La actriz, escritora y comediante estadounidense deberá volver a la tierra que la vio nacer con una risa que la definiría como persona y a la vez como artista. Volver a Los Ángeles con la esperanza de llevarse un Premio Óscar por su actuación en la película de comedia dramática, Can you Ever Forgive Me?, es vivir un momento anacrónico, que la convoca a soñar con la estatuilla más deseada en el mundo del cine y a la vez hacer memoria de aquellos años 90 en que la actriz decidió ingresar a The Groundlings, una compañía de comedia de improvisación que le permitió avistar un horizonte detrás de cámaras.
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En su juventud estudió la industria textil en la Southern Illinois University. Su atracción por la imagen se fue configurando y fue mutando con el paso de los días hasta que esa fijación se trasladó al manejo de un vestuario que comunicaba más que las palabras y que hablaba mejor que ella ante las cámaras y ante los ojos de quienes vieron cómo logró surgir con su buen humor en las pantallas de los canales nacionales en Estados Unidos.
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McCarthy, quien ha sido recordada por sus participaciones en las series de comedia para televisión, Gilmore Girls y CBS Mike & Molly, deslumbra a todos los seguidores del cine con el papel de Lee Israel, la escritora que termina falsificando varias misivas entre pensadores reconocidos a nivel mundial, logrando crear un ambiente impregnado por el drama que acompaña siempre a las fachadas pintadas de mentiras y que terminan por crear en el espectador una especie de angustia que se va desbordando entre el relato de la película y se va diluyendo en los momentos en que el humor surge pretendiendo apaciguar la incertidumbre.
La actriz estadounidense acababa de sobrevivir al ojo del huracán al que estaba siendo arrastrada por la crítica luego de que su actuación en la película Quién está matando a los moñecos fuera cuestionada y reprobada. Y aunque ningún artista está exento de estar en el centro de los juicios y llamamientos, la trayectoria de McCarthy se estaba viendo empañada por ese aparente paso en falso que había dado con la cinta dirigida por Brian Henson.
Sin embargo, pese a los cuestionamientos, McCarthy logró sobreponerse y el destino mismo le permitió situarse en el otro lado de la orilla, pues semanas después, con el anuncio de su nominación a Mejor Actriz en los Premios Óscar 2019, la también escritora demostró que por su experiencia y su temple lograría reafirmar su virtud y camino en el séptimo arte.
Lee Israel, escritora estadounidense reconocida por haber suplantado a varios escritores de Norteamérica a través de la falsificación de más de 400 cartas, es el papel que reencarna Melissa MacCarthy en Can you ever forgive me y es la razón por la cual hoy está siendo reconocida nuevamente como una de las mujeres más comprometidas con el buen desarrollo del cine en Estados Unidos.
Su responsabilidad a la hora de responder con las maromas de Israel y su capacidad de representar varios seres dentro del mismo personaje reflejan la capacidad de la artista a la hora de interiorizar un nuevo papel protagónico y poder narrarlo y calcarlo en una realidad que sea cercana a los espectadores y que les despierte una reflexión y una sensación de asombro y curiosidad por la historia que se está plasmando a través del paso de imágenes.
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McCarthy, quien ya había sido nominada a los Óscar como Mejor actriz de reparto en el 2011 por su participación en la comedia Bridesmaids, ha blindado su carácter y sus principios a través del humor que ha profesado desde hace más de 20 años en las pantallas de cine y televisión. Su paso por comedias como The Heat, Identify Thief, Life as we know ity St. Vincent, The Boss y Ghostbusters la fueron catalogando como un referente en este género narrativo y cinematográfico que ha dado mucho de qué hablar en la industria del séptimo arte.
El actor Ben Falcone, quien apoya varios cameos en las películas mencionadas anteriormente, es el esposo de Melissa McCarthy. Juntos se han permitido tomar los escenarios y hacerlos propios, siempre aliviando cargas y espantando las presiones con el humor que no solo deben representar sino que también los identifica a ellos en su estilo de vida natural. La mano cómplice de Falcone y la risa jocosa son una especie de apoyo para una mujer que construyó su seguridad a pulso y que la ha sacado a relucir en los instantes en que ha sido señalada por prejuicios y comentarios que provienen de la falsa y peligrosa pose de expertos.
Sobre esta última actuación se dice que ha sido la mejor en toda su carrera como actriz, pues no es solamente haber fracturado una zona de confort y haber derrumbado el estereotipo que sobre ella se había ceñido, es, también, haber ilustrado los recovecos de una vida que se construyó con base en el engaño provocado por la presión de surgir, de conseguir un éxito que ya no se vende tan bien y que no es otro diferente al de lograr la opulencia y el reconocimiento insulso y poco profundo de una gran masa.
Por Andrés Osorio Guillott
