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Los trazos musicales de Betto

Malena Castañeda, quien estuvo casada con Betto, caricaturista de este diario, habló para este chat del homenaje que se hará a este artista, su conexión con la música y algunos de sus momentos juntos.

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Pablo Marín J.
28 de febrero de 2025 - 12:00 p. m.
Malena Castañeda promociona el homenaje a José Alberto Martínez, Betto, que se celebrará el 1° de marzo a las 2:00 p. m. en el Teatro Libre de Bogotá.
Malena Castañeda promociona el homenaje a José Alberto Martínez, Betto, que se celebrará el 1° de marzo a las 2:00 p. m. en el Teatro Libre de Bogotá.
Foto: Archivo Particular
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¿Cómo seleccionaron las piezas para el homenaje a Betto?

Tenía muchas fotos de él. En su estudio tenía retratos, caricaturas y fotografías por montones. Yo le decía que ahí tenía su “vanidoteca”. Realmente fue una tarea difícil, pero intentamos guiarnos por las más representativas, las que más nos gustaron y, claro, las de mejor calidad.

El homenaje tendrá varias agrupaciones musicales…

Mi esposo toda la vida fue musical, entonces el hilo conductor del evento será su encuentro con la música. Vamos a abrir con “Amazing Grace”, que es un tema fúnebre que a él le encantaba. Estará Canto & Compañía, un grupo que armó con sus amigos desde el colegio. Ellos iban a darles serenata a las novias y a las mamás en el Día de la Madre. Se presentará mi hermano, que le enseñó a tocar el bongó; Ilona, una amiga con la que tocó en alguna época, no con frecuencia, pero tocaron juntos. Él después entró en la época del blues, así que sigue su sobrino, Sergio, que es músico. También por el blues estará Carlos Reyes, quien le abrió los horizontes en este género, y al final entrará Mi banda, que se compone de sus amigos.

¿Cómo conoció a Betto?

Fue algo curioso. Betto era DJ en Quiebracanto, y en algún momento mi hermano —que es músico y actor— tuvo que ir a tocar allí. Ahí fue donde se conocieron. Betto le dijo: “Oiga, yo quiero aprender a tocar bongó, ¿usted me enseña? ¿Cuánto me cobra?”. En esa época todavía existían los casetes, así que le pidió que le grabara un par con música que tuviera. Cuando Betto llegó a mi casa a tomar su primera clase de bongó, yo fui quien le abrió la puerta. “Gracias, vengo a conocer a Pedro”, dijo, y ahí fue donde nos conocimos. Él dijo que fue amor a primera vista. Llegó a mi casa como amigo de mi hermano, y tanto fue así que se hizo amigo de mis hermanas y mis papás. Mejor dicho, entraba como Pedro por su casa. Con el tiempo nos volvimos novios, pero primero fue amigo de mi hermano.

¿Qué recuerda del proceso creativo de Betto?

Siempre cargaba su libreta y su portaminas. Ante cualquier idea, sacaba la libreta, tomaba nota y hacía un boceto. Toda la vida hizo bocetos, tantos que en la casa tengo una maleta gigantesca llena de libretas. Fueron más de 25 años publicando a diario, así que todos sus bocetos están ahí. A veces me preguntaba: “¿Cómo te parece esta?” Poco me consultaba, pero cuando lo hacía, yo le daba mi opinión. Sin embargo, muchas veces hacía otra versión y le iba superbién, así que al final ya ni me preguntaba. Desde que abría los ojos prendía su radio y lo llevaba de un lado a otro. Yo sabía en qué parte del apartamento estaba por el sonido del radio.

¿Hay alguna pieza de Betto que resalte para usted?

La verdad, él hacía pocas caricaturas a la familia. A mí no me hizo ninguna. Organizando papeles, vi que no tengo una sola caricatura que me haya hecho. Siempre intentaba, pero al final decía: “No, Male, yo no te puedo hacer una caricatura”. A la familia también les hizo pocas. Tal vez la única que le salió perfecta, de un solo trazo, fue la de su papá cuando falleció, hace 13 o 16 años.

Ustedes se conocieron gracias a la música, ¿qué gustos musicales compartían?

Compartíamos la pasión por la trova cubana. Lo curioso es que a él le encantaba Pablo Milanés y a mí me gustaba más Silvio Rodríguez, pero igual los disfrutábamos juntos. También compartíamos el gusto por el son cubano. Tuvimos el placer de viajar dos veces a Cuba, así que el son cubano fue algo que nos marcó. Luego, él entró en la era del blues, y claro, escuchándolo todos los días, terminé impregnada de ese género. Hoy en día, su banda sonora me acompaña, y su playlist de blues sigue sonando muy frecuentemente.

¿Qué artistas hay en esa “playlist” de blues?

Había de todo, pero recuerdo especialmente a Johnny Cash, que le encantaba; Aretha Franklin, que también nos fascinaba a ambos. Cada vez que la escuchábamos, así como dice Amparo Grisales, nos erizaba la piel. Esos dos los tengo muy presentes, pero hay un montón de música variada.

¿Y los artistas de son cubano?

En la playlist de son cubano tenemos a Buena Vista Social Club. De hecho, vamos a cerrar el homenaje con “Chan Chan”. Nos encantaba su música, pero a veces no recuerdo los nombres de las canciones. Si suenan, las canto, las tarareo y las bailo, pero si me preguntas cómo se llaman, me corchas. También Omara Portuondo. Ella no podía faltar. Tenía unos temas superbonitos, siempre la poníamos.

¿Por qué eligieron el Teatro Libre para el homenaje?

Cuando éramos novios, trabajamos en el Teatro Libre de Chapinero de acomodadores. Yo era su jefa, recibía las boletas, y él era acomodador en sala. Ese fue nuestro primer enlace con el teatro. Además, mi hermano estudió en la escuela del Teatro Libre, lo que también nos acercó más a ese mundo. Con su simpatía, Betto hizo amistad con muchos directores, como Ricardo Camacho y José Domingo Garzón. Tenía una conexión especial con ellos. Ricardo Camacho es alguien a quien apreciamos infinitamente. Cuando se enteró de la partida de Betto, me envió un mensaje muy bonito y nos ofreció la sala del teatro. En ese momento, estábamos con tanto papeleo y tantas cosas, que propusimos aplazarlo un año. Ricardo aceptó sin problema y mantuvo su ofrecimiento. Por eso, este año haremos el homenaje allí. En realidad, Betto es de la casa. El Teatro Libre es nuestro hogar, con actores, directores, con todo el mundo.

Pablo Marín J.

Por Pablo Marín J.

Profesional en Creación Literaria. Escritor de cuentos y novelas de ciencia ficción. Apasionado del cine y guionista de varios cortometrajes.pmarin@elespectador.com
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