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¿Cuál fue su primer acercamiento al trabajo social y qué la motivó a involucrarse en este tipo de causas?
Fue a los siete años, cuando ayudaba a mi mamá en su fundación que capacitaba a mujeres en modistería y pastelería. Mientras ellas aprendían y producían, yo jugaba con sus hijos para mantenerlos entretenidos. Podría decir que esta vena filantrópica viene de familia.
¿Cómo nació su interés por acompañar y apoyar a las infancias y a la juventud?
Por un acto de generosidad, de devolverle a Dios lo que me ha dado en la vida. Los niños y jóvenes son la franja más abandonada en Colombia, ya que no recibe tanto apoyo de las compañías ni del Gobierno. Esa etapa de la vida es cuando se es más vulnerable, y justo allí es donde se necesita mayor atención para que los niños puedan salir adelante, crean en ellos y vean que son capaces y tienen talento. Por eso hoy trabajamos con niños de entre 6 y 17 años.
La Fundación A la Rueda Rueda lleva 12 años en funcionamiento. ¿Cuáles han sido los principales retos para sostener su labor durante más de una década?
Cada día hay que imaginar estrategias y tocar puertas para que más personas se sumen a esta causa. Como yo, que me encargo del “fundraising” y debo estar constantemente ideando formas de enamorar a los empresarios para que sigan ayudando a la fundación. Una de nuestras filosofías es ofrecer siempre lo mejor; si se trata de dar sobras o cosas dañadas, es mejor no hacerlo, porque así no se genera ningún cambio. Así que, todos los días, estoy pensando en cómo atraer más inversión privada para la fundación y en cómo darles garantías a los donantes de que cada peso que ingresa realmente se invierte en nuestros programas y en nuestros niños.
Siendo de Montería, ¿qué ha sido lo más gratificante de trabajar con niños y jóvenes de su lugar de origen?
Volver a mi tierra y llegar con todas estas herramientas de transformación a través de la fundación y de nuestra metodología de ocio creativo basado en las artes y el deporte es muy especial. Ver su desarrollo es maravilloso. Por ejemplo, los niños de música que llegan sin saber tocar un instrumento y terminan interpretando y leyendo partituras. O los niños de pintura que no saben cómo mezclar colores y luego crean cuadros impresionantes, que incluso llegan a estar en el catálogo de nuestra subasta de arte. También ver a los boxeadores ganar todas las medallas de oro o a nuestros ajedrecistas destacarse.
La fundación ha impulsado el arte y el deporte en las juventudes y, en el caso de este último, hay un enfoque especial en el ajedrez. ¿De dónde proviene su interés por este deporte y qué oportunidades ha abierto dentro de la fundación?
El ajedrez es el único deporte comprobado que activa todas las áreas del cerebro. Eso nos lo explicó, en su momento, nuestro asesor científico, el neurólogo Remberto Burgos, quien tristemente falleció este año. Ese es nuestro mayor interés: que los niños aprendan a pensar de manera distinta a través del ajedrez. Por eso seguimos impulsando su enseñanza en las escuelas públicas de la mano de los alcaldes, aunque no todos comprenden la importancia de que los niños lo aprendan, por eso los invito a valorar esta disciplina. Además, tenemos una presencia destacada en el torneo de ajedrez, que es nuestro orgullo, pues es el torneo privado más grande que se realiza tanto en el país como en el continente americano. El ajedrez siempre será motivo de felicidad para nosotros.
¿Cómo surgió la idea de realizar una subasta de arte como estrategia para recaudar fondos?
La idea surgió durante una reunión, pero para realizar una subasta se necesitan muchos elementos, y como en la fundación todos los eventos deben ser excelentes, buscamos a la mejor curadora: María Victoria Estrada. Con su apoyo llegó también Christie’s, la casa de subastas de Nueva York, y juntas formamos una alianza perfecta. Como fundación ofrecemos mesas a diferentes compañías, ampliamos nuestro alcance y más personas nos conocen. Christie’s aporta su sello de garantía y María Victoria, muy respetada por artistas y galerías, selecciona las mejores obras para el catálogo. Gracias a la subasta hemos logrado potencializar a muchos artistas. Algunos ya eran conocidos, pero aparecer en nuestro catálogo, respaldado por Christie’s, es muy significativo para ellos.
¿Qué logros, oportunidades y aprendizajes ha generado esta subasta para la fundación? ¿Y qué expectativas existen para la edición de este año?
Es nuestro evento estrella. La gente ya la reconoce y se prepara para asistir. Los logros han sido muchos: nos ha dado credibilidad y también nos ha ayudado económicamente. Para este año tenemos grandes expectativas, especialmente porque estamos homenajeando a Ana Mercedes Hoyos. Contamos con dos obras maravillosas de ella, y esperamos que se las lleven. Además, tendremos varias sorpresas en la dinámica de la subasta. Hemos hecho algunos cambios y presentaremos un muestrario de los productos elaborados por las mamás, ya que también tenemos una escuela de bordado donde ellas aprenden a tejer. Cada vez que se vende uno de sus artículos, reciben un ingreso. Esto nos genera una enorme alegría, porque podemos apoyarlas tanto en lo económico como en lo anímico.