A Alejandra Borrero la hemos visto exaltando el arte de la actuación en diversas formas. Su rol en la televisión y en la dirección de Casa E desde hace 10 años ha reflejado su compromiso y pasión con las artes como una de las formas más bellas de portar reflexiones e historias que nos transformen y nos sanen. Su vehemencia, esa misma con la que ha hecho grandes papeles protagónicos, se demuestra a la hora de expresarse. Sus manos firmes, su voz potente y su mirada penetrante refuerzan la importancia del mensaje que quiere transmitir.
Desde hace cinco años, cuando Borrero decidió crear el Festival Ni con el pétalo de una rosa como un espacio de empoderamiento y de reconocimiento de la mujer, se empezaron a acercar a ella varios testimonios de la violencia verbal, física y psicológica que han sufrido las mujeres, que se ha naturalizado y que sigue siendo un tema que muchos saben pero del que pocos hablan. Varias obras de teatro, conversatorios, ciclovías y demás actividades artísticas y pedagógicas se han realizado para evidenciar los lugares más críticos para las mujeres en Bogotá y para demostrar que ellas, como cualquier ser humano, pueden vestirse, dirigirse y comportarse con total libertad y sin temer por una limitación de sus voluntades y de sus acciones.
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Dos pilares fundamentales realzan esta quinta edición del Festival. El primero se basa en una reflexión hacia la palabra como principio, fuente y fundamento de toda acción. El segundo, la realización de un concierto que va acompañado con la pretensión de romper un record guinness para homenajear a la mujer.
“Esta edición tiene algo muy importante que queremos resaltar y es la palabra. La palabra mágica, la palabra que lacera, la palabra que sana. La violencia verbal en Colombia es de un tamaño absolutamente increíble. Es una violencia que está naturalizada. Nadie se da cuenta cuan mal hablamos de las mujeres y cuan mal nos nombramos nosotras mismas. Yo creo que en este corre-corre nos hemos olvidado del valor que tiene la palabra, de la importancia que ella tiene. Yo creo que los medios también le han permitido a la sociedad expresarse de cualquier manera. Eso lacera profundamente. Duele y desbarata los textos de odio que vemos hoy en día”, afirma Alejandra Borrero.
El Festival, que va hasta el domingo 25 de noviembre, se ha posicionado como uno de los espacios más importantes para resignificar espacios e imaginarios en los que, infortunadamente, la brecha de géneros nos ha hecho olvidar que más allá de hombres y mujeres, el trato igualitario debe darse por ser seres humanos que padecemos y pensamos.
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Lucis, evento central de la quinta edición del Festival Ni con el pétalo de una rosa, se celebra con motivo del día internacional de la lucha contra la no violencia hacia la mujer. Aterciopelados, quien estará en tarima con 300 artistas más, comandará el desarrollo del concierto y de la actividad junto a Alejandra Borrero. La idea es que las personas que asistan disfruten de los sonidos y recuerden la importancia de ofrecerle a las mujeres y a todos una ciudad en la que es posible vivir sin temor a ser violentados. Para ello, además de las manifestaciones artísticas, los organizadores buscan que se pueda romper un record guinness en honor a la mujer. Para ello, más de 8.000 personas deberán romper una barra de luz al mismo tiempo. El objeto será entregado a cada uno de los asistentes para que ninguno deje de participar en esta actividad que reafirma el compromiso de darle luz a las mujeres.
“Vamos a entregarla la noche de Bogotá a las mujeres de una manera diferente. Es importante que ellas sientan que la noche les pertenece. Lucis es un espectáculo maravilloso que vamos a hacer con 300 artistas y Aterciopelados. Andrea Echeverri es una feminista que le llega profundamente a la juventud y nos interesa mucho llega a ellos. Esto es algo aspiracional”, afirma Borrero.
Por REDACCIÓN CULTURA
