillas de ruedas en las condiciones de nuestros países, donde las ciudades no están perfectamente adaptadas para estos usuarios.

¿Qué es lo más complicado para convencer a un inversionista?

La inversión en startups y emprendimientos es de alto riesgo. Lo más difícil para convencernos es que —aunque generalmente los inversionistas que estamos en esto ya tenemos una tolerancia mayor al riesgo— buscamos mitigar el riesgo que tiene por naturaleza. Para convencernos, tienen que darse muchas condiciones. Sabemos que no es una inversión segura como un CDT, un bono o una inversión tradicional, pero deben mostrarnos que tienen el equipo para hacerlo, la experiencia, las ganas y que no abandonarán la compañía por una mejor propuesta. Lo más difícil es realmente demostrarle al inversionista que el riesgo ha sido mitigado por el plan y el proyecto que los emprendedores han desarrollado.

¿Cuáles son las claves para una presentación exitosa de un proyecto?

Que sea corta y concisa, que explique muy bien la propuesta de valor, por qué ese equipo es el adecuado para sacar adelante esa idea y que quede claro que tienen el conocimiento, que conocen la competencia, que no hay ingenuidad, que han sido juiciosos y han estudiado su industria. También es importante que se hayan preparado como personas y como seres humanos. Es imposible separar una compañía de sus líderes, y emprender es difícil. Para hacerlo, es fundamental estar bien como persona porque se enfrentan desilusiones, frustración, depresión y mucho trabajo. En el pitch, es esencial mostrar que todo esto tiene una base sólida. Personalmente, debe ser algo con lo que yo esté conectada, algo que no solo pueda aportar, sino que también me emocione para ayudarlos a seguir adelante. Si no me emociona, aunque sea el mejor pitch del mundo, no voy a invertir.

Usted, además de ser inversionista, es conferencista. ¿Qué la motivó a dar charlas?

Son dos cosas. La primera es que me obliga a estar muy enterada y al día de las cosas que están pasando. A mí me encanta estudiar, leer y prepararme. Lo segundo es que creo que la innovación no deja de suceder porque la gente tenga pereza o no tenga ganas, sino porque muchas veces no entienden que su trabajo del día a día tiene la capacidad de generar un impacto. Cuando la gente no entiende que lo que hace, por pequeño que sea, puede transformar su mundo, su organización, su ecosistema, su ciudad o su país, quizá no se animan a hacerlo. Me gusta compartir mi punto de vista sobre la responsabilidad y la capacidad que tenemos todos de hacer de este mundo un lugar mejor. Me siento responsable de promover eso.

¿A usted qué la inspira?

Hay tantas cosas. Me inspira mucho lo que está pasando en el mundo con la tecnología y la capacidad que tenemos hoy de hacer cosas que antes no podíamos. Por ejemplo, escuchaba un pódcast sobre una compañía de inteligencia artificial que explicaba cómo en Europa y Estados Unidos muchas personas mayores mueren durante olas de calor porque no alcanzan a llegar a resguardarse. Hoy en día, existe la tecnología para evitar que eso siga pasando. También me inspiran mucho las nuevas generaciones, la conciencia que tienen y la cantidad de información que tenemos disponible. Aunque también hay desinformación, enfoquémonos en lo que sí se puede lograr. Hoy sabemos qué cosas no debemos hacer y entendemos cómo hacer un mundo mejor.

¿Qué le da miedo como emprendedora?

A veces me siento frustrada porque algo no sucedió y dudo de mí misma, como todo el mundo. Me toca “mentorearme”, decirme: “Recuerda que tienes experiencia, que llegaste aquí por algo, que ya has pasado por momentos difíciles y has salido adelante”. Me da miedo el fracaso en general, y también me da miedo que no logremos ponernos de acuerdo. Pero al miedo hay que mirarlo a los ojos y enfrentarlo. Hay que decirle: “Venga, vamos juntos, porque tal vez usted no se va a desaparecer, pero yo no me voy a paralizar porque usted está aquí al lado mío”.

¿Cómo mantener un equilibrio entre la vida personal y profesional al tener un emprendimiento?

Es difícil, sobre todo en las primeras etapas. Hay muchos sacrificios, no solo tuyos, sino de tu familia. Creo que hay que ajustar las expectativas, porque la vida en balance se va alcanzando a medida que uno progresa. Y ni siquiera, porque a veces tengo momentos de mucho desequilibrio, donde tengo que dedicarme de lleno al trabajo durante semanas o meses. Lo que sí es muy importante y se ha vuelto un mensaje común es que los emprendedores deben dormir bien, comer bien, hacer ejercicio y ojalá meditar. Sin eso, todo se vuelve mucho más complicado.

Pablo Marín J.

Por Pablo Marín J.

Profesional en Creación Literaria. Escritor de cuentos y novelas de ciencia ficción. Apasionado del cine y guionista de varios cortometrajes.pmarin@elespectador.com
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