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“Hay que enseñar a los niños a tomar decisiones y no solo a obedecer”

La psicóloga Marcela Vallejo habló de cómo enseñar a los niños a tomar decisiones desde la teoría de la elección, y señaló que es posible fomentar el control interno, construir relaciones sanas y promover la responsabilidad personal como base de la salud mental.

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Paula Andrea Baracaldo Barón
19 de septiembre de 2025 - 02:17 p. m.
Vallejo dirige el Centro de Bienestar del Colegio Rochester.
Vallejo dirige el Centro de Bienestar del Colegio Rochester.
Foto: Cortesía
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Un chat con Marcela Vallejo, psicóloga clínica y maestra en teoría de la elección

¿Qué la motivó a enfocarse en la teoría de la elección dentro de la psicología?

Es una teoría en la que me pude ver a mí misma y reconocer que todos tenemos la capacidad de gestionar nuestra propia felicidad. Considero que hacia allá debe apuntar la educación, y esa debería ser nuestra meta como adultos responsables. Me pareció interesante, porque abarca muchas etapas de la vida.

La psicología la elegí porque sentía una inquietud por estudiar el comportamiento humano. Ambas se acercaban a mis creencias. En el ámbito educativo, que es el que me interesa, la psicología nos enseña que la educación no es solo sumar y restar: tiene múltiples influencias sobre la sociedad.

¿Y la decisión de trabajar con niños?

De los niños recibo cariño y alegría. Con ellos siempre hay esperanza, fe y metas alcanzables. A veces nos enfocamos demasiado en pensar que los niños son el futuro, pero yo estoy convencida de que ellos, además, son el presente. Trabajo desde el optimismo, creo en generar lazos y formar equipos, y resulta muy satisfactorio trabajar con ellos, especialmente desde la educación.”

¿Cómo se puede enseñar a un niño a elegir, en lugar de solo obedecer o reaccionar?

El escenario escolar no solo es un espacio para que un niño se nutra de conocimiento, sino también de habilidades y competencias que le permitan ser feliz. Hay que enseñarles a tomar decisiones, y eso está relacionado con el modelo de crianza y con las creencias del sistema educativo. La teoría de la elección nos muestra realmente cómo funciona nuestra mente y nuestro cerebro, y nos da una explicación sobre por qué decidimos lo que decidimos como seres humanos.

¿Cree que el sistema educativo actual fomenta o limita la capacidad de los niños para tomar decisiones sobre su vida?

Todavía existe una fuerte imagen del control externo, tanto en nuestros hogares como en los ambientes educativos. Sin embargo, hay colegios que se están transformando y entendiendo las necesidades actuales en los procesos de formación. Es necesario trabajar en habilidades y competencias que sean útiles para ellos. Todos necesitamos tomar conciencia y fortalecer una cultura del control interno, porque favorece la salud mental.

En su experiencia con personas de todas las edades, ¿cómo se puede distinguir entre una decisión libre y otra condicionada por miedos, aprendizajes previos, traumas o patrones interiorizados?

Estamos acostumbrados a fomentar posturas en las que existe una relación muy desbalanceada de poder, donde otros deciden por mí. Siempre nos dicen cómo actuar, pensar o sentir. Claro, hay distintos escenarios y muchas formas de ejercer control sobre la propia vida. Una manera de darse cuenta es identificando el tipo de relaciones en las que estoy.

A partir de esa idea, ¿cómo se puede desarrollar una conciencia más libre en las decisiones?

Desde la teoría, creemos que existen formas de relacionarnos que contribuyen a la satisfacción. Si nos enfocamos en hábitos constructivos, entendemos los factores de riesgo y fomentamos relaciones sanas, podemos construir nuestra propia conciencia al decidir. Esto se puede trabajar desde la infancia, pero también en el ámbito laboral, en las relaciones y en otros espacios de la vida.

¿Qué tan complejo considera usted el ayudar a una persona a reconocer que tiene el control sobre su vida cuando atraviesa dificultades?

Todos los procesos emocionales son retadores, pero no los pondría en términos de “fáciles” o “difíciles”, sino de logrables, y creo que sí lo son. Pienso que lo más importante es que es necesario que la persona esté dispuesta a recibir ayuda. Hay muchas herramientas que permiten que alguien se sienta capaz y responsable de sí mismo, que experimente que tiene el control, pero, por supuesto, todo depende mucho de cada caso particular.

¿Qué le diría a una persona que cree que no tiene la capacidad de decidir y que, por costumbre o enseñanza, ha dejado que sean otros quienes “controlen” sus emociones?

Le diría que sí se puede, que hay que levantar la mano y pedir ayuda, y que es necesario recibir la orientación adecuada. Para que una creencia cambie, se requiere vivir una experiencia que la resignifique. Cuando uno es capaz de conocerse y entenderse, puede tomar decisiones enfocadas en lo que realmente necesita, más que en lo que simplemente quiere.

Paula Andrea Baracaldo Barón

Por Paula Andrea Baracaldo Barón

Comunicadora social y periodista de último semestre de la Universidad Externado de Colombia.@conbdebaracaldopbaracaldo@elespectador.com
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