Han pasado poco menos de dos semanas desde que el nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, asumió el cargo, pero el mundo del arte ya ha recibido los primeros golpes de su administración. Uno de ellos fue acabar con el Comité Presidencial de las Artes y las Humanidades (PCAH por sus siglas en inglés), que asesoraba a la Casa Blanca en temas de política cultural, al Fondo Nacional para las Artes (NEA por sus siglas en inglés) y al Fondo Nacional para las Humanidades (NEH), dos organismos que proveen recursos para el desarrollo de proyectos culturales en todo el país.
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La historia de esta administración con el comité es larga, pues esta es la segunda vez que acaba con él. Desde su establecimiento, en 1982, bajo la presidencia de Ronald Reagan, esta había sido una organización compuesta por actores del mundo cultural y artístico estadounidense que promovían proyectos de este tipo por todo el país, pero un fuerte choque con el republicano, durante su primera presidencia, causó su primera disolución.
En 2017 hubo una renuncia masiva de los miembros del comité por un “apoyo [del Gobierno] a los grupos de odio y terroristas que mataron e hirieron a compatriotas estadounidenses” durante una manifestación de supremacistas blancos en Charlottesville, Virginia. En esa ocasión, el mandatario reaccionó cerrando definitivamente el comité, pues lo consideraba “una manera irresponsable de gastar los dólares de impuestos estadounidenses”. Joe Biden lo volvió a instaurar en 2022, pero durante el primer día de su gobierno, el republicano lo incluyó entre las medidas del anterior gobierno que serían revocadas por considerarlas “peligrosas” y acabó con él de nuevo.
“Trump le está dando mucho vuelo a la austeridad fiscal que profesa su partido y, como pasa normalmente con los gobiernos que quieren cortar presupuesto, su primera opción fue desfinanciar las artes: todavía hay mucha gente que cree que eso es un gasto inútil”, explicó Alejandro Bohórquez-Keeney, docente de la Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales (FIGRI) de la Universidad Externado de Colombia.
Donald Trump frente al arte y la inclusión
Junto al fin del comité, también llamó la atención el cierre de programas de diversidad, equidad e inclusión, que obligó a cientos de instituciones culturales a eliminar puestos de trabajo e incluso a dejar de utilizar estas palabras en sus comunicaciones oficiales.
Estos dos temas han confluido en la más reciente polémica de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID por sus siglas en inglés). Karoline Leavitt, una portavoz del gobierno de Trump, se pronunció frente a algunas de las iniciativas que habían sido apoyadas por esta institución, entre las que había una “ópera transgénero hecha en Colombia” que había recibido US$47.000, y concluyó su intervención en la rueda de prensa así: “No sé ustedes, pero, como una norteamericana que paga impuestos, no quiero que mi dinero se vaya a estas porquerías y sé que los estadounidenses tampoco”.
La obra mencionada es As One (“Como uno”), presentada en el Teatro Libre en 2022 con el apoyo de la Filarmónica de Bogotá y la Universidad de los Andes. “En agosto de 2021 aplicamos a una convocatoria de la Embajada de EE. UU. en Colombia, llamada Small Grants, en la que presentamos la propuesta de una ópera compuesta por una mujer estadounidense, Laura Kaminsky. Esta convocatoria favorecía los proyectos con enfoque de género, entonces la ópera As One nos pareció muy pertinente para este fin. Ganamos esta convocatoria y la beca fue de US$25.000”, explicó la directora del proyecto, Juana Monsalve, quien además aclaró que los otros US$22.000 que se usaron en la financiación del proyecto son “recursos en especie de la universidad” y no fueron proveídos por el Gobierno estadounidense.
“No sorprende que se corten este tipo de programas. Lo vimos en su discurso de inauguración, en el que dijo que su gobierno solo iba a reconocer hombres y mujeres, así que podemos esperar cortes en todo lo que tenga que ver con feminismo y enfoque de género”, añadió Bohórquez-Keeney. Aunque, para los organizadores de esta obra eso es lo que más preocupa. “Los derechos humanos de la comunidad LGBT en Colombia se ven vulnerados constantemente (...). Por lo anterior, actividades de visibilización y representación de esta comunidad son imperativas en nuestro medio, con el fin de educar a la población general y eliminar el estigma sobre el tema trans”, aseguró Monsalve.
El apoyo a este tipo de iniciativas ha llevado a que el gobierno de Trump sopese la idea de cerrar definitivamente USAID y puso el tema en manos de Elon Musk, líder del Departamento de Eficiencia Gubernamental de EE. UU. María Mercedes Andrade, escritora y profesora de Literatura de la Universidad de los Andes, plantea que este es un punto álgido de la discusión, pues el problema no es solo la desfinanciación, sino que “se empieza a imponer un clima de censura que determina qué temas se pueden tratar en las artes. A lo largo de toda la modernidad, su papel ha sido criticar la cultura hegemónica, por lo que es muy peligroso que ahora Trump quiera decidir qué es apropiado en el arte y qué no”. Solo el tiempo dirá lo que le espera a la cultura en los siguientes cuatro años del republicano y cómo esto afectaría el desarrollo de otros proyectos creativos en el país.