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El arte como algo natural, como algo intrínseco a su existencia, ha sido el norte del ejercicio profesional de Miguel Cárdenas Meira. Desde niño elaboró dibujos, pinturas y esculturas, pues creció rodeado de arte. “Siempre fue parte del quehacer diario”, afirma. El arte como intercambio cultural, como un aspecto esencial a toda sociedad, como un lente del pasado y de reflexiones para el presente y el futuro, además de creer firmemente que el artista representa aspectos particulares de cada momento vivido, son algunas de las razones que lo han impulsado a interesarse por el mundo artístico y cultural.
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Los petroglifos que ha visto en San José del Guaviare, el arte precolombino y egipcio han sido sus referentes artísticos. La simbología, y la manera de crearla, es lo que más lo atrae de estas corrientes artísticas. Su arte ha asimilado las formas y estéticas de dichas expresiones, pues algunas de sus piezas, por ejemplo, son hechas directamente en la pared, como si fueran un dibujo en línea. La escala, la línea y la simplificación de las formas, sin ser estas realistas, son algunas de las técnicas que ha adoptado en sus obras.
La cuestión humana y el futuro incierto son temáticas que atraviesan su arte, así como la relación de los seres humanos con la naturaleza y el medio ambiente. “Me parece que estamos en un momento crítico. Siempre he pensado que hacer un comentario acerca de cómo vemos el medio ambiente, así como del cataclismo que se avecina, es importante. Además, es una discusión en la que el arte nos puede aportar una perspectiva sobre lo que está pasando”, afirma Cárdenas Meira. Justamente, esta temática se evidencia en Despertar de los demonios, su más reciente exposición.
“Me interesaba hacer una imagen relacionada con la pandemia, con lo que estamos viviendo. Así, en la primera parte, hay una serie de dibujos e imágenes que hablan un poco de este momento. Después, analizo un grabado antiguo en el que otra civilización vivió algo similar a lo que estamos viviendo nosotros. En la última parte del mural hablo de lo que podría pasar y planteo un paisaje futuro. Todo con una visión muy poética”. Esto, bajo la convicción de que el arte pragmático, aquel que le da respuestas al público, no deja un espacio para la imaginación ni para el diálogo con la obra.
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El mural está pensado para ser apreciado digitalmente, pues la imagen virtual, a su parecer, es el futuro del intercambio artístico. Además, los espectadores podrán ver el proceso de creación de la obra, teniendo en cuenta que Cárdenas Meira busca que el público se entretenga viendo cómo él hizo el mural. “No hay como ver a alguien fabricando la obra, por eso quise que esto fuera también parte de la experiencia del público”. Además, se crearon videos pequeños para que semanalmente los interesados vean algo diferente de la pieza. Esto se suma a la idea que tiene la galería La Balsa Arte de ofrecer un recorrido virtual por sus espacios. Vale aclarar que todo esto está en proceso de creación.
Siendo un dibujo espontáneo y sencillo, Despertar de los demonios está marcado por la obra de Alberto Durero, artista renacentista. “Tomé como punto de partida la obra El caballero, el Diablo y la Muerte, una visión sobre la peste que azotó a Europa en la Edad Media. Mi versión del grabado de Durero se entiende como un testamento de la perseverancia frente a la adversidad y la inevitabilidad de las cosas. El mural comienza con la destrucción de un árbol milenario —el medio ambiente— que desencadena una peste y el colapso de una civilización. Del caos surge una resistencia, el triunfo de la ciencia y la persistencia del contraataque. En la pared opuesta se ve una escena futurista donde unos animales totémicos habitan un paisaje que se renueva. Una madre Tierra vuelve a parir mientras que las nuevas generaciones atraviesan el umbral del futuro...”. Así se lee la descripción que el artista hace del proceso creativo de su obra, en el boletín de prensa de la galería.
Cárdenas Meira cuenta que de Durero admira su obra gráfica. Los grabados, como una forma de reunir información en su época, es un aspecto que admira de él. A su parecer, El caballero, el Diablo y la Muerte es una imagen congelada en el tiempo que hoy resulta relevante y acertada. La incertidumbre en ella lo cautivó y su ejercicio artístico, en Despertar de los demonios, consistió en revivir y repensar esa imagen del pasado. El arte gráfico, como la línea del blanco y negro, y la simplificación de los elementos son técnicas que comparte con el artista alemán. Si bien Durero elaboró su grabado con una visión más realista, según las observaciones del entorno, Cárdenas Meira optó por hacer algo opuesto. Su apuesta fue abstraer el entorno para entrar en el mundo de la fantasía y la invención.
Con el Despertar de los demonios, Cárdenas Meira quiso mostrar una pieza que no se puede vender. “Uno no va a la galería simplemente para ver un objeto que tiene valor comercial. En este caso me interesa resaltar el aspecto cultural del espacio. Mi idea es que la galería funcione como un espacio cultural para que en Bogotá, y en Colombia en general, estos lugares no funcionen siempre con ánimos de lucro, sino también con el ánimo de suplir la necesidad de que exista un intercambio cultural”.
