Lo performativo, una mirada al arte vivo que se tomará las calles Bogotanas
El hecho artístico en su esencia más primigenia es un acto de comunicación, dicho acto está mediado por muchas condiciones que a lo largo de la historia han ido mutando; lo anterior se debe a que la comunicación y lo que se comunica, también han pasado por procesos muy complejos en los que, no siempre el mensaje es lo más importante del “gesto” tanto como el proceso mismo de su elaboración.
Moisés Ballesteros
El acto performativo, por mencionar una de tantas variables es sobre todo un gesto de urgencia en donde la experiencia del receptor no siempre está encaminada a que este entienda una tesis concreta o a que pase dicha experiencia por la esfera de lo racional, a veces, la experiencia camina en una dirección diferente, se trata de un proceso emocional y sensorial dónde se activa otro tipo de inteligencia, hasta hace unas cuantas décadas subestimada. Esta experiencia estética, es vital para el reconocimiento del otro en su urgencia de contar.
Maria Paula Rodríguez, Francisco Arrieta, Jessica Esther Moreno, entre otros intérpretes, estarán presentando los resultados de sus búsquedas como artistas, un acto que solo podrá ser visto una vez, ya que una de las características más notables de lo performativo gira en torno a la búsqueda permanente de una intimidad que no puede reproducirse en masa. Las reflexiones se vuelven una pregunta poderosa que pretende llegar a través de la imagen, “es importante entender lo que es urgente en cada tiempo que vivimos; ¿qué urgencia tienes para contar?” reflexiona Saeed Pezeshki uno de los directores del Diplomado en prácticas performativas, curador de la semana de muestras que está circulando y que contará con la calle como uno de los protagonistas. La cita será cada noche en un lugar distinto, espacios como La Maldita Vanidad y la galería Sketch será el punto de partida de muchos de estos proyectos en tránsito.
Le sugerimos leer “La herencia”, una novela sobre la trashumancia y el desencuentro
La variedad de las búsquedas y preocupaciones alrededor del cuerpo producen en el mundo muchas preguntas de las que el arte no se escapa y resulta pertinente prestar atención a las diferentes miradas que arroja el camino de la investigación en el arte. Entender cómo el universo íntimo construye colectividad congrega a la comunidad desde lo artístico y esto es fundamental en las practicas performativas y los actos de comunicación que se ejercen en estas. “En el primer momento íbamos a estar vinculados al problema de las singularidades, del “yo”, pero yo quería llegar al “nosotros” ¿cómo se construye una comunidad efímera?” comenta Adriana Urrea, filósofa de profesión vinculada a la práctica artística de la compañía Mapa Teatro, gran referente de las artes vivas del panorama nacional e internacional.
Urrea es una de las tutoras de las muestras, ella junto con un equipo guía muy completo dentro de los que podemos mencionar a House of Tupamaras, Santiago Sepúlveda, Andrés Jurado y Edna Orozco, hicieron un proceso de acompañamiento al equipo de intérpretes que esta semana transforman lo público en espacios de reflexión artística.
La performatividad, las artes vivas, son manifestaciones que impactan contra los modelos comerciales y promueven un tipo de creación que tiende a la imposibilidad de reproducción técnica, su valor radica en la urgencia con la que nace y en el cómo el tiempo es una variable más que trascendental para establecerse en el mundo, aunque sea por un tiempo realmente corto, la experiencia que prosigue es la que en realidad debe calar de otro modo; no se trata de un movimiento racional donde todo es claro si no es un movimiento emocional donde la relatividad de cada percepción nos permite reconocernos a nosotros como singulares, pero dentro de una colectividad en diferencia.
El acto performativo, por mencionar una de tantas variables es sobre todo un gesto de urgencia en donde la experiencia del receptor no siempre está encaminada a que este entienda una tesis concreta o a que pase dicha experiencia por la esfera de lo racional, a veces, la experiencia camina en una dirección diferente, se trata de un proceso emocional y sensorial dónde se activa otro tipo de inteligencia, hasta hace unas cuantas décadas subestimada. Esta experiencia estética, es vital para el reconocimiento del otro en su urgencia de contar.
Maria Paula Rodríguez, Francisco Arrieta, Jessica Esther Moreno, entre otros intérpretes, estarán presentando los resultados de sus búsquedas como artistas, un acto que solo podrá ser visto una vez, ya que una de las características más notables de lo performativo gira en torno a la búsqueda permanente de una intimidad que no puede reproducirse en masa. Las reflexiones se vuelven una pregunta poderosa que pretende llegar a través de la imagen, “es importante entender lo que es urgente en cada tiempo que vivimos; ¿qué urgencia tienes para contar?” reflexiona Saeed Pezeshki uno de los directores del Diplomado en prácticas performativas, curador de la semana de muestras que está circulando y que contará con la calle como uno de los protagonistas. La cita será cada noche en un lugar distinto, espacios como La Maldita Vanidad y la galería Sketch será el punto de partida de muchos de estos proyectos en tránsito.
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Urrea es una de las tutoras de las muestras, ella junto con un equipo guía muy completo dentro de los que podemos mencionar a House of Tupamaras, Santiago Sepúlveda, Andrés Jurado y Edna Orozco, hicieron un proceso de acompañamiento al equipo de intérpretes que esta semana transforman lo público en espacios de reflexión artística.
La performatividad, las artes vivas, son manifestaciones que impactan contra los modelos comerciales y promueven un tipo de creación que tiende a la imposibilidad de reproducción técnica, su valor radica en la urgencia con la que nace y en el cómo el tiempo es una variable más que trascendental para establecerse en el mundo, aunque sea por un tiempo realmente corto, la experiencia que prosigue es la que en realidad debe calar de otro modo; no se trata de un movimiento racional donde todo es claro si no es un movimiento emocional donde la relatividad de cada percepción nos permite reconocernos a nosotros como singulares, pero dentro de una colectividad en diferencia.