El 19 de mayo de 2025 publicamos en este diario la primera noticia sobre “Un poeta”, la película del director colombiano Simón Mesa Soto que acababa de aterrizar en el Festival de Cannes. Proyectar esta cinta en uno de los eventos cinematográficos más importantes del mundo ya era una hazaña por sí sola —razón, además, por la que no resistimos la tentación de acompañar la noticia con el rótulo “orgullo colombiano”—, pero ese fue solo el comienzo de un camino que superó las expectativas de todos, incluido el director. “Nos ha costado dimensionar el alcance que ha tenido ‘Un poeta’ con las audiencias en Colombia y el mundo. Sabemos que es el resultado de mucho trabajo y amor por el cine, pero no nos deja de sorprender”, afirmó Mesa en entrevista para El Espectador.
Por eso ahora, ad portas de terminar este 2025, decidimos rendirle un homenaje al hombre que llevó al cine colombiano de paseo por el mundo y que el próximo año representará al país en los Premios Óscar y Goya. Sin embargo, lo curioso es que este y otros tantos reconocimientos que ha recibido Mesa Soto son producto de la creación de una película basada en la idea de que sus días de gloria habían quedado atrás.
Antes de “Un poeta”, el director ya había estrenado otros exitosos proyectos audiovisuales, entre los que se destacó “Leidi”, un cortometraje que se llevó la Palma de Oro en el Festival de Cannes de 2014 y el Hugo de Oro en el Festival Internacional de Cine de Chicago, el año siguiente. Además, esa historia lo hizo merecedor de la Beca de Creación de la Cinemateca de Bogotá y lo puso como una de las jóvenes promesas del cine colombiano. En los años siguientes continuó esa racha con “Madre”, otro cortometraje que hizo parte de la Selección Oficial del Festival de Cannes (2016), y “Amparo”, su primer largometraje, que se llevó siete estatuillas en los Premios Macondo 2022.
En otras palabras, Mesa Soto ya había probado las mieles del éxito internacional, pero después de ese estreno llegó una época turbulenta para su vida en la que incluso se cuestionó si quería seguir haciendo cine. Curiosamente, imaginarse como un fracasado que solo pensaba en que hacer películas como una afición de la juventud echó a andar la idea que lo puso de nuevo en boca de todo el mundo. “Encontré con este poeta la forma de retratarme a través de la frustración”, expresó en otra entrevista para este diario en agosto pasado. En su poeta proyectó la vida de un artista a quien se le había prometido el éxito por derecho divino, pero que, con el pasar de los años, se había dado cuenta de que eso que creyó que tenía asegurado no era más que una ilusión.
Así nació Óscar Restrepo, ese hombre viejo que en su juventud cultivó una profunda pasión por las letras, pero a quien la madurez lo había dejado atrapado en sus días de gloria, convertido no en un gran artista, sino en un alcohólico incapaz de responder por su hija. Así nació también Yurlady, una joven con un sueño sencillo: convertirse en manicurista de su barrio, hasta que Restrepo la quiso arrastrar hacia el futuro que no se había materializado nunca para él, pero que en ella tal vez encontraría su cauce. Estos dos, interpretados por Ubeimar Ríos y Rebeca Andrade, protagonizan esta tragicomedia, que, a pesar de su desarrollo local, terminó siendo una historia que movió a públicos de todo el mundo, porque apeló tal vez a una de las experiencias más universales que hay: la idea de que la vida no necesariamente camina hacia donde queremos.
Según relató Mesa, el proceso con “Un poeta” fue inusual por el corto tiempo que tuvieron para dejar todo listo. “Este año fue un poco loco porque nosotros filmamos la película entre enero y febrero, editamos en marzo y abril y en mayo ya estábamos en Cannes en el estreno mundial. Fue un proceso bastante rápido, lo que es muy poco habitual con las películas”, explicó. En menos de cinco meses pasó de tener retazos de escenas de un poeta borracho y obsesionado con José Asunción Silva a crear la cinta ganadora del Premio del Jurado de la franja Un certaine regard (Una cierta mirada) del Festival de Cannes. Y, desde entonces, su película se ha llevado aplausos en San Sebastián, Lima, Melbourne, India y tantos otros lugares más.
Pero, a pesar de que admitió que era un privilegio haber podido llegar adonde llegó con su película, para él la meta nunca estuvo en los premios. “Los momentos donde yo he sentido que he triunfado, no necesariamente se han traducido en mayor tranquilidad o felicidad. Solo es parte del proceso”, afirmó. Restrepo persigue desesperadamente su sueño de ser poeta porque siente que solo es cuestión de tiempo para que todos se den cuenta de su ingenio. La fama de los grandes escritores es una deuda pendiente que el mundo tiene con él. Mientras que, para Mesa Soto, el solo hecho de haber seguido este camino, con o sin reconocimiento, es suficiente. “Una parte de lo que habla ‘Un poeta’ es asimilar las cosas con tranquilidad, disfrutar lo pequeño y lo básico de la vida, porque eso se mantiene sin importar el éxito que uno pueda tener”, opinó.
Aún queda tiempo suficiente para ver hasta dónde llega la historia de este poeta paisa, pero sea lo que sea que pase de aquí en adelante, Mesa Soto afirmó que desde ya tiene un objetivo claro para el cierre de este año que fue tan significativo para su vida. “Espero volver a mi casa y vivir tranquilo ahí escribiendo y haciendo películas, que es lo que a mí me interesa”, concluyó.
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