El Magazín Cultural

La vida en un suspiro (Cuentos de sábado en la tarde)

¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? Si todo era bueno, si la vida era hermosa, si los pájaros cantaban.

Juan Luis Capaz*
27 de noviembre de 2021 - 06:42 p. m.
Ilustración de los personajes Alanna y Stevie.
Ilustración de los personajes Alanna y Stevie.
Foto: Juan Luis Capaz

¿Por qué todo ahora es oscuro y frio?

¿Por qué la vida ya no vale lo mismo para mí? ¿Por qué la luz ahora me quema y los pájaros huyen de mí?

No se porqué ahora la tristeza y el desamor son mi única compañía en este mundo que ya no es bueno ni amoroso para mí. Ahora todo es gris, los buenos días ya no existen y las noches son más largas.

-¿Pero qué te pasó desde la última vez que nos vimos? si todo era bueno y estabas mas feliz que nunca, si nadie en este planeta era más feliz que tú, qué pasó querido amigo.

-Pasó que ya no veo su rostro. Ya no puedo sentir sus dulces manos en mi cara acariciándome, que ahora no puedo ni mirarme en el espejo.

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Mi nombre es Stevie Harrison, tengo 40 años y nací en Alemania un 9 de diciembre de 1980.

Aunque toda mi familia migró a Colombia buscando un mejor futuro, desde muy pequeño supe que el amor era algo para lo que yo no había nacido. Pensaba que nunca podría enamorarme de alguien, pero esto no importó pues aun cuando el amor no era para mi yo siempre fui feliz.

Aun puedo recordar las hermosas noches de diciembre cuando todos nos sentábamos a la mesa. Papá en la cabecera y mamá a su lado tomándole de la mano mientras decíamos nuestras oraciones. Mi hermana menor de un lado, enfrente mi hermano mayor y la comida, la comida que preparaba mi madre tan deliciosa que aún recuerdo su sabor en mis papilas gustativas.

Papá era un hombre alto de más de 1 metro con 80 centímetros. Sus ojos eran como las olas del mar, azules y pacíficas cuando hace buen tiempo o furiosas cuando el clima se torna complicado. Su cabello era lo suficientemente largo como para que le llegara a los hombros, su piel era morena y su cuerpo era el de un hombre de 40 años que hace ejercicio regularmente.

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Mamá también era hermosa. Medía 1 metro con 65 cm, cabello negro hermoso y largo; sus manos eran como la seda y sus ojos eran luces led que iluminan todo. Mi hermana se parecía mucho a mamá solo que ella tenía los ojos azules de papá. Mi hermano era el que más se parecía al abuelo, que solo conocíamos por fotos. Es alto y hacía mucho ejercicio, su cabello también era largo como el de papá y su nariz parecía operada, aunque no lo estuviera.

Todo era bueno hasta el día que la conocí. Era mi primer día de colegio, acababa de entrar a sexto grado y la vi cuando la rectora dijo su nombre indicando el grupo en el que estaría ese año.

Recuerdo que yo estaba ansioso porque la rectora dijera mi nombre y me tocara en el mismo grupo de ella, en el que casualmente estaban también todos mis amigos.

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Ella. Ella era hermosa y su cara había sido tallada por ángeles. Sus cabellos eran hilos de oro, sus ojos tenían el brillo del sol, sus manos estaban hechas de porcelana y su voz era una melodía encantadora de la cual no pude escapar nunca. No tuve el valor para hablarle ese año porque sentía como todo mi ser se derretía con solo su presencia.

Capítulo II: The end is near

Se llamaba Alanna Gees, era dulce y un poco tímida. Pero cuando la conocías bien, sabías que era una persona muy amable y que siempre te ayudaba en todo. Alanna me recordaba a la maestra miel de la película Matilda.

En los siguientes años de colegio, Alanna y yo nos fuimos acercando y conociendo porque ambos estábamos en el mismo grupo de amigos y muchas veces hacíamos los trabajos en grupo juntos y nos reuníamos todos en casa de Alejandro, otro de mis amigos.

En esos años nunca tuve el valor de decirle lo que sentía, aunque ella ya lo sabía porque era muy obvio, todos hablaban de eso.

Cuando nos graduamos todos seguimos en contacto y yendo al cine juntos. Pasó mucho tiempo y nos convertimos en mejores amigos y después en novios. Fue el mejor noviazgo de mi vida, estuvimos juntos por mucho tiempo antes de proponerle matrimonio y que me dijera que sí.

Yo estaba feliz.

Preparamos la boda con mucho entusiasmo para que fuera perfecta, y lo fue. Cuando el Padre en la iglesia le preguntó a ella si me aceptaba como esposo, su respuesta fue “no”.

