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¿Qué lo motivó a dedicarse al marketing y los negocios?
Soy ingeniero de sistemas de la Universidad Eafit. Empecé a trabajar antes de terminar mis estudios con el Grupo Familia, en 1986, y por muchos años estuve en el área de tecnología e información. Al otro día de dejar esta organización, el 1° de enero de 2022, lo único que sabía era ser empleado de Familia. Hice un “reboot” de mi vida, de muchas cosas, pero un día tomé la decisión de dedicarme a la docencia. No había sido docente y empecé. Le toqué las puertas a esta institución en la que estoy, ESIC. Empecé a dar clases en el máster de negocios digitales que existía en ese momento y me enamoré de esta institución, del marketing y de la economía digital. Y ahora digo: “Esto es lo más rico del mundo”. Resumo mi vida así: o estoy dando clase o estoy recibiendo clase.
¿Cómo fue dar el salto a la docencia? ¿Qué retos encontró?
Nadie me había preguntado eso. Mira: estaba en la consultoría cuando dejé Familia y, para compensar, quise dar algunas clases para estar conectado con la academia, pero me conecté con los proyectos de vida de la gente, con poder entregar lo que tenía. Encontré una posibilidad de mantenerme 100% actualizado. Yo sigo dando muchas clases y no paro de estudiar. Por ejemplo, tuve que trabajar todo el fin de semana, pero eso para mí es una oportunidad espectacular de dar y tomar clases.
¿Por qué es importante aprender de negocios?
Veo al profesional de hoy de la siguiente forma. En las organizaciones del pasado había dos tipos de profesionales: los azules, que eran los del negocio —finanzas, marketing, comunicación— como se llamaban años atrás, y los profesionales rojos, que son los de tecnología. Lo que estamos viendo en el mundo es que las organizaciones necesitan profesionales morados. ¿Y qué es un profesional morado? Es alguien del negocio, es decir, azul, pero que debe saber de tecnología de información. Y los rojos, que son los de tecnología, deben conocer del negocio. Estamos en un mundo con una hiperconcentración de tecnología e información.
¿Cree que el marketing solo se puede usar en los negocios?, ¿O también se puede usar en la vida personal?
Estoy convencido de la importancia del marketing en las actividades humanas. Nosotros tenemos una visión: no concebimos un profesional de marketing que no conozca el negocio. Tiene que entenderlo. Es como un administrador de empresas del pasado, pero con un énfasis muy importante en marketing. Hoy nos preocupamos tanto por la marca personal, que todos nos enfocamos en ella. Por eso posteamos en LinkedIn, porque queremos que el mundo entienda de qué somos capaces. Ese es el marketing aplicado al ámbito personal, ahora más que nunca. Cada uno de nosotros hace sus propias campañas, ya sea a través de LinkedIn, publicando estudios o generando “papers”, con el fin de aportar a la comunidad científica y fortalecer nuestra imagen personal.
Empezó trabajando en el Grupo Familia, ¿cuáles eran sus responsabilidades en ese primer trabajo?
Entré en 1986, y en ese momento la tecnología de información era muy diferente. Había un solo computador enorme en la institución y lo único sistematizado era la contabilidad. Era curioso, porque el área de tecnología de información dependía del jefe de contabilidad. Así eran los 80. Cuando llegué vi entrar el primer computador personal, un IBM. Empezamos a programar con muy pocos PC. El primero era para el gerente, luego fueron aumentando: en 1987 ya había dos, tres, cinco, diez. Como era estudiante en práctica, me asignaban las tareas que nadie quería hacer, por ejemplo, me encargaron dar cursos a los empleados para que aprendieran a manejar el mouse. ¡Qué belleza!
En el camino de ser un practicante hasta ser el vicepresidente, ¿qué lecciones aprendió?
Hay muchas, pero hay una que recuerdo especialmente. Durante mi trabajo en Familia, en una oportunidad, el presidente de la organización nos invitó a una reunión al jefe de contabilidad y a mí para discutir un informe de auditoría interna sobre los primeros sistemas de información que existían en ese momento. El jefe de contabilidad se ofuscó y le dijo al presidente: “No estoy de acuerdo con ese informe”. Nunca olvidaré la respuesta del presidente: “Vea, hombre, en la vida todo es en beneficio de inventario”. Esa frase me marcó. Uno tiene que escuchar todo y luego reaccionar. Pero la capacidad de escuchar es fundamental. Ese fue uno de los mensajes más claros que me llevé de esa institución, junto con otros aprendizajes. La humildad, la importancia de las conversaciones entre pares.
Mencionó que le gusta estar aprendiendo constantemente, ¿cómo ha sido seguirles el paso a los avances de inteligencia artificial?
No tengo la respuesta definitiva, porque es un reto enorme, pero ya nos estábamos preparando para esto. Cuando alguien en educación se queja de que los estudiantes usan inteligencia artificial para responder preguntas, mi respuesta es clara: el problema no es del alumno, sino del profesor. Si una pregunta puede ser respondida fácilmente por una IA generativa, entonces no es buena. Decir que los estudiantes no pueden usar IA es negar el mundo en el que vivimos. Hoy en día, la carga de trabajo en cualquier puesto se mide considerando el uso de IA. Si no la usamos, no nos alcanzará el tiempo. Y ahí entra la frase clave: la IA no me va a reemplazar, pero sí me reemplazará alguien que sepa usarla.

Por Pablo Marín J.