Yo no entendía nada.

-¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? Me preguntaba a mí mismo y a ella.

Solo respondió “ya no te amo” y jamás la volví a ver.

Ese día dejé de ser yo. Ya no quería ver a nadie ni hablar con nadie; la vida se convirtió en una tortura, la inspiración se me fue ya nada me importa.

Pero como si fuera un mal chiste y mi vida fuera una historia de ficción, mis padres y hermanos fueron asesinados en un robo a un banco que salió mal. El atracador era un hombre con problemas mentales que enloqueció de repente disparando contra todos los rehenes.

Ahora era yo un hombre sin familia y con mucho dinero, que provenía de la herencia de mis padres y su empresa. Lo tenía todo gracias a la tragedia y también no tenía nada. Podía sentir como el cielo se caía y las flores se marchitaban por donde yo caminara. Mi vida había terminado ese día parado en el altar.

Capítulo III: this is the end

Ya no tengo nada más que dinero y recuerdos que me asesinan el alma. El tiempo ahora es un viejo amigo que ha olvidado el amor, el enemigo al que alguna vez le entregué mi vida convirtiéndola en una botella de vino AurumRed vacía.

El trabajo se convirtió en mi único entretenimiento y amigo. Era director de una gran empresa donde todos hacían lo que yo dijera, todos bajo mi mando.

Me estoy volviendo loco ¡jajajaajaja!, ¡loco! ¡loco! ¡LOCO!, ya nada importa ¡jajajajajaja! Reía y lloraba mientras recordaba el pasado. Cada vez que volvía de la oficina a casa, sentía con más fuerza el dolor de seguir vivo y el cansancio de una vida vacía y sola.

Tenía planeado no salir nunca más de casa.

Es más, hoy será la última vez que yo salga y la última vez que veré los grandes edificios. Esta vez no tomaré el carro para llegar rápido como todos los días. Esta vez caminaré entre las personas e iré hacia el restaurante en el que alguna vez fui feliz junto a ella.

Con lo que no contaba es que justo ahora, saliendo por última vez de mi casa, me la volviera a encontrar.

-Se ve igual de hermosa que el día en que morí por ella, pensé.

Al parecer no me reconoció. Tal vez porque ya no soy el hombre que tiene el cabello bien cuidado, que está en forma y que camina como si viviera sin preocupaciones como si fuera el rey del mundo. Ahora estoy calvo, he dejado de hacer ejercicio y camino como un hombre que no tiene motivos para seguir caminando. Todo esto me pasó por la cabeza mientras ella se alejaba y yo también.

Ya no puedo seguir así, ha pasado mucho tiempo. Creo que es hora de dejarlo todo atrás y seguir adelante. ¿Pero cómo podría seguir si ya no estoy con ella? si todo lo he perdido. En este momento recordé que todavía tenía el número y la dirección del que alguna vez fue mi mejor amigo en el colegio y decido ir a visitarlo.

En el camino de ida, pensé en devolverme y desaparecer para siempre. Aunque al fin llegué y él me recibió como si el tiempo nunca hubiera pasado.

La conversación que tuvimos fue más o menos así:

-Stevie ¿eres tú? no creí volver a verte, me alegra mucho que estes bien.

- Si, yo tampoco lo pensé, la vida ha sido difícil.

- Ha pasado tiempo y lo último que supe de ti es que te ibas a casar ¿qué paso con eso? imagino que debió ser muy bonito.

En ese momento recordé otra vez aquel día y no pude contener las lágrimas.

-¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?

Si todo era bueno, si la vida era hermosa, si los pájaros cantaban.

¿Por qué todo ahora es oscuro y frio?

¿Por qué la vida ya no vale lo mismo para mí? ¿Por qué la luz ahora me quema y los pájaros huyen de mí?

No se porqué ahora la tristeza y el desamor son mi única compañía en este mundo que ya no es bueno ni amoroso para mí. Ahora todo es gris, los buenos días ya no existen y las noches son más largas.

-¿Pero qué te pasó desde la última vez que nos vimos? si todo era bueno y estabas mas feliz que nunca, si nadie en este planeta era más feliz que tú, qué pasó querido amigo.

-Pasó que ya no veo su rostro. Ya no puedo sentir sus dulces manos en mi cara acariciándome, que ahora no puedo ni mirarme en el espejo.

Desde este momento aun cuando mi vida ya no tenía sentido, entendí que John era mi único amigo, el único que podría cuidar de todo lo que me quedaba en este mundo, así que decidí dejarle todo a él.

John fue la última persona que me vi antes de tomar aquella difícil decisión que pondría fin a mi sufrimiento.

This is the end.

*Estudiante de Comunicación Social de CUDES

Por Juan Luis Capaz*

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